Políticas
5/7/2022
La CGT se reunió para ratificar que no hará nada para defender los salarios
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Carlos Acuña, Alberto Fernández y Héctor Daer.
En medio de una fortísima corrida cambiaria y cuando el país se encuentra al borde de una hiperinflación, la CGT se reunió este lunes luego del acto de asunción de la novel ministra de Economía, Silvina Batakis. La burocracia sindical discutió el impacto de la crisis económica sobre el salario de la clase obrera y resolvió de forma lamentable “esperar el momento oportuno” para convocar a una movilización.
El evento congregó en la sede del sindicato estatal UPCN al triunvirato cegetista integrado por Héctor Daer (Sanidad), Pablo Moyano (Camioneros) y Carlos Acuña (Estaciones de Servicio), y a otros elementos de la burocracia sindical como Abel Furlán (UOM), Gerardo Martínez (Uocra), Mario Manrique (Smata) y Guillermo Moser (Luz y Fuerza).
En la mesa, uno de los partícipes señaló que “a futuro la CGT deberá tomar la decisión de hacer una marcha contra un proceso inflacionario que licúa el poder adquisitivo de los trabajadores”. En efecto, el salario ha ido perdiendo duramente contra la inflación, lo que es en buena medida responsabilidad de la CGT. No sabemos qué futuro están esperando para convocar a alguna medida de acción.
La pasividad de la CGT contrasta con las acciones de lucha desenvueltas por el combativo Sutna, que está dando la nota con la mayor lucha del movimiento obrero en esta etapa. Los paros de Conadu Histórica, las huelgas autoconvocadas de los docentes riojanos y sanjuaninos o los cortes que llevan adelante los choferes de la línea 60, también le marcan un rumbo de lucha a la clase obrera.
La actitud de la central frente al movimiento piquetero, que viene peleando sin ninguna tregua contra el ajuste, merece una mención especial. Las declaraciones de su dirección ratifican que le seguirán dando la espalda al sector más dinámico de la lucha de clases nacional, lo que muestra el carácter reaccionario de su política. El rol del movimiento piquetero en la etapa actual ha puesto en la mesa, como nunca, la necesidad de un paro nacional y un plan de lucha para derrotar el ajuste.
Todos los sectores sociales, en el marco de la crisis, están presionando por defender sus intereses; por ejemplo, el capital agrario acopia los granos a la espera de una devaluación, otro sector de la burguesía reclama la liberación del cepo cambiario y puja por ella a través de diversos mecanismos, y las cámaras empresariales del transporte realizan piquetes para reclamar mayores subsidios. En cambio, la CGT priva a la clase obrera de la perspectiva de un plan de lucha para defender sus ingresos.
Los burócratas han dicho en el cónclave que “la CGT no es un apéndice del gobierno ni del Frente de Todos, ni tampoco de los gobernadores” (Clarín, 4/7), en un intento por desmarcarse cuando un día antes de la salida de Martín Guzmán fueron anfitriones del acto de Alberto Fernández por los 48 años del fallecimiento de Juan Domingo Perón. Los gordos de la CGT no se quieren quedar afuera de los realineamientos políticos dentro del peronismo ni tampoco atados a un presidente a la deriva. En todos los casos, no existe en el horizonte de la central defender las necesidades de los trabajadores, y su inmovilismo sirve como sostén del gobierno, que está aplicando un ajustazo contra los salarios.
Entretanto, algunos miembros de la central dijeron presente en la jura de Batakis, a quien le pidieron una reunión; el triunviro Pablo Moyano, que no se privó de caracterizar a la gestión Guzmán como un fracaso, dijo “ojalá que la compañera (por Batakis) tenga la fortaleza y la sabiduría para bajar la inflación, que es un flagelo que lastima el bolsillo de los trabajadores” y remató indicando que la flamante ministra “tiene el apoyo de la CGT y los gobernadores” (Página 12, 5/7). Batakis respetará el acuerdo con el FMI y señaló que “trabajará” para lograr el tan mentado equilibrio fiscal, o sea, quiere avanzar en un ajuste contra la clase obrera. Como se ve, la bancarrota política de la CGT es total.
La ofensiva del gobierno y de las patronales pone a la orden del día la necesidad de ir hacia un paro nacional y un plan de lucha.
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