El próximo 11 de febrero, en Buenos Aires, realizaremos un plenario abierto a luchadores y activistas para impulsar fuertemente el planteo que le hemos hecho a las corrientes con las que conformamos el FIT-Unidad de realizar, sin demoras, un gran Congreso Nacional del Frente de Izquierda y los luchadores.

La necesidad de que la izquierda y los luchadores se coloquen como una referencia política se hace más evidente cuando se repasa la situación nacional e internacional. ¿Quién si no es la izquierda y los luchadores pueden colocar en el centro la lucha contra el ajuste fondomonetarista que domina la vida de los millones de habitantes del país? Mientras el salario y las jubilaciones se derrumban, mientras la economía se frena con sus consecuencias en el empleo, mientras crece la informalidad laboral (que el gobierno celebra), mientras todo eso sucede, la agenda política en estos días está dominada por los avatares del planteo de juicio político a la Corte, un tema en el cual no está en juego ninguno de los problemas que viven los trabajadores, sino una disputa por el control de la Justicia. Una verdadera cortina de humo, expresión de una crisis del régimen político, que busca ocultar que en realidad están metidos a fondo en cumplir con los objetivos acordados con el FMI, todos los cuales implican un deterioro cada vez más creciente de las condiciones de vida de la población. El plan Massa, que es el del FMI, solo pretende brindarle una tabla de salvación a como dé lugar a los acreedores y a un gobierno sin dólares y sin oxígeno.

A la par que el acuerdo con el Fondo los une, las divisiones se acrecientan, porque es evidente que ese acuerdo es un factor de desestabilización política y económica. Pero las divisiones y peleas que se suscitan no tienen nada que ver con los intereses populares sino con las de las facciones capitalistas y sus políticos.

Alberto puso a la cabeza de sus asesores a un capo de los agrotóxicos, que impulsa una reforma laboral profunda; Cristina renuncia a cualquier candidatura, allanando el camino a los representantes del establishment (entre ellos, el propio Massa); las peleas en general son para determinar quién es más eficaz en controlar la reacción popular y obrera frente a la crisis. Todo el debate en la clase capitalista y sus políticos es si la agenda de reforma laboral, previsional, tarifaria e impositiva se hace por shock o gradualmente. Es una agenda de derecha. Es contra los trabajadores. Es la agenda de los que fugan los capitales, de los que lucran con la deuda usuraria, de los saqueadores de nuestros recursos naturales, de nuestro trabajo, de nuestras condiciones de vida y ambientales.

Una alternativa política para que los trabajadores intervengan

Cuando los trabajadores se plantan con sus luchas, como hacen los piqueteros nucleados en la Unidad Piquetera, como lo están haciendo los trabajadores portuarios de Rosario, como lo hicieron los del neumático o los de la salud, cuando esto sucede el centro político cambia de lugar, porque esas luchas son la expresión de los verdaderos intereses populares y también aparece la verdadera oposición a la política ajustadora que une a los políticos capitalistas. En 2022, Argentina vivió grandes luchas a pesar del papel de la burocracia de los sindicatos, e incluso la de los movimientos sociales u otros.

Es sobre esta base que el FIT-U debe actuar, buscando erigirse como una alternativa política. La bronca popular es aprovechada por los Milei y compañía, cuando ellos mismos, que se reivindican menemistas, cavallistas, son parte indisimulable del régimen que desde hace 40 años continúa y profundiza lo que la dictadura impuso con el terror: el sometimiento al capital financiero y al imperialismo.

Es la izquierda la que puede darle una perspectiva y una salida popular a la bronca. La condición fundamental para ello es que actué independientemente de todas las fuerzas políticas que han armado este régimen que llevó al país y a los trabajadores a un retroceso histórico.

Este año además habrá elecciones, que ya empiezan anticipadamente en varias provincias, a través de ellas buscarán atrapar a los trabajadores atrás de falsas divergencias o de una agenda reaccionaria pintada de “salvación nacional”. Necesitamos una izquierda alejada de todo carrerismo electoral, que se proponga como alternativa de transformación social. La lucha electoral tiene que ser parte de un plan y un programa para la intervención de los trabajadores en la crisis. Por eso, el planteo del Congreso del FIT-U y los luchadores.