Políticas
5/11/2025
La fuga de capitales y la crisis cambiaria del gobierno de fugadores
El dólar no baja del techo de la banda, mientras se consume el endeudamiento en financiar la fuga capitalista.

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Trump y Caputo.
Pese al triunfo de La Libertad Avanza en las elecciones, las tensiones cambiarias no cesan porque persiste la crisis de reservas. Los egresos de dólares del país superan los ingresos, dando como resultado, solo en septiembre, un déficit de cuenta corriente de U$S 5.587 millones. La fuga de capitales sigue su curso y los sucesivos recates del imperialismo tienen como objeto financiarla.
El informe del Banco Central atribuye ese rojo en la Cuenta Financiera del Balance Cambiario principalmente a las compras netas de billetes y divisas sin fines específicos por U$S 6.577 millones. Ese déficit fue alentado por la cobertura cambiaria preelectoral a costa de las reservas, algo que, lógicamente, estuvo reservado a los empresarios y sectores de mayores ingresos y completamente fuera del alcance de la población trabajadora.
A su vez, lo anterior expresa una tendencia que ya estaba presente desde que se levantó el cepo para personas físicas en abril de este año. Haber eliminado esta restricción, en lugar de atraer divisas, aceleró la fuga: en los últimos siete meses, el atesoramiento de dólares por parte del sector privado (los que yacen por fuera del sistema bancario) totalizó U$S 24.500 millones. Las empresas burlaron el cepo que aún rige para las personas jurídicas comprando dólares a través de los individuos para ampliar la oferta del CCL y el MEP, y, de ese modo, girar utilidades al exterior. El monto fugado cuadriplica el saldo comercial de bienes de los primeros nueve meses del año, el cual llega a U$S 6.030 millones.
El déficit en la cuenta corriente de septiembre también se explica por los egresos netos de inversión directa y de portafolio de no residentes, que alcanzó los U$S 437 millones y U$S142 millones, respectivamente. Como vemos, la inversión extranjera directa continúa en caída a pesar de las numerosas prebendas contempladas en el Rigi, mostrando el fracaso de Milei a la hora de captar capitales foráneos.
Otra causa de la sangría es el pago de intereses de deuda pública externa, que arrojó un déficit para el gobierno y el Banco Central de U$S 852 millones en septiembre. El drenaje por esta vía trepó a U$S 101.419 millones en los últimos diez años, según los datos oficiales, mostrando cuán incompatible es el desarrollo nacional con el rescate de esa hipoteca usuraria, en el cual han participado todos los gobiernos.
Así las cosas, al igual que ocurrió con el préstamo del FMI, el rescate del Tesoro norteamericano también se irá por el sumidero de la fuga de capitales, financiando ese saqueo a expensas del país y de los trabajadores. Tampoco despeja la posibilidad del default, ya que el año que viene los vencimientos de deuda externa ascienden a U$S 19.000 millones. A su vez, Milei afronta dificultades para refinanciarla dado que el riesgo país no perfora el piso de los 600 puntos, por lo que Argentina continúa por fuera del mercado de crédito internacional. Muestra de la insolvencia del gobierno es que tuvo que postergar el pago de U$S 850 millones que vencían con el FMI.
El rumbo adoptado por Milei conduce a una mayor bancarrota del país y más penurias para los trabajadores. La única salida en los términos de las mayorías populares implica nacionalizar bajo control obrero el sistema financiero y el comercio exterior para cortar con la fuga de capitales, repudiar la deuda fraudulenta y romper con el FMI.




