El economista Carlos Melconian, quien podría ser ministro en un eventual gobierno de Juntos por el Cambio, presentó su plan económico ante más de 200 empresarios en un encuentro organizado por la Fundación Mediterránea. De conjunto, el programa consiste en el establecimiento de una economía bimonetaria, en la implementación de reformas estructurales reaccionarias y en un ajustazo del gasto público.

Melconian propuso ir hacia una economía bimonetaria, o sea, avanzar en una semidolarización. Esto implicaría institucionalizar la circulación de dos monedas (peso y dólar) como instrumentos de cambio y su utilización para realizar transacciones en general. En los hechos, como producto de las desigualdades sociales reinantes, se establecería una división de clase para el acceso a la divisa norteamericana. Los trabajadores cobrarían sus salarios en pesos devaluados y los capitalistas harían negocios en dólares.

El establecimiento de una economía bimonetaria implica ir hacia una superdevaluación. La mayor demanda sobre el dólar que esto traería consigo, sumada a la crisis de reservas (fruto, entre otras cosas, del pago de la deuda externa y de la fuga de capitales), produciría una fuerte devaluación del peso. Por esto es que Melconian también propone un nuevo blanqueo de capitales, con el objetivo de robustecer un poco las arcas del BCRA y sostener el régimen bimonetario. Todos los partidos capitalistas que ejercieron el poder desde el regreso de la democracia en 1983 promovieron blanqueos; sirven para legalizar dinero proveniente de movidas turbias como el narcotráfico o las redes de trata.

Mediante la devaluación, la clase capitalista desvaloriza el precio de la fuerza de trabajo, y sobre esa base intenta recomponer-aumentar su tasa de ganancia y competir en mejores términos con las burguesías foráneas. Esto, además, demuestra el carácter farsesco de la propaganda antiinflacionaria de Juntos por el Cambio, toda vez que el aumento del precio del dólar es un factor de incremento de los precios de las mercancías tomadas de conjunto.

Hernán Lacunza, último titular del Palacio de Hacienda en el gobierno de Mauricio Macri, señaló que “no se puede levantar el cepo en un día”. Esto muestra las contradicciones del programa de gobierno de la oposición derechista. Es que una devaluación descalabraría brutalmente la economía nacional, ya que dispararía el precio de las tarifas y el peso de la deuda pública. Lacunza fue quien bajo el último periodo del macrismo volvió a implementar el cepo cambiario. Gobernar para el capital financiero internacional garantizando la fuga de capitales lleva a que el Estado se quede sin divisas para afrontar los pagos de la deuda.

Por otro lado, Melconian planteó la necesidad de aplicar una reforma laboral. Aunque no precisó qué características tendría, va de suyo que su propuesta está en la misma sintonía que la de sus jefes políticos, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, quienes pretenden imponer una reforma laboral precarizadora que aumente la explotación de los trabajadores, modifique reaccionariamente los convenios colectivos de trabajo, dé luz verde a la eliminación de las indemnizaciones, etcétera.

También sostuvo que es necesario modificar el sistema previsional. Sería una “señal de sostenibilidad fiscal a largo plazo”, afirmó. De este modo, Melconian confesó que su reforma jubilatoria consiste en rebajar los haberes previsionales. La clase obrera argentina debe mirarse en el espejo de Francia y de Uruguay, países en los cuales los gobiernos vienen de subir la edad de retiro y modificar el cálculo de los haberes en detrimento de los trabajadores.

Al mismo tiempo, Melconian propuso reducir los aportes patronales. O sea, el ajuste a los adultos mayores, que hoy en su mayoría cobran haberes de indigencia, tendría como objetivo vehiculizar el otorgamiento de subsidios las empresas. El Frente de Izquierda Unidad, en cambio, plantea terminar con el trabajo precario, lo que permitiría que casi la mitad de la fuerza de trabajo del país comience a realizar aportes al sistema previsional; de esta forma podría garantizarse el 82% móvil para los jubilados.

Melconian también dijo que es necesario reformar el Estado haciendo eje en la dotación de personal, las empresas públicas, los contratos, entre otros. La idea del economista es llevar a cero el déficit primario. En el marco de una política de austeridad fiscal, la reforma estatal que propone Melconian implica avanzar en un plan de despidos en el sector público y posiblemente en la privatización de algunas empresas públicas (con su consecuencia en cesantías y en la modificación negativa de los convenios colectivos de los trabajadores).

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Lo de Melconian es la aplicación en toda la línea del programa del FMI. Para esto, asimismo, propuso concentrar las áreas de seguridad social, energía e infraestructura en el Ministerio de Economía. Esto, para que un nuevo “superministro” de Juntos por el Cambio tenga más cintura para atacar a la clase obrera.

El economista dijo que estas medidas podrían ponerse en marcha ya que “no hay gente en la calle”. Sin embargo, en Jujuy se está desarrollando una rebelión popular contra el intento del gobernador Gerardo Morales de reformar la constitución para tener más poderes personales para imponer un ajuste. En Salta ha habido una pueblada contra el ajuste antisalarial del mandatario massista Gustavo Sáenz.

Las tendencias del pueblo trabajador a rebelarse existen, para que se desarrollen en su plenitud y tenga lugar un levantamiento popular hay que derrotar la política de contención social de la burocracia sindical e impulsar a fondo la organización independiente de los trabajadores. Larreta sabe que la situación social puede descontrolarse, por eso pretende gobernar pactando con sectores del PJ. Bullrich, en cambio, rechaza ese planteo conciliador y quiere aplicar un ajuste shock.

En esto consiste el “plan de estabilidad” de Melconian. Todos los políticos capitalistas están de acuerdo con profundizar el ajuste, desde Massa y CFK, pasando por Larreta y Bullrich, hasta el fascista Javier Milei. El economista derechista ya ha jugado en Argentina un rol negativo desde el punto de vista de los intereses de los trabajadores. Fue presidente del Banco Nación bajo Macri (colocó la entidad bancaria al servicio de la usura y del saqueo de la riqueza nacional) y funcionario del BCRA bajo la dictadura militar; junto a Domingo Cavallo y el exdictador Reyando Bignone impulsó la estatización de la deuda privada.

En este contexto, los partidos del FIT-U que están nucleados en la lista “Unidad de Luchadores y la Izquierda”, el Partido Obrero y el MST, realizaron el sábado 17 de junio un plenario masivo del que participaron más de 20.000 personas. Activistas de todos los ámbitos de la lucha de clases (movimiento obrero, educación, ambiente, mujer, entre otros) discutieron en la Plaza del Congreso cómo enfrentar el ajuste que está aplicando el gobierno de Cristina Kirchner y Sergio Massa y cómo prepararse para luchar contra la ofensiva capitalista que se viene.

La izquierda que se plantó contra Macri y que enfrenta al gobierno kirchnerista, representada en la fórmula electoral del FIT-U encabezada por Gabriel Solano (presidente) y Vilma Ripoll (vice), militará a fondo por construir un movimiento de lucha de la clase obrera que pelee para que la crisis no la paguen los trabajadores.

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