Políticas

20/4/2023

Editorial

Devaluadores devaluados

Todos están tras la suba del dólar y, por ende, con el hambre del pueblo. Que se vayan. 

La devaluación del peso es un ataque a la clase obrera.

Cuatrocientos veintiuno. De los números que azotan día a día al gobierno nacional del Frente de Todos y sus fracasos, este es el que prendió las alarmas de la semana. La devaluación del peso -que el gobierno se esfuerza en negar- es un rasgo fundamental de ataque a la clase obrera a presente y futuro, con una inflación del 21,7% en el primer trimestre que sube al 28,22% en el rubro alimentos. El gobierno no puede hacer frente a la caída de reservas, lo que conduce a un retroceso de la actividad industrial, en tanto se paralizan las importaciones, acentuando el cuadro recesivo.

La presión devaluatoria hunde raíces en la política oficial. El gobierno no logró ninguna estabilidad con el acuerdo con el FMI, y no puede ir a medidas más fuertes (devaluación en regla, fijación de precios y salarios) porque no tiene las condiciones políticas para imponerlo, con falta de autoridad frente a la población, fracturas internas, etc.

Alberto Fernández hace esfuerzos desorbitantes (y, valga la aclaración, escasamente escuchados) para atribuir las razones de una situación económica implacable a razones internacionales, como la guerra en Ucrania, o climáticas, como la sequía. Nadie duda que Argentina es parte de un mundo en crisis, pero no puede explicar el gobierno como tuvo -como indica un informe de Cifra-CTA- 45.500 millones de dólares de superávit comercial desde diciembre de 2019 hasta el mes pasado (La Política Online, 15/4), que se esfumaron sin ninguna explicación.

Desde la Rosada llevaron adelante acciones devaluatorias concretas. Hace dos semanas lanzó el dólar agro a $300, lo que implica un aumento de los precios de los alimentos, además de una emisión de más de un billón de pesos para sostener la diferencia entre el tipo de cambio al que el Central compra dólares a los exportadores y al que los vende. Con respecto al dólar oficial, el gobierno impulsó una política “gradual” pero sostenida: 70% de aumento en 2022, y lleva casi 22% en lo que va del 2023.

La situación lleva al peronismo a “fracasos gemelos”: económico y político. Al cuadro de derrumbe le corresponden la renuncia del asesor Antonio Aracre, rumores de desvinculación de Massa (esto también fue visto como causa de la crisis semanal) y la imposibilidad de tener siquiera un candidato. Muchos parecen alinearse con Scioli, con encuestas que lo dejan por fuera de la contienda final, y un “operativo clamor” que no despertó interés en que la vicepresidenta del gobierno de Alberto Fernández vuelva al ring a solucionar un ajuste llevado adelante por su gestión elegida a dedo.

Devaluadores son todos

En el Foro Llao Llao de Bariloche se da el viaje de egresados de la burguesía, con grupos como IRSA, Alvear, JP Morgan y tantos otros. El “círculo rojo” escucha lo que tienen para decir algunos de los principales candidatos a la presidencia. Al cierre de esta nota no había participado nadie del Frente de Todos, lo que es todo un dato en sí mismo, ya que no suele rechazar estos convites.

Los candidatos de la derecha (Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza) mostraron una continuidad en el camino devaluacionista. Patricia Bullrich habló de levantar el cepo cambiario el primer día de su presidencia, lo que generaría un inmediato aumento de la divisa. Se encargó de dejar en claro que lo haría imponiendo el “orden”, con las fuerzas represivas en la calle. Larreta lo matizó: dijo que avanzaría por ese camino y hacia un “dólar único” pero con un poco más de tiempo. Los dos candidatos macristas se jactaron de un “plan de estabilización” (algo que es y será contra la clase obrera) y el recorte del déficit fiscal. A buen entendedor, pocas palabras: los dos presentaron el mismo programa de vender un ordenamiento económico con devaluación y partir desde allí un nuevo ciclo, aunque discuten cómo llevarlo adelante para sobrepasar una rebelión popular contra su potencial gobierno. El punto de su grieta es la devaluación del frente, que ya fracasó con Macri en la Rosada.

Javier Milei presentó, por su parte, su plan de dolarización. El candidato se aprovecha de la crisis inflacionaria y económica del país, generada por los que gobernaron las últimas décadas, para hacer demagogia con posibles ganancias en dólares. Pero en un país cuyas reservas netas en divisas no superan los USD 2.900 millones esto implicaría una suba exponencial del dólar, que algunos analistas colocaron entre $2.000 y hasta $10.000, cuando el propio anuncio de la dolarización termine de desatar una corrida contra el peso. Su plan sería un ataque al salario, que serían de entre 30 y 100 dólares, que se combinaría con un desfalco de los plazos fijos, que se reestructuraría de la misma manera y devolverían el monto con un dólar hiperdevaluado. El candidato habló de un ingreso de divisas a partir de endeudamiento sin explicar cómo llevaría adelante tal mecanismo, aunque, a juzgar por sus dichos, la amenaza de un avance privatizador (salud, educación) está más que latente.

El planteo del candidato ultraderechista genera rispideces en los anfitriones del Llao Llao. Algunos trascendidos periodísticos (el foro es a puertas cerradas) plantearon este diálogo entre el orador y uno de los oyentes.

-¿A cuánto se iría el dólar?

-No lo se exactamente.

-A $7.000.

La iniciativa de Milei puede chocar con todo un sector de la burguesía nacional. Defiende la dolarización porque es un agente de los fondos de inversión y el capital financiero. La casta usurera.

“Vos hablás con un trotskista…”

El cuadro de desmadre social y de ajuste requiere que el peronismo despliegue un elemento de contención “por izquierda”. Es por eso que Juan Grabois grabó un video, básicamente, contra el FIT-U, en donde habla de este espacio como imposibilitado de accionar, frente a su figura que sería la que da “propuestas concretas”. Grabois debería explicar, antes de pegarle a los luchadores, por qué esas propuestas no se llevaron adelante con el gobierno que él apoyó y de cuyo espacio político jamás rompió.

El dirigente de Patria Grande viene de reprocharle a Milei que quiere ir a una interna con Bullrich. La crítica es correcta, en tanto no hay alguien más propulsora de la casta que ésta última; pero, orientado hacia el Frente de Todos, ¿no vale lo mismo para él, que no rompe con el gobierno nacional de Alberto Fernández y limita su crítica a unas Paso con los que arreglaron con los acreedores y el FMI, bajan el gasto público, recortan el Potenciar Trabajo, suben las tarifas, promueven naftazos, llevaron al país a casi el 45% de pobreza con una inflación del 7% mensual?

Si vos hablás con un dirigente trotskista, Juan, lo vas a encontrar en la calle luchando, no salvandole las papas a los devaluadores devaluados de la Rosada.

Que se vayan

La gira de presentaciones del libro “Por qué fracasó la democracia” de Gabriel Solano busca extender a todos los lugares el debate sobre cómo estos 40 años mostraron el profundo deterioro social de la Argentina a manos de los partidos de la burguesía, en un marco de descomposición capitalista. Pensar ese balance en este contexto es fundamental: no hay devaluador que sea solución para otro devaluador.

Esta posición está lejos de ser simplemente un planteo teórico: es algo que necesariamente debe enraizarse en la lucha de clases, con la Unidad Piquetera que realizó una marcha de antorchas y acampe frente al ajuste, o luchas de la clase obrera ocupada como la que llevan adelante el gremio de prensa y los trabajadores de Clarín, contra los despidos. Darle una fisonomía política a esa potencia de los trabajadores en su conjunto es una tarea que va a la par de impulsar todas y cada una de estas luchas.

Por eso convocamos al acto del 1° de Mayo, con el Frente de Izquierda – Unidad, en el centro del poder político, “por la derrota del ajuste y el pacto del gobierno con el FMI, apoyado por todos los partidos patronales”. Desde el Partido Obrero, insistiremos en el planteo de un congreso del FIT-U, para construir un polo de atracción que constituya una alternativa de fondo contra el régimen, sin concesiones.

Frente a un cuadro de descontento con el gobierno en curso y la preocupación genuina por  el avance derechista permitido por el fracaso de un régimen, urge avanzar en esta orientación. Para que se vayan todos los devaluadores devaluados.