Políticas
9/7/2025
Editorial
La neblina que cubre al gobierno de Milei

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Este 9 de julio distó mucho de aquel que el gobierno festejó el año pasado en la provincia de Tucumán. Mientras que en el 2024 la inmensa mayoría de los gobernadores se hizo presente en el acto oficial para firmar el “pacto de mayo”, en esta oportunidad casi todos los mandatarios provinciales habían anunciado un faltazo. Llamativamente los únicos confirmados eran los peronistas del NOA, que a la sazón se han transformado en los mayores colaboradores del gobierno libertario. Para evitar el papelón el gobierno invocó que el presidente no viajaba por la niebla, pero para su mala suerte este fenómeno meteorológico se terminó disipando en la mañana del 9 de julio. La mala pasada obligó a Milei a reconocer el fracaso de su convocatoria y terminó atacando a los propios gobernadores, a quienes acusó de querer “destruir al gobierno”. La ingratitud salta a la vista. Más cuando fueron los gobernadores un pilar de la gobernabilidad libertaria, sea por la “motosierra” aplicada en sus propias provincias o sea porque le ordenaron a sus diputados y senadores acompañar las leyes del gobierno y bloquear los rechazos a los vetos de Milei.
La acusación de Milei, sin embargo, va más allá del faltazo al acto oficial que no fue, si no que refiere a una serie de iniciativas y pronunciamientos que los gobernadores han realizado en las últimas semanas. En un texto firmado por los 24 jefes de Estado provinciales, que van desde Kicillof a Jorge Macri, reclamaron más fondos para las provincias, restituyendo los ATN que el Estado nacional manda a las provincias y la coparticipación del impuesto sobre los combustibles. Junto con esto, varios de los gobernadores de las provincias agrarias protestaron por la cancelación de la reducción de las retenciones al capital sojero y agrario, haciéndose eco de la Sociedad Rural y de las demás organizaciones de las patronales del campo. Para darle a este programa capitalista un barniz popular se sumaron a las presentaciones en el Congreso de proyectos de ley como el reajuste jubilatorio, la restitución de la moratoria previsional, la emergencia pediátrica y de discapacidad y proyectos que plantean aumentos para las universidades nacionales. En función de forzar una negociación con Milei, además de anunciar el voto de sus diputados y senadores, amenazaron con que rechazarían los vetos que anticipó el gobierno. Estas maniobras parlamentarias, en manos de los gobernadores del ajuste, están lejos de constituir una barrera contra el Milei y su motosierra. Más bien estamos ante una maniobra de negociación en función de intereses opuestos a las mayorías populares.
"Destruir el gobierno"
Por más que las partidas presupuestarias involucradas en estos proyectos estén lejos de ser significativas, lo cierto es que el gobierno no puede darse el lujo de parar por un momento la motosierra sobre el gasto del Estado. Esto por sobre todo cuando el capital internacional anuncia por boca de la JP Morgan que “se toma un respiro de la Argentina” y resuelve su salida del carry trade por considerar que el esquema económico armado por la dupla Milei-Caputo está condenado al fracaso. El endeudamiento sideral impulsado por el equipo económico para mantener el dólar artificialmente bajo y favorecer un negocio apelando a la diferencia de la tasa de interés se asemeja a un esquema Ponzi que solo funciona en tanto un nuevo endeudamiento permita pagar los vencimientos. Consciente de esta situación el FMI reclamó un incremento de las reservas del Banco Central, algo que no solo no ha ocurrido, sino que por el contrario la sangría se ha acelerado. La “formación de activos externos” en los primeros 45 días desde que se levantó el cepo para las personas físicas rondó los 5.000 millones de dólares. A lo cual se suma la reducción drástica del superávit comercial, como resultado del incremento de las importaciones y de la caída -por primera vez después de mucho tiempo- de las exportaciones. El salto operado en el resultado negativo de la cuenta corriente en el primer trimestre, que rondó los 5.500 millones de dólares, encendió las alarmas. El riesgo país, que sigue rondando los 700 puntos, impide financiar este agujero negro que amenaza con hacer estallar el plan del gobierno antes o después de las elecciones.
Ante este panorama tan frágil, los pocos fondos que están en juego en el paquete de leyes “populares” pueden ser la chispa que produzca el estallido de la política oficial. Pero una administración que caracteriza que su gobierno sería destruido por darle fondos al Garrahan o las personas con discapacidad confiesa, aun a su pesar, su incompatibilidad con las aspiraciones populares más elementales. La actualidad de la consigna “fuera Milei” queda así completamente confirmada.

La casa no está en orden
La repentina "valentía" de los gobernadores del ajuste no solo coincide con las declaraciones de la JP Morgan y los reclamos del capital agrario. A la vez, el imperialismo aprieta al gobierno para imponer sus intereses. El fallo contra la Argentina por la expropiación parcial de las acciones de YPF ampara los intereses de los fondos buitre que quedaron fuera de las restructuraciones de la deuda y más en general del capital financiero internacional. Llevado hasta el final, el fallo de la jueza Preska equivale a una reprivatización total de la principal petrolera instalada en el país. En este cuadro, el FMI ha postergado el desembolso del segundo tramo del préstamo y surgen denuncias de corrupción que golpean a la camarilla presidencial. La amplia difusión que le otorgaron a la denuncia el grupo Clarín y La Nación es realmente sintomático. Anticipa sino un cambio de frente, al menos un intento de forzar un cambio de rumbo del gobierno tanto en el campo político como en el económico.
Ante esta situación la camarilla libertaria debate qué rumbo tomar. De acuerdo con la información periodística una parte prefiere un acuerdo con los gobernadores que asegure una gobernabilidad, mientras otra parte prioriza un armado propio con la confianza de que se impondrán en las elecciones de octubre. Sin embargo, la profundización de una política bonapartista supone riesgos muy serios, especialmente en un cuadro económico delicado. Las últimas informaciones, al menos, debieran poner en guardia a los hermanos Milei: la inflación vuelve a subir, la fuga de capitales se acelera, la economía muestra signos claros de retracción, la desocupación se acerca al 10% en el Conurbano, el consumo popular cae con fuerza como resultado de una política que ha puesto como "ancla" al salario y también a las condiciones de trabajo. Un cuadro de este tipo, por más crisis que tenga la oposición patronal, plantea el serio riesgo de una derrota electoral o al menos de un resultado que no puede leerse como un éxito.
Desarrollar la acción política de los trabajadores
Si por arriba se avizoran signos de crisis, por abajo tenemos un crecimiento de las luchas obreras y populares que, aun sin ser generalizadas, cobran importancia porque chocan de frente con la política oficial. Estas luchas, además, no solo confrontan con el gobierno de Milei sino también con los gobernadores del ajuste y con los capitalistas que mandan a unos y otros. La lucha por el salario, los puestos de trabajo, la salud y la educación adquiere una importancia estratégica que debe ser asumida como bandera por el activismo en los lugares de trabajo y de estudio y en las barriadas populares. La marcha de Congreso a Plaza de Mayo el próximo 17 en defensa del Garrahan ocupa un lugar central en la agenda, por cuyo éxito hay que esforzarse.
La inacción colaboracionista de la CGT y las CTAs, que adquiere dimensiones escandalosas, plantea como nunca la responsabilidad en el activismo independiente clasista y de izquierda. De acá la enorme importancia del plenario obrero que se realizará el 16 de agosto y que cuenta con la presencia de los sindicatos combativos y de las grandes luchas del momento, con el Garrahan a la cabeza.
En este cuadro también se realizarán las elecciones provinciales de la provincia de Buenos Aires en el mes de septiembre y las nacionales de octubre en todo el país. Se trata de una batalla de fondo contra el gobierno liberfacho y contra el conjunto de un régimen y sus partidos cómplices de la ofensiva capitalista que encarna el gobierno nacional. Llevar adelante esta pelea requiere una impugnación de fondo del peronismo, que en sus distintas alas y fracciones le disputa a Milei el apoyo de la clase capitalista, haciendo suyo el programa de la reforma laboral, previsional y de agravios contra el pueblo argentino. Ante esto, el Frente de Izquierda debe hacer una campaña de movilización y organización de los trabajadores sobre la base de un programa obrero y socialista.

