Políticas

25/8/2022

La devaluación encarece la obra del gasoducto y suma más dudas

Sus costos de construcción sumaron USD 1.000 millones en dos meses.

Tubos sin costura

Los costos de obra del Gasoducto Néstor Kirchner se elevaron en USD 1.000 millones en dos meses debido a la escalada inflacionaria y la suba del dólar oficial. La empresa encargada del tramo tres, BTU, y la del tramo cuatro, Unión Transitoria de Empresas (compuesta por Techint y Sacde), presentaron presupuestos por encima de lo estimado por Ieasa inicialmente.

De este modo, los gastos previstos subieron de USD 1.491 millones a USD 2.500 millones. Esta variación en apenas dos meses de diferencia es un adelanto de lo que podría suceder si se devaluara abruptamente la moneda. Los efectos inflacionarios de esa medida encarecerían abismalmente los costos de construcción del gasoducto, los cuales recaen sobre el Estado.

Esto, en primer lugar, intentaría ser compensado, para cumplir con las metas de ahorro fiscal impuestas por el Fondo, con nuevos aumentos de tarifas. Más teniendo en cuenta que la depreciación del tipo de cambio cuestiona la reducción de subsidios energéticos que persigue la “segmentación” anunciada. Pero incluso podría dar lugar a una paralización de la obra del gasoducto, obligando al gobierno a seguir importando gas en las mismas cantidades el invierno próximo, con lo que persistiría el drenaje de divisas por esa vía.

Recordemos que en los primeros siete meses del año la importación de combustible y lubricantes insumió USD 9.008 millones de las reservas, un 200,4% que en el mismo período de 2021, debido a los altos precios internacionales. Por este motivo, los subsidios energéticos acumularon $922.827,6 millones entre enero y julio, un incremento del 24% real en términos interanuales.

Si sucede lo segundo, el ahorro en subsidios energéticos que pretendía generar el gobierno con la construcción del gasoducto no sería posible, lo cual, en pos de acatar los lineamientos fiscales del FMI, también devendría en una mayor presión sobre las tarifas.

Como vemos, una devaluación en regla puede desencadenar tarifazos de grandes proporciones, no solo porque el precio de gas de boca de pozo y el importado (insumo básico de toda la cadena energética) se halla dolarizado, sino porque también dispara los costos y a su vez pone en jaque la construcción del gasoducto, clave para destrabar los despachos de gas proveniente de Vaca Muerta y reducir así el desabastecimiento energético.

Una posibilidad latente ya que las presiones sobre el tipo de cambio están al rojo vivo y las reservas líquidas del Banco Central se encuentran en terreno negativo. Por lo tanto, es necesario defender los ingresos de los trabajadores frente a la suba de los servicios públicos, que, dado la inviabilidad de todo el esquema, no se sabe hasta dónde llegará. ¡Paro nacional y plan de lucha ya!