Políticas

15/6/2022

La corrida contra el peso en Argentina y la fuga de capitales en los países emergentes

En el marco de la suba de tasas de la FED.

La crisis capitalista y su impacto en América Latina.

El gobierno argentino se encuentra frente a una corrida contra el peso, que es una expresión de su política económica condicionada por completo al pacto inviable con el FMI, en el marco de la crisis mundial, y agravada por el endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal estadounidense (FED), que recrudece una estampida de capitales en los países denominados como emergentes. La suba de las tasas de interés que ha venido disponiendo el BCRA está relacionada a la necesidad de evitar que los grupos capitalistas abandonen sus tenencias de activos en pesos y procedan a irse hacia el dólar, lo que cuestionaría aún más el cumplimiento de las obligaciones financieras que tiene el Ejecutivo en materia de deuda externa.

Esta política se está desarrollando en el marco de la aceleración de una fuga de capitales que tiene como uno de sus principales responsables al propio gobierno, que financia la corrida vendiendo dólares de las reservas y hasta ha flexibilizado el cepo para algunas empresas, permitiendo que grandes firmas giren sus dividendos al exterior. Nada ha quedado del superávit comercial en las arcas del BCRA.

La huida de capitales hacia sus casas matrices o a paraísos fiscales, que está en la base de la depreciación de la moneda argentina, es un proceso que se ha agudizado por la situación internacional, signada por una salida de capitales en los países emergentes. Según un informe del IIF (Instituto de las Finanzas Internacionales), en mayo, los activos de los mercados emergentes “sufrieron una salida de 4.900 millones” (Ámbito, 15/6). Se trata de un fenómeno que ha emergido con fuerza en mayo del año pasado y que hasta el momento no ha desaparecido.

Los datos del organismo norteamericano evidencian ganancias marginales en mercados emergentes de África, Europa y Oriente Medio, mientras que otras regiones se caracterizan directamente por su salida. China, asimismo, es otro de los países en los cuales se reproduce este escenario; entre enero y marzo de este año, los inversores extranjeros “retiraron unos 150.000 millones en activos financieros en yuanes, principalmente bonos” (La Nación, 15/6).

En América Latina, las bolsas de valores cerraron este lunes con importantes caídas. Las economías regionales son las más golpeadas por la inflación mundial, lo que a menudo aparece como un fenómeno contradictorio, ya que existen sectores burgueses que se hallan amasando fortunas gracias a ese proceso; aunque, por otro lado, la suba de tasas que está ensayando la FED podría terminar acelerando la quiebra de muchos otros. La política de la FED echa nafta al fuego de la fuga de capitales, porque pavimenta el camino para que los tenedores de deuda locales se vayan hacia activos más seguros, en este caso los norteamericanos, a la vez que alimenta las perspectivas de default en varios países.

La devaluación en los países latinoamericanos, entretanto, se abre paso; en Brasil el real se depreció un 2,57%, lo que fue de la mano de un hundimiento del 2,73% en el índice de acciones de la Bolsa de Sao Paulo; la divisa chilena cayó un 2,32% y la Bolsa de Comercio de Santiago registró una baja del 2,02%; el peso en México registró un descenso del 2,51%, con su correlato en una caída del 0,05% en su principal índice accionario. Esta pérdida de valor de las monedas se desenvuelve también en otros países como Colombia o Perú. La devaluación en los emergentes genera las condiciones para el desarrollo de una guerra devaluatoria entre los países, con sus consecuencias devastadoras para los trabajadores.

La bancarrota de la economía capitalista mundial, acicateada por la guerra en Europa, es un factor de agravamiento de las contradicciones económicas internas en los países emergentes. Esta crisis es consecuencia de una sobreacumulación de capitales que está saturando el mercado internacional; “una importante porción de las posiciones liquidadas en activos emergentes fueron a parar, o a estacionarse por el momento, en las tesorerías de los fondos, es decir, pasaron a engrosar la posición de liquidez de los inversores” (Ámbito, ídem), lo que revela una huelga de inversiones que es el producto de la falta de nichos lo suficientemente rentables en los cuales valorizar el capital.

La perspectiva de una intensificación de la recesión a escala mundial, que todos los analistas descuentan, profundizará todas las contradicciones económicas y sociales existentes.

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