Durante la recorrida de Gabriel Solano y Romina Del Plá por La Matanza, precandidato a presidente y precandidata a vicepresidenta por el Partido Obrero en el FIT-U, los feriantes de Villa Celina se acercaron para denunciar que los punteros políticos del peronismo, en connivencia con la policía y el municipio, se aprovechan de quienes necesitan trabajar en la feria para cobrarles una especie de “renta” usuraria por el puesto. Si los feriantes no le pagan, pasan a ser víctimas de métodos mafiosos de extorsión que ponen en riesgo su integridad física y hasta su vida.

Los vecinos denunciaban que los puestos los ponen los punteros, algo de lo que se debería hacer cargo el Estado. Sin embargo, ellos aseguran que el municipio de Espinoza se lleva una tajada “no pone un peso y después se lleva la guita que nosotros hacemos a fuerza de amenazas”, sostenían algunos. La plata que les piden no son monedas, muchas veces, según nos contaban, es la recaudación de todo un día de feria. “Me cobran alrededor de 30 mil pesos por mes, es algo así como 4 mil pesos por día mas o menos. Hay días que trabajo solo para pagarles a ellos”. Estos montos además son arbitrarios, no hay un parámetro establecido.

Una parte importante de la población de Villa Celina vive de ser comerciante, y otro sector, también grande, trabaja la tela, incluso algunos hacen las dos cosas. Esto significa que probablemente más de la mitad de sus habitantes esté siendo víctima de este engranaje punteril, y los testimonios sobran. Los vecinos denuncian que la policía también hace su negocio, aprovecha las amenazas de los punteros y de los narcos para cobrarles coimas por seguridad a los feriantes. “Tenemos que trabajar de sol a sol porque imagínate, entre el costo de las cosas, lo que pagamos por el puesto y la coima a la policía, si no trabajo hasta última hora no veo un peso”.

Este engranaje no es casual. Hoy Villa Celina es una localidad ubicada a 10 minutos de la Ciudad de Buenos Aires carente de agua, sin recolección de basura y golpeada fuertemente por el narcotráfico. El municipio de Espinoza no pone un peso en resolver los problemas de la gente que allí vive, al contrario, forma parte de un engranaje que explota a los laburantes a fuerza de extorsiones. La policía también participa de todos los negocios espurios que son, a fin de cuentas, los que financian al Estado provincial.

Mientras los punteros del peronismo buscan aprovecharse de las necesidades de los más pobres, como es la de trabajar y comer, el Polo Obrero los combate organizando a los barrios y a los desocupados para luchar contra todas las políticas que esgrimen los gobiernos capitalistas contra los más necesitados, poniendo en pie comedores populares para que los vecinos puedan evitar caer en un micro escolar donde los obligan a ir a hacer bulto por monedas. También se puso a la cabeza de organizar a los vecinos contra los búnkeres narco, lo que tuvo su máxima expresión luego de que asesinaran a Limbert Valero, un trabajador que solo se dirigía a buscar agua al pozo más cercano.

Como explicaron luego los candidatos en las recorridas, esto demuestra que solo la organización de los barrios, de manera independiente del Estado y de todos los políticos capitalistas que gobernaron durante las últimas décadas, y que hicieron de esto un negocio, puede encausar una salida a los problemas que viven los vecinos de Villa Celina.

Para terminar con las cajas negras que recaudan los punteros de Espinoza hay que abrir los libros del municipio al control popular. Lo mismo hay que hacer con las comisarías y ponerlas bajo control de los vecinos. Esto solo lo propone el Frente de Izquierda, porque los únicos que pueden tomar cartas en el asunto son quienes lo padecen, los trabajadores. Son quienes pueden echar a los punteros de los barrios, al peronismo punteril y a todos los políticos capitalistas.

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