Políticas

13/12/2021

Crisis y pactos entre el Frente de Todos y Juntos en la provincia de Buenos Aires

En vísperas del tratamiento del Presupuesto 2022.

Finalmente Máximo Kirchner asumirá como presidente del PJ bonaerense después de las presentaciones legales que hiciera el intendente de Esteban Echeverría y expresidente del justicialismo de la provincia de Buenos Aires, Fernando Gray. El tortuoso proceso no solo trabó la asunción formal hasta después de las elecciones sino que también patea para marzo del 2022 la elección interna del peronismo y consejeros; una nueva embestida de los “barones” contra la autoridad del jefe de La Cámpora. Las pretensiones del kirchnerismo de reciclarse al frente del aparato del PJ se pinchan al compás de los fracasos electorales y la crisis política.

Sigue el desgajamiento en el Frente de Todos

Según algunos medios, figuras de peso como Omar Plaini, enrolado en el moyanismo, habría dado su apoyo por abajo a Gray para continuar con la campaña de desgaste y contención de Máximo Kirchner abriendo otro round en la pelea y dominio efectivo del PJ provincial. Gray se revalorizó como eje de reagrupamiento de los intendentes pejotistas y quiere facturar ahora en la elección interna del justicialismo bonaerense. Un intento por licuar la presidencia de Máximo Kirchner y vaciarla. Los condicionamientos al kirchnerismo -que ha buscado un aliado en Sergio Massa- corren parejo con la ofensiva de la “liga de intendentes” (que pretende encabezar Martín Insaurralde) para copar el gabinete del Frente de Todos.

La “remontada”, que dejó igualmente perdidoso al gobierno ante Juntos, ha quedado en el haber de los pesos pesados del justicialismo, para quienes la presidencia del PJ a cargo de Máximo Kirchner es “extemporánea”. Los dardos contra el hijo de la vicepresidenta coinciden también con las declaraciones de Sergio Berni quien confesó estar alejado de Cristina Kirchner, y que ya había tenido un violento altercado con Máximo por haber impedido la presentación de listas internas en las primarias, en particular la suya, en la segunda sección electoral. Berni cumplió con el ritual de lealtad a Kicillof como hasta hace poco lo hacía con su ahora exjefa política, CFK, pero está claro que vuelve a barajar la oportunidad y el momento para migrar del Frente de Todos en coincidencia con la polvareda que levanta la arremetida del pejotismo contra Máximo. Las posibilidades políticas del ministro de “Seguridad” están limitadas por la derrota electoral y su alineamiento con el gobernador. Este lunes, Kicillof presidirá el acto de homenaje al bicentenario de la Bonaerense prometiendo duplicar los cargos policiales: todo un blanqueo a Berni y a la maldita policía del gatillo fácil, los desalojos y la represión.

La alianza de ocasión entre Máximo y Massa tendrá que pasar por la prueba de fuerza y crisis del acuerdo con el FMI que tiene en el primero a un encubridor de los pagos seriales de deuda y en el segundo a un lobista de los intereses norteamericanos. En lo inmediato, el Frente de Todos en su conjunto está negociando el acuerdo con Juntos para la aprobación en común del Presupuesto provincial de ajuste 2022, que incluye las exigencias de la oposición derechista de puestos claves y vacantes en la administración del Estado bonaerense y de mayores fondos a las intendencias. Como señalamos en Prensa Obrera, Kicillof daría marcha atrás con su negativa a incluir los fondos municipales para infraestructura (FIM) en la “ley de leyes” aunque los números ofrecidos, unos 14.000 millones de pesos, son la mitad de lo que exigen los intendentes cambiemitas. Donde sí hay acuerdo es en sostener el “canje” de deuda externa con más endeudamiento, impuestazos y ajuste a los salarios estatales y docentes que permanecen en su enorme mayoría por debajo de la canasta básica de pobreza.

Coletazos de la crisis política a ambos lados de la “grieta”

La crisis en las filas de los “nacionales y populares”, con un Martín Insaurralde que opera desde la jefatura de Gabinete para negociar con la Casa Rosada y el PJ bonaerense su candidatura a gobernador, llevaron a Axel Kicillof a lanzar su “programa de reconstrucción de la provincia”, paradójicamente en donde gobierna desde el 2019. Los “10 puntos de Kicillof” son el taparrabos del presupuesto provincial de ajuste y un guiño al capital en materia de subsidios, reducción de aportes patronales y precarización laboral de la juventud. Entre los girones del “kicillofismo” quedó afuera del gabinete la directora general de Escuelas Agustina Vila y posiblemente en breve se vaya la ministra de Trabajo Mara Malec cuando finalice la ronda “paritaria”. Si Kicillof, quien tuvo que aceptar en setiembre pasado el relevo de su mano derecha, Carlos Bianco, a manos de Insaurralde, pierde al jefe de la Bonaerense, Sergio Berni, quedará reducido al sostén cómplice de las burocracias sindicales de las dos CTAs.

En “Juntos”, el resultado de la elección menor a lo que esperaba la oposición derechista después de las Paso avivó la disputa interna en el Pro y con la UCR. Durante semanas se fue demorando la definición de la presidencia del bloque de senadores del Pro en la Legislatura, que terminó con una fórmula de rotación para que no se consumara la ruptura. El sector larretista que ganó la interna cederá el primer tramo de la rotación al alineado con Jorge Macri.Juntos está atado con alambre y verá nuevas crisis políticas, también por las tensiones que abre una eventual negociación con Espert, cuyos legisladores provinciales votaron las autoridades de la “casta” en la Legislatura.

Cuando aún no está definida la modificación de la ley que inhabilita la reelección indefinida de los intendentes -y que los jefes comunales saltan asumiendo otros cargos mientras dejan a sus delfines en los municipios-, el homenajeado Esteban Bullrich hizo explotar otra bomba con el proyecto de ley para dividir la provincia de Buenos Aires en otras cinco provincias y con una división del conurbano que segmenta a La Matanza. Este proyecto responde a las roscas políticas pero también a los fondos y recursos de los que pretenden apropiarse los “nuevos gobernadores” de prosperar este tipo de divisiones. La “autonomía” y el “federalismo” están sometidos a los intereses capitalistas y regionales. El lanzamiento del proyecto Bullrich abreva en estos intereses de los explotadores.

 La crisis social y la pauperización popular

Kicillof bate el aumento de la recaudación fiscal en la provincia de Buenos Aires para negar el ajuste y destacar la “recuperación económica” que permitiría pagar el canje de deuda externa “sin el hambre del pueblo”. Más allá de que la recaudación está precisamente caucionada por el pago de una hipoteca que el peronismo reconoció integralmente como deuda de Estado a pesar de ser usurera y fraudulenta y que los propios 10 puntos de Kicillof hacen hincapié en los subsidios a los capitalistas, también el aumento de la recaudación tiene mucho de dibujo en la medida que representa un 60% por encima de lo recaudado en noviembre del 2020 teniendo en cuenta que el año pasado fue recesivo. Cuanto mucho en diciembre la recaudación 2021 habrá empatado con la inflación interanual en un cuadro de devaluación que encarece los servicios de deuda y licúa los salarios del Estado. El aumento de la recaudación recae también en los pagos de los monotributistas que son en su gran mayoría precarizados por el gobierno provincial.

La prueba de este desfalco popular es el caballito de batalla de Roberto Baradel con que el secretario general del Suteba justifica el acuerdo de miseria salarial con el gobierno. Baradel repite como loro que “le ganamos a la inflación” sin decir que la amplia mayoría de la franja docente cobra salarios por debajo de la canasta básica, ni tampoco que los salarios básicos docentes son de indigencia. Es el mismo esquema que Kicillof siguió con los estatales con la complicidad de la burocracia de ATE. La próxima batalla política de envergadura para el Frente de Izquierda Unidad y para el Partido Obrero será el rechazo al Presupuesto Provincial 2022 y la movilización por todas las reivindicaciones pendientes y a conquistar en el marco de un programa económico y de reorganización social sobre nuevas bases sociales bajo la dirección de los trabajadores.

Este presupuesto de ajuste está auditado por el FMI y los bonistas buitres para asegurarse el ajuste fiscal. Su tratamiento estará también condicionado por la crisis del pacto con el Fondo a nivel nacional, y por las exigencias del FMI de un ajuste mayor volviendo a patear para adelante este “acuerdo” de piratas. La movilización contra el Presupuesto provincial de ajuste será la oportunidad para levantar todos los reclamos populares en oposición al ajuste de Kicillof y al “cogobierno parlamentario” del Frente de Todos con la derecha que tiñó los dos años de gobierno del peronismo en la provincia de Buenos Aires. El reclamo paritario y salarial, la lucha contra los despidos y suspensiones, la defensa de un plan de viviendas y urbanización para cubrir el déficit de 1.500.000 unidades en el territorio bonaerense, las obras en las escuelas y las garantías para la vacunación del 100% de la población con las dos dosis, confronta las necesidades populares y de reorganización de la provincia con el ajuste capitalista y su representación política que es el pacto en la Legislatura para hacer pasar un nuevo endeudamiento en dólares y pesos.

No al pago de la deuda externa a los bonistas buitres. Por una campaña de pronunciamientos en sindicatos, juntas internas, cuerpos de delegados, organizaciones estudiantiles, de desocupados y populares a favor de una gran manifestación contra el Presupuesto de Kicillof y los bonistas. Después de la enorme y multitudinaria Plaza de la Izquierda, ganemos la calle en la provincia de Buenos Aires por el rechazo al presupuesto provincial 2022.

 

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