Políticas

24/10/2025

El interés de Trump reaviva el lobby por el saqueo de uranio en Argentina

Una enorme amenaza ambiental para satisfacer los intereses económicos y militares del imperialismo.

No a la minería de uranio en Chubut.

Hasta The Wall Street Journal sostiene que uno de los requisitos del salvataje financiero de Trump a Milei es el acceso preferencial a las reservas de uranio argentino por parte de las empresas estadounidenses. A fin de cuentas, el pomposo "plan nuclear" que anunció el gobierno libertario en diciembre del año pasado no es otra cosa que la entrega de ese mineral a los yanquis, descargando sobre las comunidades locales un enorme pasivo ambiental.

El periódico norteamericano publicó un informe revelando las ambiciones de Donald Trump respecto a las 30 mil toneladas de uranio que yacen bajo el suelo criollo. Quiere apropiarse de ese recurso principalmente para reforzar su carrera armamentística, pero también para abastecer de energía nuclear a las grandes empresas tecnológicas (sobre todo aquellas dedicadas a la inteligencia artificial), y, a su vez, asegurarles jugosas ganancias a los capitales estadounidenses que exporten el uranio extraído en Argentina, cuyo precio se incrementó en un 400% en los últimos cinco años, según un estudio publicado en el diario El País. No olvidemos que estos podrían captar el mercado que antes compraba uranio a Rusia y dejó de hacerlo tras la guerra desatada con Ucrania.

En el país, las reservas de uranio están distribuidas en las provincias de Chubut (que concentra el 60% de las mismas), Salta, Mendoza, Río Negro, La Rioja, San Luis y Córdoba. Según los datos de la Secretaría de Minería, hay 17 proyectos de uranio radicados en Argentina, de los cuales 14 se encuentran en la región patagónica y ocho de ellos en la provincia de Chubut. Ninguno se encuentra operando, todavía se hallan en etapas de prospección o de exploración.

Según la información disponible, en la Patagonia, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) está a cargo de los emprendimientos Catriel U ISL, Sierra Cuadrada, Arroyo Perdido, Laguna Colorada y Cerro Solo. Mientras que las multinacionales canadienses Jaguar Uranium y Blue Sky Uranium controlan los yacimientos de Amarillo Grande y Meseta Central, respectivamente. Por su parte, la firma inglesa UrAmérica Ltd. tiene desarrollos en la Meseta Central.

En Chubut, el plan de Milei y del gobernador Ignacio Torres es dar vía libre a la explotación de uranio a través de inversiones privadas, quitando la potestad que tiene CNEA sobre los yacimientos que están bajo su órbita. Eso significaría violar la Ley provincial 5.001, cuya defensa suscitó una pueblada en 2021, la cual prohíbe "la actividad minera metalífera en el ámbito de la provincia del Chubut, a partir de la sanción de la presente ley, en la modalidad a cielo abierto y la utilización de cianuro en los procesos de producción minera”. Incluso, iría a contrapelo de la profusa tradición de lucha que tiene la provincia en rechazo a la minería de uranio: ya en 1996, una caravana que recorrió 400 kilómetros logró tirar abajo el proyecto del menemismo que pretendía construir un gran basurero de material radioactivo en el paraje rural Gastre.

El argumento esgrimido por el lobby extractivista para sortear la legislación es que no solo se puede extraer uranio a cielo abierto, sino también de manera subterránea. En primer lugar, si se llega a habilitar la explotación de dicho mineral, las empresas procederán a hacerlo de la manera más rentable, es decir, a cielo abierto, y no habrá ninguna autoridad estatal que se los impida. Ahora bien, tampoco es cierto que la extracción subterránea sea amigable con el ambiente, por el contrario, implica la inyección de grandes cantidades de ácido sulfúrico en la tierra para separar el uranio del suelo, contaminando las napas de agua. Esto, sin contar las emisiones radioactivas que supone todo el ciclo nuclear.

Los efectos devastadores de la minería de uranio los conocen muy bien las comunidades mapuches de la meseta chubutense. Allí, la extracción de ese material en el yacimiento Cerro Cóndor, entre 1950 y 1980, enfermó a los pobladores y mató a los animales que criaban para subsistir. Además, cuatro personas que trabajaban en la mina fallecieron en 1993, y, según las autopsias, dos de ellas presentaban “cuadros de cristalización pulmonar, propios de una intoxicación con hexafluoruro de uranio” (Revista Crítica).  

Como vemos, el "Plan Nuclear Argentino" anunciado por Milei -que supuestamente perseguía el objetivo de desarrollar reactores modulares- es en realidad permitir que Estados Unidos saquee todo el uranio del territorio nacional para reforzar su ofensiva bélica sobre los pueblos del mundo, destruyendo el hábitat de la población argentina. Es necesario rechazar este sometimiento colonial en las calles. No a la minería de uranio en Chubut, control obrero-científico de los emprendimientos asentados y poder de veto de las comunidades.

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