Políticas

18/8/2022

Council of the Americas: Massa, Larreta y los gobernadores se inclinan ante el embajador yanqui

Marc Stanley le bajó línea a todo el arco político patronal, y pidió una coalición para el ajuste.

El embajador argentino Argüello con el estadounidense Stanley.

Mucho dejó que hablar la 19° edición del Council of the Americas, organizado por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) y la organización empresarial estadounidense American Society. En el evento, que congrega a los principales empresarios del país y empresas norteamericanas, el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley, le bajó línea a todo el arco político criollo, de Massa a Larreta, y pidió una coalición para viabilizar el ajuste del FMI.

En concreto, Stanley retrucó la intervención del jefe de gobierno porteño acerca de que “el próximo gobierno de la Argentina tiene que ser una verdadera coalición”, candidateándose como recambio político en base a un acuerdo de Juntos por el Cambio con un sector del peronismo. El enviado de Washington le contestó a Larreta en forma directa: “hagan una coalición ahora y no esperen la elección 2023”. Marcó la cancha así en función de alinear a oficialistas y opositores en torno al intento de Massa de cumplir con las metas de ajuste fiscal que exige el acuerdo con el Fondo. Una “intromisión bochornosa en los asuntos del país”, como denunció Gabriel Solano, que sirve de postal para ver a todo un régimen político postrado ante los dictados del imperialismo yanqui.

En el cierre del cónclave, Massa recogió el guante para reclamar un consenso que tenga como eje el Congreso, tal vez con la mira puesta en las próxima presentación del Presupuesto 2023, que se comprometió a diseñar a medida del programa fondomonetarista. Un anticipo de esta pretendida “coalición” lo tenemos en el avance parlamentario del Consenso Fiscal, aprobado por unanimidad en el Senado, para dar luz verde a los impuestazos en las provincias y al revalúo inmobiliario. Otros puntos fueron dictados por los capitalistas presentes, como el presidente de la CAC que pidió recortar los planes sociales y judicializar a todos los que corten calles, y reclamó una devaluación. Es el tenor de los debates en el Council.

El ministro de Economía también insistió en una agenda de beneficios a las multinacionales y pedidos a organismos de crédito, con el objetivo desesperado de promover el ingreso de dólares al país vía inversiones extranjeras y nueva deuda externa, cuando las reservas del Banco Central se encuentran en rojo y es evidente que sigue empantanada toda la improvisada “hoja de ruta” para captar divisas.

Uno de los anuncios fue mayor flexibilidad cambiaria para el rubro de la construcción. Es una concesión similar a la que brindó al sector energético, principal interés de Massa y de su círculo de hombres de negocios más cercanos, donde como anzuelo para aminorar la huelga de inversiones viene de reglamentar el decreto de Guzmán que permite a las petroleras un acceso preferencial a los dólares de sus importaciones para poder girarlos al exterior. Es la continuidad de la entrega de Vaca Muerta que comenzó con el acuerdo colonial y secreto con la estadounidense Chevron en 2013. Sin embargo las compañías, locales y extranjeras, presionan por mayores garantías, como la eliminación lisa y llana del cepo cambiario o una devaluación que abarate más los costos.

Así las cosas la gira que Massa tiene planeada por Estados Unidos, que incluye una parada en Houston para reunirse con las grandes petroleras yanquis (Exxon y Chevron), no promete mejores resultados que los (nulos) de Guzmán meses atrás. Allí también buscaría juntarse con los directivos de Livent, la minera norteamericana que explota el Salar el Hombre Muerto en Catamarca y fue denunciada por declarar precios de exportación por debajo del 20% de su valor real y de los registrados en la provincia de Jujuy. Es decir que mientras el ministro cacarea amenazando con denunciar en los tribunales estadounidenses a las empresas que sobrefacturen importaciones… se reúne con una de las grandes firmas de ese país que subfactura exportaciones como mecanismo de evasión fiscal y fuga de divisas.

Esto revela que las condiciones que exige el gran capital implican profundizar un régimen de saqueo, que incluso exceden lo que el gobierno puede ofrecer. Massa ni siquiera logra convencer al capital agrario de liquidar la cosecha que tiene retenida.

Lo mismo vale para sus promesas de destrabar créditos internacionales para engrosar las arcas del Central. Los 800 millones de dólares pendientes del BID siguen en la gatera, a pesar de que el ministro hace gala de sus vínculos con el titular del organismo Mauricio Claver-Carone (hombre de Trump). En igual situación están otros desembolsos prometidos por la CAF y el Banco Mundial. Estos refuerzan los condicionamientos para que se respete el acuerdo con el Fondo y para un mayor alineamiento con los intereses de Washington. Digamos además que la Auditoría General de la Nación advirtió recientemente una subejecución generalizada de los créditos otorgados por estos organismos multilaterales (en algunos casos del 90%), muestra que estos dólares lejos de destinarse a inversión productiva se van en la fuga de capitales y en el pago de la deuda externa.

La subordinación al imperialismo yanqui, vendida por el gobierno y la oposición patronal como una “apuesta de desarrollo”, se revela por el contrario como una profundización de un régimen de saqueo y coloniaje que pesa sobre la Argentina. Finalmente, el capital imperialista es el gran apropiador de la renta nacional, a costa de las penurias del pueblo trabajador.