Políticas

3/4/2023

El Fondo da el ok, pero exige nuevos tarifazos y más ajuste

La inviabilidad de cumplir con el programa del FMI.

Sergio Massa.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que reducirá en 3.600 millones de dólares la meta de reservas para marzo y en 2.000 millones la de todo el año. Lo hizo después de aprobar, el viernes pasado, la cuarta revisión de su programa con Argentina. Las novedades también llegaron después de la reunión que mantuvo el presidente Alberto Fernández con su par norteamericano, Joe Biden, y de la que congregó al ministro de Economía Sergio Massa con la jefa del Fondo, Kristalina Georgieva.

La flexibilización de las metas es una manifestación de la inviabilidad de cumplir con el programa del FMI, lo que está llevando a que la bancarrota económica del país se profundice y a un agudizamiento de los padecimientos que sufren los trabajadores. Los directivos del organismo señalaron que su decisión estuvo impulsada por “el contexto de una sequía cada vez más severa, una inflación creciente y una cobertura de reservas débil”.

El programa original estipulaba que las arcas del Banco Central debían tener unos 7.800 millones de dólares para fines de marzo y alrededor de 12.000 millones para diciembre. Se estima que las pérdidas por la sequía ascenderán a unos 20.000 millones de dólares.

En este marco, el Fondo le pidió al gobierno que redoble el ajuste que está aplicando contra los trabajadores, para “salvaguardar la estabilidad del programa”. Reclamó una mayor reducción de subsidios en las tarifas (aumentos), un control estricto sobre el acceso a la moratoria previsional, y nuevos recortes en los programas sociales. Para el FMI es clave que el gobierno cumpla con el objetivo anual de reducir el déficit fiscal a un 1,9% del PBI.

Desde Economía dijeron que están trabajando tanto en la cuestión de las tarifas como en la moratoria. En cuanto a los programas sociales, la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, viene de anunciar la eliminación de 85.000 planes Potenciar Trabajo.

En el plano económico más general, el FMI planteó que “las tasas de interés reales deben permanecer lo suficientemente positivas” y que “es posible que se justifiquen aumentos adicionales de las tasas”. Esto, que tiene efectos recesivos sobre la economía nacional, se realiza para que los capitalistas no abandonen sus tenencias en pesos y se dirijan a comprar dólares.

En su visita a Washington, Massa acordó con el organismo nuevas medidas para promover las exportaciones y acumular reservas. En esta línea se inscribe la futura implementación del dólar agro, de un posible dólar soja III, y del “dólar importador”. Estas medidas implican, en los hechos, una mayor devaluación del peso. Además, el ministro saldrá a buscar nuevos préstamos de organismos internacionales para nutrir las arcas del BCRA.

La puesta en marcha de este programa agudizó todas las contradicciones económicas y sociales del país. La aplicación de mayores tarifazos y de recortes en los planes sociales agravará la pobreza y también la miseria, que han aumentado. Que Massa se haya embarcado en la búsqueda de nuevos préstamos da cuenta del carácter leonino del acuerdo con el FMI y de la deuda externa en general, cuyo pago solo beneficia a una minoría social. Mientras tanto, los trabajadores han venido pagando la deuda (la cual no se utilizó para desarrollar las fuerzas productivas del país) con rebajas salariales y con la destrucción de las jubilaciones.

Esta flexibilización de las metas demuestra, además, que el imperialismo no pretende por el momento soltarle la mano al gobierno. Busca que llegue a las elecciones sin un descalabro económico mayor que pueda terminar desatando una rebelión popular, como ha ocurrido en países como Chile, Colombia o Ecuador.

La burguesía nacional y el peronismo son incapaces de emancipar al país de la tutela del imperialismo. Cumplir con las pretensiones del FMI y del conjunto de los acreedores internacionales es incompatible con los intereses y las aspiraciones de los trabajadores. La ruptura con el FMI, el desconocimiento de la deuda externa, y el control de la economía por parte de la clase obrera son las únicas medidas que pueden terminar con la confiscación del país.