Políticas
18/3/2025
La movilización popular y la represión criminal de Milei-Bullrich
Editorial de Gabriel Solano en 14 Toneladas Temporada 2 Episodio 6.

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Postal de la jornada del miércoles pasado.
Hay un impacto popular enorme por la represión tan violenta que el gobierno llevó adelante el miércoles pasado contra la marcha de los jubilados. Y no solo por la represión, sino también por las acciones posteriores del gobierno, empezando por el propio presidente Javier Milei y también la ministra Patricia Bullrich de bancar el accionar policial en forma absoluta. Más allá incluso de la situación de Pablo Grillo, un fotógrafo que está peleando por su vida en el Hospital Ramos Mejía, no hubo ni la menor señal de solidaridad. El padre de Pablo dijo que ningún funcionario del gobierno nacional se acercó al hospital o se comunicó para darle solidaridad. Es decir, es un gobierno que se mantiene firme en una política represiva contra el pueblo. Incluso, en las últimas horas, apareció información periodística sobre cómo el gobierno prepara la represión del próximo miércoles en el Congreso. Y es evidente que no puede bajarse de una especie de bicicleta en la que pedalea a favor de la represión; tiene miedo a sufrir una crisis política interna.
Eso, lejos de ser una señal de fortaleza, puede ser visto como una señal de debilidad. Es un gobierno que no tiene margen de flexibilidad para operar en una realidad que es compleja y tiene que siempre ir para adelante defendiendo operativos represivos que en un momento le pueden dar resultado, pero en otros (y es lo que tenemos que abonar) pueden generar lo contrario. Hay una fuerte solidaridad del pueblo con los manifestantes, con el reclamo de fondo que es lo que está en juego, y por lo tanto un proceso político que invierte hoy su curva: si gobierno venía para arriba, ahora empieza a ir para abajo.
Toda la política represiva tuvo una finalidad muy clara: evitar que se concentre ese miércoles una verdadera multitud en el Congreso. Y la marcha era muy peculiar porque a los jubilados, que van todas las semanas, reúnen un par de centenares de una manera muy tenaz y venían siendo reprimidos sistemáticamente -esto no empezó el miércoles pasado- por Patricia Bullrich y la fuerza de seguridad, se sumaron sectores de los más amplios; empezaron a solidarizarse hinchadas que dijeron "tenemos que ir a bancar a los jubilados"; no fueron barrabravas clásicas, esas no estuvieron. Y entonces, si uno lee entre líneas, incluso en Clarín y La Nación, que son los diarios más oficialistas, y también en Infobae, aparecen funcionarios de gobierno diciendo “nosotros sabemos muy bien que las barrabravas no fueron el miércoles”; quienes sí fueron eran grupos de hinchas de fútbol de distintos cuadros de la zona metropolitana, la capital y la provincia de Buenos Aires.
¿Y por qué iban? Iban en solidaridad con los jubilados y porque no van los que tienen que ir. ¿Y quiénes son los que tienen que ir? Los que tienen que ir en primer lugar son los sindicatos; son la CGT y buena parte de los partidos políticos que se reclaman opositores y brillaron por su ausencia todo este tiempo; Cristina Fernández de Kirchner recién este fin de semana sacó un posteo denunciando la represión, estuvo varios días callada; no solo que no llamó a ir el miércoles, sino que ni bien se ejecutó la represión tampoco sacó una condena inmediata. Y no es una actitud individual, es que en general el Partido Justicialista que ella preside tampoco convocó a movilizar el jueves.
Entonces, en ausencia de los partidos políticos de oposición tradicionales, en ausencia de los principales sindicatos y de la CGT, se dio un hecho novedoso: clubes e hinchas agrupados en diferentes equipos de fútbol llamaron a ir y eso dio una situación de incertidumbre porque no se sabía cuál era la movilización real que se iba a terminar gestando. Y frente a esto, el gobierno decidió rápidamente ejecutar una represión para disuadir una movilización que podía ser todavía más grande, porque mucha gente se acercaba en los subtes, los trenes y micros que venían del conurbano bonaerense. Es decir que el gobierno tenía miedo.
¿Y esto por qué? Porque en general -lo dijo el otro día llamativamente el periodista Fontevecchia, el dueño de Perfil, en un editorial- pasaba un hecho con este tema de los clubes de fútbol, algo que Trotsky marcaba para la Revolución Rusa: en la cotidianeidad, la vida política es cuestión de unas minorías que son las que se ocupan de la política. Eso vale para la burguesía pero especialmente para los trabajadores, porque la vida del trabajador es muy dura: con jornadas de trabajo extenuantes y sin poder llegar a fin de mes ni poder asistir a la familia, no hay tiempo para la política. Es una minoría la que habitualmente trata de participar de los hechos políticos y sociales. Cuando esto llega a los clubes de fútbol quiere decir que se está rompiendo la rutina clásica de una política de minorías y le empieza a tocar a las mayorías, y eso el gobierno lo sintió. Y la represión fue justamente promovida para evitar un desborde, una movilización que pueda ser masiva. Y esto creo yo que amplificó el repudio, porque cada vez más sectores ven la injusticia de un gobierno que reprime tan fuertemente a los jubilados cuando su reclamo es completamente justo.
Nunca hay que perder de vista que los jubilados en la actualidad están ganando, con un bono congelado desde hace un año, $349.000; y se conoció la semana pasada que la canasta básica del jubilado es de $1.200.000. Es decir que con los haberes que paga el gobierno actualmente, casi el 80% de los jubilados no llega a cubrir un tercio de la canasta de la pobreza que mide la Defensoría de Tercera Edad. Este es el contexto que explica la justeza de la marcha y la reivindicación. Y por eso llega a sectores sociales cada vez más vastos, que se ven interpelados y deciden participar de una movilización.
El contexto de la represión del gobierno
Ahora, si uno ve el contexto más amplio, esta situación del gobierno de decidir una represión por miedo a una marcha masiva tiene que ver con que hay otras señales de deterioro de la política gubernamental; algunas más directamente vinculadas a su proceso político interno. Las corruptelas que golpean directamente a la familia presidencial, a Milei y a su hermana; hay denuncias internacionales, algunas en Estados Unidos, para investigar las coimas; me refiero a este caso $Libra, donde realmente las pruebas son abrumadoras y si la justicia no actúa como tiene que actuar es porque es cómplice del poder. Ocurre otra circunstancia parecida con estas denuncias que aparecen ahora sobre aviones que traen valijas que no son revisadas por la Aduana, a favor también del grupo más cercano al gobierno, ese grupo derechista más concentrado.
Y también vale por la situación económica de conjunto. Mientras todavía estaba muy fresca la represión en la memoria de la gente, se conoció el número de inflación del mes de febrero; y llamativamente la inflación de febrero, que se conoce en marzo, dio una reversión de la tendencia a la caída. Pasó de 2,2% en el mes de enero al 2,4% en el mes de febrero. Y acá hay un dato técnico, pero déjenme marcárselos porque creo que tiene un valor: el gobierno pensaba que se tenía que seguir reduciendo porque había bajado la devaluación del tipo de cambio oficial del 2% mensual al 1%, se suponía en los cálculos oficiales que al bajar la devaluación del dólar oficial también tenía que bajar la inflación. Lo escuché el otro día a Milei decir que si uno saca la carne del conteo la inflación sería menor. Pero alguien le respondió -creo que fue el periodista Ismael Bermúdez- que quien quitó la carne del índice de inflación fue la dictadura militar de Videla. Es decir quieren que el pueblo argentino no coma carne, y entonces quitar la carne del índice inflacionario. Pero la inflación fue del 2,4% y ya se sabe que para marzo va a ser más o menos similar contrastando con unas paritarias que se están firmando en el orden del 1%. Es decir que el salario sigue cayendo después de más de un año y pico de gobierno, lo cual explica que el consumo masivo en el mes de febrero haya caído un 9%; es un verdadero derrumbe. Pensemos que se compara con febrero del año anterior, que fue un mes malísimo; veníamos de la gran devaluación de diciembre y a pesar de que se compara con un mes tan malo como febrero 2024 sigue cayendo el consumo masivo en los supermercados.
Esto es una señal de que el nivel de vida de nuestro pueblo está por el piso. Entonces no son solamente los jubilados, es el conjunto de los trabajadores los que están siendo afectados por este ajuste brutal del gobierno de Milei; una política que todo el mundo ve que no va a ningún lado porque el gobierno está buscando ganar tiempo para llegar a las elecciones de octubre y ganarlas; para eso saca un decreto en función del firmado de un acuerdo con el Fondo Monetario, que al día de hoy todavía no está.
Entonces tenemos la situación bastante original de un gobierno que por decreto autoriza un acuerdo con el Fondo, pero ese acuerdo con el Fondo no está. Y... ¿por qué no está? porque el FMI no se baja de reclamarle al gobierno que aplique una devaluación. Y una devaluación significa más inflación.
Si este gobierno, uno muy particular, de una pequeña camarilla de derechistas y fascistoide, pierde las elecciones de octubre, tendrá una crisis enorme. Por eso se pelean tanto en el Congreso por quién preside la Comisión de Juicio Político; porque es un gobierno que, cuando mañana venga la mala, la pasará peor. Está realmente tambaleando.
Entonces nosotros tenemos que auspiciar fuertemente todos los reclamos populares. Muy bien la ocupación de Morvillo, es la forma de enfrentar los despidos masivos que hay en la industria. Hay que apoyar con todo la marcha del miércoles de los jubilados. El gobierno anunció que va a poner más policía y más Gendarmería, que va a pagar una especie de coima institucionalizada para quien reconozca a personas que estuvieron en la marcha del otro día. No nos importa. No hay que dejarse intimidar, hay que enfrentar la represión con una enorme masividad el próximo miércoles y no dejar solos a los jubilados.
Y se viene el 24 de marzo nada más y nada menos que en este contexto. Y va a ser con seguridad una jornada masiva, la cual nosotros tenemos que impulsar con todo. Y en particular aparece un hecho este 24 de marzo: no solo tenemos la represión, no solo tenemos el andamiaje legal que se está conformando para avanzar en un esquema represivo enorme, sino que también queremos demostrarle al pueblo argentino que este gobierno, esta justicia, este régimen político, garante de la impunidad para ellos mismos, para sus propias corruptelas y sus actos represivos, quiere llevar a los compañeros del pueblo, del movimiento piquetero, tras las rejas, con una causa completamente inventada. Entonces también es una bandera fundamental este 24 de marzo terminar con la persecución contra el movimiento piquetero, que es el que más está sufriendo el hambre en Argentina.
El diario Perfil sacó este domingo una noticia que golpeó: en un mes, la Side gasta en personal lo mismo que Capital Humano gasta en un año. Entonces la persecución al movimiento piquetero y al Polo Obrero en particular tiene como trasfondo el ajuste brutal que el gobierno está realizando contra los sectores populares más explotados. Esa plata se utiliza para fortalecer el aparato represivo. Para la Side no hay motosierra, la motosierra está para los comedores populares. Para la Side no hay motosierra, la motosierra está para desvalorizar los planes sociales. Y por eso se quiere mandar tras las rejas a los compañeros del movimiento piquetero.
Entonces el 24 de marzo vamos a estar en la calle, en Plaza de Mayo y en todo el país, con una marcha que con seguridad va a reunir a millones de personas contra la represión, la persecución al movimiento piquetero y para que se vayan Patricia Bullrich y Milei. La consigna "Fuera Bullrich" hoy es una de las más populares en Argentina y es muy seria, muy sabia, porque cada día que Patricia Bullrich está en el poder es un día en el cual el pueblo argentino está más inseguro; Patricia Bullrich tiene un jefe y ese jefe es Milei, que la llevó el otro día a Expoagro para darle un respaldo total. Significa que Patricia Bullrich es un elemento clave de Milei: Milei no puede gobernar sin represión.
Por eso cuando decimos ¡fuera Bullrich! también decimos ¡fuera Milei!
