Luego de la suspensión del pasado 1 de marzo producto del apagón, el gobernador Axel Kicillof dio este lunes su discurso de apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura bonaerense.

Si bien la postergación estuvo fundada en una crisis con la provisión de energía eléctrica, el tema no mereció ni una palabra del gobernador en las más de tres horas que se extendió su mensaje. Como señaló el diputado Guillermo Kane, del PO-FITU, la omisión del tema “es una muestra clara de que el discurso no se preocupó en contrastarse con la realidad. La desinversión en los servicios públicos continúa, así como los cortes de luz y agua que la población sufre cotidianamente”.

En cambio, Kicillof sí tuvo tiempo para oponerse a la “proscripción” de Cristina Kirchner y para desligarse reiteradamente de cualquier responsabilidad en los “problemas estructurales de la provincia”, que serían causa de “una mala distribución de la coparticipación federal”.

Un discurso en clave electoral

Desde el comienzo, Kicillof señaló que sería su “última apertura de sesiones, o al menos la última de esta primera etapa”, dejando clara una vez más su intención de reelección. Para lanzar su campaña, echó mano una vez más a la extorsión de “la grieta”, encuadrando las elecciones en una supuesta contraposición “derecha o derechos”.

Kicillof quiere encuadrar las elecciones en "derecha o derechos". Pero al ritmo del ajustazo y el empobrecimiento millones le dan la espalda al peronismo y no quieren que vuelva el macrismo. Se aferran a la extorsión de la grieta como único recurso

— Guillermo Kane (@guillekane) March 6, 2023

La idea de polarizar con Juntos y la derecha en general, mostrándose como un gobierno que “facilita derechos”, es un relato que no resiste al análisis. Los supuestos “avances” en materia de educación y salud son fácilmente desmentidos cuando analizamos los salarios de los trabajadores. En casos como el de los maestros con un cargo y sin antigüedad, están lejos de la canasta de pobreza. Por su parte, a fines del año pasado tuvimos la gran lucha de residentes, un gran sostén de los hospitales públicos, que justamente denunciaban salarios de pobreza.

El gobernador hizo alarde de haber construido 148 establecimientos educativos, lo que apenas supera el promedio de 1 por distrito. En distritos como La Matanza, la docencia nucleada en La Multicolor calcula que el déficit es de 50 establecimientos, sin contar allí la grave crisis edilicia de los establecimientos existentes.

La grave crisis de vivienda en nuestra provincia no está ni cerca de solucionarse. Kicillof tomó, de forma muy cínica, el ejemplo de Guernica para hablar de supuestos logros de gestión en el tema. Lo cierto es que, en palabras del gobernador, se construyeron apenas 160 viviendas y se encuentran en licitación unas 1.500 más, pero en la ocupación que su gobierno desalojó violentamente hace dos años y medio había más de 2.500 familias. Como si fuera poco, no hay garantía alguna de que esas viviendas sean adjudicadas a las familias desalojadas.

Indigna Kicillof mandándose la parte con Guernica. A dos años y medio del brutal desalojo, con quemas de casilla a cargo de Berni y Larroque, no entregaron ni un lote ni una casa. Van a tardar décadas en construir casas?

— Guillermo Kane (@guillekane) March 6, 2023

En materia de ambiente y de género el gobernador hizo eje en que su gestión “creó ministerios”. Acto seguido dio un mensaje favorable a la exploración petrolera off-shore y al agronegocio, y en cuanto a género se limitó a hablar de “una perspectiva de gobierno” que no se sabe de qué se trata cuando los índices de femicidios y de casos de violencia no bajan.

Corriendo por derecha a la derecha

Kicillof eligió polarizar con las fuerzas derechistas, pero se enfocó en competir por derecha con la derecha en prácticamente todos los puntos. Para comenzar esta polémica, Kicillof se reivindicó como parte de una corriente que defiende el “Estado presente”, y saludó en ese sentido las elecciones de Lula en Brasil y… ¡de Biden en Estados Unidos! En momentos donde el imperialismo promueve la guerra, como en Ucrania a través de la Otan, el embellecimiento a Biden es una declaración cipaya, muy lejos de cualquier “épica nacional y popular”. “Son sirvientes del FMI”, le retrucó Kane.

Este mismo concepto utilizó el gobernador para referirse a la seguridad. Criticó a los que piden “mayor seguridad” en campaña, cuestionando que en el gobierno de Vidal la inversión en ello fue baja. Su “Estado presente” requiere una inversión importante en efectivos policiales, equipamiento, cárceles, y demás instrumentos para reforzar el aparato represivo. Esta línea política, generalmente atribuida a la derecha por los sectores “progresistas”, es defendida desde el inicio de la gestión con el apoyo incondicional de Kicillof al ministro Sergio Berni, que hace pocos días reivindicó los campos de concentración de Bukele en El Salvador.

Kicillof compite con Vidal y Macri en cantidad de patrulleros y cárcel. Calcan el discurso mano dura de la derecha mientras el ministro estrella Berni sueña con campos de concentración como los de Bukele en El Salvador

— Guillermo Kane (@guillekane) March 6, 2023

Con la educación, Kicillof también eligió medir su gestión como le gustaría a Juntos. Para ello, remarcó que en los últimos años las clases comenzaron “sin paro” y que se cumplen los días de ciclo lectivo, como si el éxito del sistema educativo se midiera de esa forma. En realidad, el trasfondo de esta parte del discurso, que ocultó los masivos paros impulsados por la Multicolor de Suteba, era un mensaje para los capitalistas y el FMI: con su gobierno (y el del peronismo en general) el ajuste avanza con la complicidad de la burocracia sindical, que aplaca la lucha de los trabajadores.

Por una salida de los trabajadores

La apertura de sesiones mostró a un oficialismo apegado a un relato muy alejado de la realidad de crisis social de la provincia. Esta no es responsabilidad únicamente del gobierno de Vidal o de una mala distribución de la coparticipación federal, como dice Kicillof. En definitiva, de los últimos 40 años de democracia (la de los politicos capitalistas), el peronismo gobernó la gran mayoría en el país y en la provincia.

Más que nunca, los políticos que nos llevaron a esta situación se tienen que ir. Es necesario poner en pie un nuevo movimiento popular con banderas socialistas, que pelee por reorganizar la provincia bajo control de los que realmente generan su riqueza: los trabajadores. En ese sentido se encuentra el planteo de convocar a un gran congreso del Frente de Izquierda Unidad, sumando a miles de trabajadores y luchadores a organizarse con esta perspectiva política.

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