Políticas

19/9/2022

El precio del pollo y el cerdo siguen aumentando por encima de la inflación

Otro golpe al bolsillo de los trabajadores

Imagen: Rural Día

La elevada inflación golpea de lleno el bolsillo de los argentinos. Impacta, sobre todo, en las familias trabajadoras. El aumento de los alimentos encarece los costos de las canastas básicas e incrementa los niveles de pobreza.

En el mes de agosto, el IPC trepó 7% mensual, para acumular una suba interanual del 78,5%, la variación más alta en tres décadas. Los principales “sustitutos” de la carne vacuna mostraron variaciones muy elevadas. Según el informe del IPCVA, el precio del pollo fresco acumuló un alza del 93,8% interanual (muy por encima del 78,5% de inflación general). En el caso del cerdo, se aceleró su incremento mensual, al aumentar 8,9% en agosto frente a julio y sumar así subas del 78,6% frente al mismo mes de 2021. En tanto, los precios de los distintos cortes de carne vacuna mostraron el mes pasado, en promedio, alzas leves con una variación del 1,2% mensual. En tanto, con respecto a los valores de agosto de 2021, registraron un incremento del 63,8% (Ámbito, 19/9).

El aumento de la demanda de estas carnes se debe a que son el “sustituto de la carne vacuna”, mientras su consumo interno no repunta y continúa en mínimos históricos. De hecho, de acuerdo al informe que elabora la Cámara de la Industria y Comercio de las Carnes (CICCRA), en cuanto al consumo por habitante, en agosto el promedio móvil de doce meses se ubicó en 47 kilos/año. En la comparación interanual, se ubica un 0,4% frente al mismo mes del 2021 y resultó ser un 7,6% inferior al de agosto de 2019.

La medida gubernamental de lanzar el dólar soja impactará en los precios internos porque, contra el discurso oficial, encarece el precio de lo que come el ganado y se trasladó de lleno a los forrajes de aves, cerdos y ganado a pesebre y de lechería.

El gobierno nacional se limitó a incluir en los Precios Cuidados también a los productos cárnicos, luego de un año de sendos aumentos en que la política oficial para “contenerlos” demostró un fracaso total. A cambio de que el capital agrario amplíe el stock del mercado interno sobre algunos cortes, le ofrecen a los productores un esquema de créditos a tasa subsidiada y la apertura de mayores cupos para la exportación; a la búsqueda de maximizar no solo la producción de carne vacuna sino también ampliar el margen de ingreso de divisas como parte de toda la política fondomonetarista y el pago de la deuda externa.

El derrumbe del consumo de carne en Argentina es otro de los indicadores de la creciente pauperización en masa de los ingresos de las familias trabajadoras. Como desarrollamos en esta nota de Prensa Obrera, muchos sostienen la falsa idea de que la inflación es perjudicial para todos. Frente a los que dicen que con la estampida inflacionaria pierden tanto los trabajadores como los empresarios, debido a la caída del consumo, vemos cómo en este escenario de crisis las grandes patronales vienen acrecentando sus ganancias a costa del deterioro salarial de sus trabajadores mientras prevalece la huelga de inversiones.

En ese sentido, es preciso luchar por una recomposición de los ingresos de la población trabajadora, exigiendo un sueldo inicial de $180 mil, aumentos indexados a la inflación y empleo bajo convenio para todos. Necesitamos un paro nacional y un plan de lucha que ponga estas reivindicaciones en el centro de la agenda política.