Políticas

21/12/2022

La deuda del Banco Central superó los $10 billones

Como resultado de las tasas usurarias y la emisión parasitaria.

El pasivo del BCRA representa el 214% de la base monetaria.

La deuda del Banco Central (cuasi fiscal) atravesó la barrera de los $10 billones, una cifra equivalente al 214% de la base monetaria y al 10,2% del PBI. Este salto se debió a la necesidad de esterilizar los mayores niveles de emisión que hubo en el último tiempo para financiar el dólar soja y la compra de bonos del Tesoro por parte de la autoridad monetaria, objetivos completamente ajenos a las necesidades sociales.

Finalmente, las prescripciones del FMI motivaron que la hipoteca del BCRA llegara hasta este punto. Por un lado, tal como exigía el organismo, el gobierno avanzó en tasas reales positivas (por encima de la inflación), llevando la tasa efectiva de la Leliq a 28 días al 107,35%, obligando al Central a reabsorber los intereses (que noviembre implicaron una emisión de $510.000 millones) colocando nuevas letras e incrementando así el pasivo de la entidad.

Por otra parte, en función de alcanzar la meta fondomonetarista de acumulación de reservas, el oficialismo lanzó la segunda versión del dólar soja, que conlleva una fuerte emisión en pos de financiar ese tipo de cambio más caro (al 16 de diciembre la misma llegaba a los $274.000 millones). A su vez, recientemente el BCRA emitió $200.000 millones para comprarle DEGs al Tesoro a fin de robustecer sus reservas. Esa montaña de pesos circulantes también fueron esterilizadas mediante la colocación de nuevas Leliqs.

Así como también, los $696.000 millones que Banco Central volcó en el mercado para comprar bonos del Tesoro, solo en lo que va del actual trimestre, con la finalidad de revalorizarlos frente al menor interés del capital financiero en dichos instrumentos. Finalmente, sostener ese mecanismo de endeudamiento resulta crucial para el gobierno a los fines de cumplir la meta monetaria del Fondo, la cual estipula cubrir el grueso del déficit fiscal vendiendo títulos en pesos.

Cabe destacar que los exégetas del ajuste que recomiendan reducir la emisión monetaria para bajar la inflación, solo se refieren a la que va dirigida a financiar el gasto público, pero omiten que el grueso de la misma tiene como destino nutrir los bolsillos de la banca y del gran capital. En contraste, Massa afila sus tijeras sobre las partidas sociales, a tal punto que el gasto primario cayó 18% real en los últimos cinco meses, en términos interanuales.

Con todo, el stock de deuda del Banco Central, cuyo crecimiento adoptó una dinámica “bola de nieve”, llegó a niveles explosivos, al igual que la deuda pública, que ascendió a U$S 384.668 millones durante noviembre. El endeudamiento del BCRA enciende una alerta sobre posibles corridas bancarias, puesto que los bancos utilizan dinero de los encajes para comprar Leliqs, poniendo en riesgo los depósitos de los ahorristas. Se trata de un esquema profundamente usurario y recesivo que Alberto Fernández no desarmó, a pesar de sus promesas de campaña, porque alimentarlo forma parte del programa del Fondo Monetario, piedra basal de su rumbo de gobierno.

Es necesario terminar con tamaña bicicleta financiera, poniendo el sistema financiero bajo control de los trabajadores.

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