A los 94 años de edad falleció en París, luego de una extensa enfermedad el novelista, dramaturgo, ensayista y poeta checoslovaco Milan Kundera.

Nacido en la ciudad de Brno, el 1 de abril de 1929, perteneciente a una familia de músicos, artistas e intelectuales, cercano a los treinta años comenzó a publicar pequeños cuentos y poesías.

Gran parte de su bibliografía, para no decir la totalidad, se centra en un serio e interesante análisis político y social de Checoslovaquia a partir de la segunda mitad de la década de los 60. Especialmente crítico con el régimen estalinista, que en 1968 derrota a sangre y fuego la revolución conocida como “La primavera de Praga”.

Un año antes, su primer novela “La Broma” narra las peripecias de Ludvik Jahn, joven militante del Partido Comunista Checoslovaco (PCC), sentenciado a desarrollar tareas forzosas en la mina, luego de ser sometido a juicio de sumario, por realizar como chascarrillo, el envío de una carta a su novia con la nomenclatura de Trotsky. “Un valor vulnerado y una ilusión desenmascarada suelen tener el cuerpo igual de mortificado, se parecen, y no hay nada más fácil que confundirlos”.

En 1975 fue censurado y prohibido, terminó exiliándose en Francia. Mismo país que eligió León Trostky desde 1933 a 1935, perseguido por el mismo régimen masacrador. Su retorno a la República Checa, y el pedido de disculpas del PCC tardará más de cuarenta años. Mientras tanto, sus narraciones serán publicadas en francés, español e inglés principalmente.

En 1979 publicó “El libro de la risa y el olvido” donde juega con el realismo mágico. El mismo reúne siete relatos en los olvidos que desafían a extender su crítica (solapada) al régimen de Josip Broz Tito, más conocido como el mariscal Tito.

Cinco años más tarde llegó su obra más conocida, “La insoportable levedad del ser”. Obra leía por millones a nivel mundial. En la cual, sin abandonar su pluma crítica al opresión de la burocracia, se ahonda en la cotidianeidad, la existencia del ser humano. El amor, los afectos, la sexualidad y exilio. “Los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también”.

Su última obra salió a luz en 2014, novela titulada “La Fiesta de la Insignificancia”. Trayendo a Hegel, Chagall, Kant, Schopenhauer y una aguda critica a Stalin, Kundera busca desarrollar un cierre a su extensa y vertiginosa vida, sumado a una visión especial del actual mundo que nos toca transitar. “La insignificancia, amigo mío, está con nosotros en todas partes y todo momento. Está presente incluso cuando no la quiere ver: en el horror, en las luchas sangrientas, en las peores desgracias. Se necesita con frecuencia mucho valor para reconocerla en condiciones tan dramáticas y para llamarla por su nombre. Pero no se trata tan solo de reconocerla, hay que amar la insignificancia, hay que aprender a amarla”.

Kundera con su pluma desarrolló una vida de lucha contra la opresión estalinista y las guerras, y nos ha regalo, a la vez, una visión de aquellas cosas tan simples y hermosas de la cotidianeidad del ser humano, como la amistad, el amor, la sociabilidad. Sus obras son un grito desgarrador en defensa de la libertad y bastones de apoyo a jóvenes generaciones que luchan para que la tierra sea el paraíso de toda la humanidad.

“La verdadera pregunta es esta: hay tantas representaciones del mundo como hay personas en nuestro planeta; eso crea inevitablemente el caos; ¿Cómo poner orden a ese caos? La respuesta es clara: imponiendo a todo el mundo una única representación”.