Con la finalización del mes de mayo las consultoras privadas han dado difusión a sus estimaciones sobre la inflación del mes, con un promedio del 9% de aumento entre los distintos pronósticos. Una inflación en ascenso, atizada por los aumentos oficiales de precios regulados y con un mayor impacto entre los trabajadores y sectores pobres y vulnerables.

De confirmarse estas previsiones con los datos oficiales estaríamos ante la progresión de un aumento de la inflación que en el mes de abril promedió el 8,4%, acicateada por el aumento de los precios regulados por el gobierno y el aumento en los alimentos.

El mes de mayo dejó subas en ítems regulados por el Estado como tarifas de luz (alrededor del 27%), gas (25%), medicina prepaga (3,43% y 4,76%), peajes en Amba (entre 40 y 50%), combustible (4%), trenes y colectivos (7,7%), taxis (20%), subte (15,5%), colegios privados (3,35%), etc.

Se estima que los alimentos también ronden el umbral del 9% de aumento, con el antecedente de superar los 10 puntos de inflación en marzo y sin previsiones de que la tendencia inflacionaria se reduzca. Además, aún sufren las consecuencias del subsidio a los exportadores vía dolar soja, con el traslado de los precios de exportación y una mayor emisión monetaria.

Más inflación para los que menos tienen

Que la inflación opera como un mecanismo de confiscación para la población trabajadora se ha convertido en un hecho de público conocimiento, sin embargo esto va más a fondo al considerar las estadísticas de consumo, con una población pobre que depende en mayor medida de los alimentos y bienes que más aumentan.

Según un informe de la consultora Ecolatina “la inflación de los hogares más pobres es 2,6 puntos porcentuales mayor que la de aquellos hogares con mayores ingresos” (Infobae, 30/5).

Esto se debe a la incidencia de los alimentos y bebidas en el consumo de los sectores más pobres, donde se calcula que estos ocupan el 32% de la canasta del 40% de los hogares más pobres, mientras que la participación de los alimentos desciende al 21% para los hogares restantes.

No se trata de un dato menor si consideramos que en los cuatro primeros meses del año los alimentos y bebidas acumularon un aumento del 41% contra un 32% de inflación general. En tanto la Canasta Básica Alimentaria acumula un aumento interanual del 121,4%.

En este punto, en nada inciden programas como Precios Justos, que es vulnerado sistemáticamente por las patronales de la alimentación, ni la propuesta de extender esta política a los comercios de proximidad, anticipando más desabastecimiento selectivo, productos duplicados, etc.

Sigue en junio

Se prevé que esta tendencia inflacionaria continúe en el mes de junio con aumentos que ya fueron anunciados y que tendrán su impacto sobre el conjunto de los precios, al calor de una política fondomonetarista que promueve los negocios de los capitalistas y exportadores por sobre las necesidades de los trabajadores.

Entre los principales aumentos se encuentra el 8,6% en el transporte público del Amba, el 11% en las escuelas privadas de CABA y el 7,5% en Buenos Aires, el 5,49% en las prepagas, 4,5% en internet, telefonía celular y cable y 4% promedio en los combustibles.

Esta confiscación inflacionaria que el Estado promueve con sus políticas, beneficiándose además con el recorte indirecto de las partidas presupuestarias para el gasto público y social, repercute en un crecimiento de la pobreza y la indigencia debido al deterioro del poder adquisitivo de los salarios.

Enfrentar esta situación implica partir de una recomposición general de los salarios e ingresos populares, comenzando por el salario y las jubilaciones mínimas, los cuales deben superar la canasta básica de pobreza, hoy en $203.361. Junto a la nacionalización del comercio exterior y la intervención de toda la cadena de valor de alimentos y bienes y servicios de consumo masivo, bajo control de los trabajadores.

https://prensaobrera.com/politicas/massa-y-los-k-de-la-plaza-a-china

https://prensaobrera.com/sindicales/repudiemos-masivamente-la-persecucion-a-alejandro-crespo