Políticas
20/11/2024
El “pragmatismo” de Milei en el G20, una foto de las contradicciones “libertarias”
El trumpista argentino firmó la declaración, pidió favores al gobierno chino y se llevó malas noticias del FMI.
Seguir
Milei en el G20.
Después de haber amagado con patear el tablero, Milei puso su firma al documento final del G20. Por otro lado, tras atacar por derecha y con un discurso reaccionario la Agenda 2023 de la ONU, dedicó su estadía en Brasil a reunirse con los “comunistas” Lula Da Silva y su par chino Xi Jinping. El “giro pragmático” del gobierno puso de manifiesto las contradicciones brutales que traerá para la Argentina la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en enero. El republicano se prepara para ir hacia mayores disputas con el gigante asiático, que tendrán en América Latina un capítulo importante.
Milei se reunió con el principal jerarca del Partido Comunista chino. Ha sido un todo un hecho político; algunos analistas señalaron que el libertario habría pegado un giro ideológico. El gobierno argentino necesita la renovación del swap de monedas vigente hasta 2026 para evitar tener que afrontar vencimientos de deuda millonarios; exportar soja y otros productos agropecuarios, por lo importante que es para una economía altamente primarizada cuyas reservas internacionales están en números rojos y sobre todo para la oligarquía capitalista que se beneficia de ello y del comercio con China; y un nuevo acuerdo con el FMI, del cual el gigante asiático es miembro y con cuya jefa Milei se ha reunido sin obtener respuestas esperanzadoras.
Los chinos, a su vez, pretenden reactivar la construcción de las represas en Santa Cruz, quedarse con la licitación de la Hidrovía, construir una nueva base en San Juan, ir en búsqueda de nuevas inversiones en proyectos mineros en provincias argentinas, etcétera. Todo esto, naturalmente, choca de lleno con las aspiraciones de la burguesía yanqui, que bajo Trump desenvolverá una política más agresiva en todos los planos para desplazar a sus rivales de su “patio trasero”. Es que Argentina es un botín en disputa dentro de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Trump anunció que aumentará sustancialmente los aranceles a las importaciones chinas y llevará adelante una política de revalorización del dólar; por más de que Milei se muestre como un discípulo de Trump, debe gobernar para el capital en medio de esos choques, que se irán agudizando al calor de la crisis capitalista mundial. Las inversiones chinas en América Latina son vistas con recelo por Trump y sectores del establishment capitalista norteamericano. No es fácil ser un trumpista acérrimo y al mismo tiempo no “molestar” al Partido Comunista chino.
Nada asegura que alinearse con Estados Unidos dé lugar a la llegada de fondos frescos, como espera el gobierno argentino. Kristalina Georgieva, presidenta del Fondo, le dijo este martes a Milei que “no cree muy posible que Trump le suelte los 15 mil millones de dólares que busca”. El periódico estadounidense The Wall Street Journal afirmó que “sin un préstamo del FMI, el gobierno se vería obligado a devaluar el peso al menos un 53% para levantar los controles de capital”. Se trata de un reclamo levantado por cada vez más sectores de la clase capitalista. Una suba de las tasas de interés de la Reserva Federal generaría las condiciones para que en Argentina se desate una fuerte fuga de capitales que podría poner fin a la capacidad del gobierno libertario para evitar una devaluación y profundizaría las contradicciones sociales y económicas reinantes. La bocanada de aire fresco que significa para Milei la llegada de Trump al Salón Oval puede convertirse en un problema más.
Mientras tanto, el gobierno libertario busca financiamiento por todos lados, incluso en países cuyos presidentes son o han sido denostados por el presidente. Luis Caputo, el ministro de Economía, viene de firmar un acuerdo con el gobierno brasileño para avanzar en un emprendimiento que permitirá exportar gas de Vaca Muerta al mercado industrial del país vecino.
En este contexto, Milei terminó firmando la declaración del G20, la cual expresa a su turno las tensiones no resueltas entre las grandes potencias en el marco de la crisis capitalista. Su delimitación con la Agenda 2030 de la ONU es una mera arenga derechista; rechazó la promoción de políticas para “atender” problemas como la desigualdad de género, la violación a los derechos humanos, la contaminación del ambiente y la pobreza. El presidente, asimismo, volvió a reivindicar la ofensiva genocida que el Estado de Israel está desarrollando contra el pueblo palestino y a respaldar a la entente Ucrania-Otan en su combate contra la Rusia de Putin.
Milei intentó mostrarse como un cambio de signo al criticar el intervencionismo de los principales Estados, pero este es consecuencia tanto del intento de estos por cooptar a movimientos de lucha tomando parte de sus reclamos (en un mundo que ha vivido levantamiento populares durante los últimos años) como de la profunda crisis que se desató en 2008. Por eso la Agenda 2030 es una gran cortina de humo para ocultar que el capitalismo es un fabricante a escala planetaria de pobres, desastres ambientales, penurias jamás vistas contra las mujeres, genocidios, etc.; que los gobiernos firmantes sostienen. En la cumbre estuvieron presentes los impulsores de la guerra imperialista, de los peores crímenes contra los pueblos y de los planes de ajuste contra los trabajadores a nivel internacional.
Biden banca económica y militarmente el genocidio del Estado de Israel contra el pueblo palestino; el presidente indio Modi promueve la violencia de bandas supremacistas hindúes contra integrantes de la comunidad musulmana y sostiene el sistema de castas ligado al hinduismo que supone una fortísima opresión y explotación contra mujeres y niñas; la premier italiana antimigrantes Meloni hizo demagogia rechazando el cambio climático pero representa políticamente a la petrolera ENI, denunciada por provocar graves daños ambientales. El retorno de Trump no es una superación de la crisis capitalista y los choques que suscita, sino su resultado.