Políticas

1/12/2021|1633

Editorial

Dos campos políticos: a favor o en contra del pacto con el FMI

Todos el 11 de diciembre a la Plaza contra el pacto entreguista

Daniel Peluffo

El país entero está atravesado por la cuestión del nuevo crédito colonial del FMI que busca pactar el gobierno con el concurso de todos los partidos y políticos capitalistas. Para las masas laboriosas, los padecimientos se agravan cada día, en particular para millones y millones de trabajadoras y trabajadores con y sin trabajo, pero por debajo de la línea de pobreza que se ha devorado a la mitad del país.

Pero la burguesía, sus instituciones, su Tesoro, su Banco Central, el gobierno nacional en su conjunto, llegan con la lengua afuera. Dicho de otro modo, en la cornisa de otra explosión para agregar al prontuario de nuestra clase dominante. Los bonos del “canje exitoso” de Guzmán cotizan a precio basura y la sobretasa argentina alcanza al 25% en dólares según qué título, tasa de un país en recontra default. De aquí a marzo vencen u$s 8.700 millones entre cuotas del Fondo, del Club de París y de los bonistas privados, mientras las reservas líquidas están en rojo, con el Banco Central reventando dólares de los ahorristas, lo que ha disparado un retiro de depósitos. En unos días el resto de los DEG del FMI se usarán para la cuota del propio Fondo. El pasivo del central sin embargo es mucho mayor porque las Leliqs implican una deuda de otros u$s 12.000 millones.

Van debilitados al acuerdo con el Fondo, no fortalecidos para “no pagar la deuda con el hambre del pueblo”. Es cierto que no firmaron “en cinco minutos” como prometió Macri. Pero los nacionales y populares se han patinado los u$s 14.000 millones de superávit comercial de un año excepcional de exportaciones. Al mejor estilo Macri. Con la excusa de “contener” los dólares alternativos financiaron bonita fuga de capitales. Al mismo tiempo el endeudamiento en pesos y en dólares trepó otros u$s 35.000 millones desde que asumieron.

Estamos en situación de virtual default y aún los archirrivales chinos de los EE.UU. exigen cerrar el acuerdo con el Fondo, hasta para saludar. El potencial devaluatorio es enorme y por lo tanto se trata de una carta fundamental en manos de los acreedores como una de las armas del ajuste. Los economistas más moderados ya estiman una inflación del 60/70% en 2022, esto si no estallan los mercados. Lo cual da una pauta del nivel de ajuste que implica un Presupuesto 2022 que marca 33% para el gasto, por eso pierden la educación, los jubilados -privados hasta de los juicios ganados que cobrarán a cuentagotas- y por eso ya se discute sólo la característica y el momento exacto de un tarifazo de grandes dimensiones, combustibles incluidos. En eso consiste el “plan plurianual”, o así empezará. Su condición de “pluri”, en todo caso marca la misma perspectiva para una década en la que la deuda es igualmente impagable. Ahí radica la profundidad de la crisis.

No se trata solo de un monumental ajuste fiscal como el que ya tuvimos en 2021 mediante la caída de las jubilaciones, los salarios reales estatales, las obras públicas y el (no) gasto Covid en medio de la segunda ola. Se trata de eso y de un ajuste contra el conjunto de las condiciones de vida, transfiriendo recursos no solo al Estado, sino también al capital.

¿Esto hace de los partidos capitalistas un bloque homogéneo? En absoluto. Por ejemplo, Techint quiere seguir con los jugosos subsidios a su fracking en Vaca Muerta, lo que ha empantanado la mentada ley de hidrocarburos. Lo mismo ha pasado con la ley de Agroindustria, resistida por el capital agrario que quiere caída inmediata de retenciones.

Todos son partidarios del pacto, a excepción del Frente de Izquierda y las organizaciones de lucha independientes del gobierno. Pero correrá mucha agua bajo el puente aún. La propia carta de Cristina se las trae. Como dice Capitanich, es “un pacto democrático hasta el 2023” porque fija pagar y cerrar con el Fondo como sea y convoca a la oposición a la tarea. Pero al mismo tiempo se lava discretamente las manos al marcar que “la lapicera es del Presidente”. Los opositores por su parte quieren saber no sólo el detalle del “plan plurianual”, sino si ese plan llegará con el acuerdo del Fondo para votarlo.

Los más serviles son los burócratas sindicales y piqueteros oficialistas. Ellos solo ponen como condición que no los dejen afuera en la implementación, vía convenios a la baja (Toyota) o “consensuando” como acaban de hacer  frente a la eliminación de la doble indemnización. Claro, siempre atentos a la caja de las obras sociales. Por eso recibirán con honores en el salón Felipe Vallese de la CGT al muchacho de Columbia. El movimiento obrero se enfrentará no sólo a la reforma laboral sino a la necesidad de una lucha salarial y allí estará el clasismo para organizarla.

En este escenario dantesco de crisis hay que inscribir el sobreseimiento de Cristina con la nueva doctrina según la cual no hay lavado de dinero si no se condenó el delito que lo originó. Un fallo circular escandaloso para garantizar una vez más la impunidad del poder que disfrutó Menem, ahora Cristina, seguramente Macri y todos los “presidentes de la democracia”, cuyos negocios no se manchan, diría el argentino más famoso. Buen canje para archivar la “democratización de la Justicia”.

No sin razón, diversas organizaciones de DD.HH. alertan sobre la andanada de gatillo fácil incluido el crimen a un mapuche en la Patagonia. Los discursos derechistas alimentaron esta deriva de empoderamiento criminal. Y Berni no se fue, se nota que Cristina, quemado como está, lo sostiene. Cosas de “estadista”. Es un Estado que refuerza preventivamente su barbarie, recurso último siempre necesario en los escenarios de grandes crisis que recorren América Latina y de los cuales Argentina más tarde o más temprano no será excepción.

En este cuadro la convocatoria al 11 de diciembre que partió del FIT Unidad, fuertemente impulsada por nuestro partido, establece un campo político. Con una iniciativa política clara y con el método del frente único. Por eso fue convocante el plenario de San Telmo, por eso ya se debate en las organizaciones de la Unidad Piquetera, varias de las cuales participaron esa tarde, como también debaten los sindicatos combativos entre sus activistas y organizaciones, los centros de estudiantes y diversas organizaciones populares.

Será la Plaza de Mayo de la lucha contra el pacto con el FMI. Marcará un rumbo a toda la clase obrera y los explotados. Para intervenir en la crisis, para quebrar la entrega de la burocracia, para que la crisis la paguen los capitalistas.