Políticas

20/8/2025

Crisis en el Indec por la manipulación oficial de la inflación

Renuncias en el instituto ante la negativa de Milei a “sincerar” el impacto de los precios.

Indec.

El gobierno atraviesa nuevas turbulencias, con la renuncia de dos altos funcionarios del Indec y la mira puesta en la metodología con la que el instituto pondera los diversos componentes del cálculo que integra el Índice de Precios de Consumo (IPC). Si bien el Indec ya tiene preparada la nueva metodología, Milei viene bajando linea para que la misma no se emplee, encubriendo la realidad de una inflación que se siente en los bolsillos con usos electorales.

La crisis fue disparada recientemente por la renuncia de Guillermo Manzano, director de Estadísticas de Condiciones de Vida, y Georgina Giglio, directora del Índice de Precios de Consumo (IPC), responsables de áreas sensibles que determinan la estadística referente a la pobreza y la inflación.

El fondo de la cuestión es la demora en la aplicación de la metodología actualizad apara la determinación de la pobreza, inflación y salarios, un reclamo incluso formulado por el FMI en vistas a garantizar la transparencia y la “seguridad jurídica” para los capitalistas, pero que impacta con más fuerza contra los trabajadores, con negociaciones salariales que siquiera alcanzan la inflación subestimada por la actual medición.

A modo ilustrativo, mientras el IPC interanual dio en julio 36,6%, el ítem "alquiler de vivienda y gastos conexos" casi lo triplicó en el Gran Buenos Aires (96,2%) y llega hasta el 200% en la Patagonia. El encarecimiento del gasto en transporte público, también subestimado en la fórmula actual, fue para el AMBA del 65,4%.

La metodología actual data del 2004 y, como denunciaron los trabajadores de la Junta Interna del Indec, “la canasta y sus ponderaciones son anticuadas. El índice se calcula en base a una canasta que tiene más de 20 años y no refleja los patrones actuales de consumo”. Principalmente existe una subestimación de los servicios (internet, telefonía celular y otros), actualmente con fuertes subas, y una sobrerrepresentación de los gastos en alimentos.

El gobierno de Javier Milei, como lo hizo en el pasado el kirchnerismo, manipula a su antojo y conveniencia el funcionamiento de un organismo de carácter técnico, para encubrir que su única bandera para las próximas elecciones (el control de la inflación) es un fiasco total.

Cabe agregar que esta crisis estalla cuando los datos de la inflación al por mayor (Ipim) dan cuenta de un recalentamiento de los precios con un aumento de 2,8% en julio, como resultado de un incremento de 2,6% en los “Productos nacionales” y de 5,7% en los “Productos importados”.

Desde el Ejecutivo nacional se vienen valiendo de este cálculo “defectuoso” de la inflación para imponer un techo a las paritarias del orden del 1%, que incluso es menor al promedio del IPC de los últimos meses, que supera el 2% y que representa, igualmente, una imagen deformada de la realidad.

Esto vendría a demostrar que la caída salarial y el deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores es peor del que se mide, confirmando la percepción de la población de que la plata cada vez alcanza para menos.

Esta realidad no escapa al conocimiento de una burocracia sindical que viene colaborando con el ajuste del gobierno, a sabiendas de que el impacto contra los trabajadores es mayor al informado por las fuentes oficiales. Una política criminal por parte de una dirección sindical que no ha levantado ningún programa ni plan de acción ante esta ofensiva generalizada contra los trabajadores.

El Indec debe ser independiente de los gobiernos de turno, para una mayor transparencia, como lo reclaman sus trabajadores y la Junta Interna del Indec, para implementar las actualizaciones correspondientes y dar cuenta de la realidad que padecen millones de trabajadores.

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