Políticas
23/10/2025
El gobierno felicitó a la CGT… por colaborar con la reforma laboral
Julio Cordero presentó detalles de la reforma laboral y destacó la colaboración de la burocracia sindical peronista.

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Secretario de Trabajo Empleo y Seguridad Social, Julio Cordero.
El gobierno nacional avanza con su proyecto de reforma laboral antiobrera, adelantando que irá por la supresión de los pisos salariales de miseria y la generalización de los premios por productividad y trabajo a destajo, en medio de lo que el propio oficialismo reconoce como una colaboración sin precedentes de la burocracia sindical -la misma que integra las listas de Fuerza Patria-, que le allanaría el camino a las patronales y los ajustadores.
Los adelantos se conocieron por boca del secretario de Trabajo Empleo y Seguridad Social, Julio Cordero, quien esbozó en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados el trazo grueso de la reforma antiobrera del gobierno, planteando una ofensiva contra las negociaciones colectivas, los pisos salariales fijados por convenio y los derechos laborales.
El funcionario del gobierno “libertario” señaló también que se encuentra en diálogo permanente con la burocracia sindical peronista, al frente de los principales sindicatos y centrales obreras, con quienes se viene “acordando” el ajuste antiobrero, con el antecedente de la reforma incorporada con la Ley Bases -donde se eliminaron indemnizaciones y se amplió el periodo de prueba- y la habilitación para el reemplazo de las indemnizaciones por despidos por el Fondo de Cese Laboral, por medio de las negociaciones paritarias.
"Nosotros lo que vemos es que hay responsabilidad del sector gremial cuando se sientan en la mesa porque se dan cuenta que la empresa tiene que ser sostenible en el tiempo. Los gremios que protegen a sus trabajadores son los que entienden que la empresa siga abierta", señaló Cordero, expresando una convergencia entre las patronales y la burocracia sindical peronista.
Entre los ejes centrales de la reforma antiobrera del gobierno se buscaría convertir los pisos salariales de los convenios colectivos de trabajo y las negociaciones paritarias en un techo, habilitando a las patronales y los sindicatos a negociar salarios y condiciones a la baja, por región, rama e incluso por empresa, perforando un piso salaria que siquiera alcanza a cubrir la canasta de pobreza que mide el Indec.
Además, desde el gobierno introducen el eufemismo de “salarios dinámicos”, para intentar establecer un régimen salarial donde lo que prevalezca es la productividad del trabajo y la superexplotación obrera, y donde las patronales podrían fijar antojadizamente las condiciones necesarias para acceder a una mejora salarial, sobre salarios que serían reducidos con la “flexibilización” o supresión de las negociaciones colectivas.
De implementarse estas reformas, traerían aparejados varios problemas para los trabajadores, comenzando por el hecho de una competencia entre trabajadores, con la autoexplotación como condición necesaria para satisfacer a las patronales y acceder a una eventual mejora salarial -que incluso solo podría tratarse de acceder al mismo monto que antes garantizaba el convenio-, agregando el hecho de que todo aumento o mejora salaria estaría atado a la productividad, trasladando la crisis a los trabajadores en periodos recesivos o de caída de la actividad económico, donde se pagaría solo el “techo” básico.
La iniciativa del gobierno tampoco vendría a solucionar el problema de la generación de empleo y la reactivación económica, sino que serviría solamente para aumentar los márgenes de rentabilidad de los capitalistas, ofreciendo, a su vez, garantías adicionales para los periodo de caída de la actividad, facilitando los despidos y/o la disminución de los salarios para trasladar el golpe a los trabajadores.
La burocracia sindical, que integra las listas de Fuerza Patria bajo el discurso de “frenar a Milei”, está negociando con el gobierno y los capitalistas la entrega de los trabajadores en bandeja, con una reforma que implicaría un retroceso histórico en las conquistas y derechos de los trabajadores, imponiendo un régimen de discrecionalidad patronal, con trabajadores divididos, forzados a la competencia entre sí para trabajar hasta 13 horas diarias por salarios de pobreza.
Esta ofensiva contra los trabajadores debe ser derrotada en las calles y en los lugares de trabajo, sin ninguna expectativa en la burocracia colaboracionista ni en las listas de Fuerza Patria, quienes hacen campaña “antiMilei” y luego se aprestan a votar las reformas antiobreras. Solo el Frente de Izquierda Unidad desenvuelve un programa de independencia de clase y de rechazo al ajuste oficial, con candidaturas obreras y de militantes que apoyan las luchas, construyendo agrupaciones clasistas y antiburocráticas y movilizando para echar a Milei y los ajustadores.




