Políticas

12/12/2023

La reunión confidencial de Milei y Mondino con un alto funcionario chino

El presidente pide renovar el swap, para seguir en la línea de Massa de endeudarnos a tasas de interés usurarias y secretas.

Javier Milei y Xi Jinping.

El presidente Javier Milei sostuvo una reunión con Wu Weihua, vicepresidente de la Asamblea Popular de China y tercer hombre en la línea de sucesión del presidente Xi Jinping, en la que se discutió la posibilidad de ampliar el swap en unos 5.000 millones de dólares fundamentalmente para que la Argentina pueda afrontar sus compromisos de deuda con el FMI. Milei, después de decir que la reunión fue “excelente”, envió una carta al mandatario chino solicitando el giro de fondos.

El swap es un intercambio de divisas entre dos países, un préstamo contingente en el que intervienen los bancos centrales. Su utilización activa una tasa de interés altísima, estimada arriba del 8% anual pero oculta a la población por cláusulas de confidencialidad. Milei sigue los pasos de quien fuera hasta hace unos pocos días el presidente “de facto”, Sergio Massa, cuya gestión recurrió al swap con Beijing para atender pagos de deuda, importaciones e intervenir el mercado paralelo de divisas con el objetivo de calmar la corrida cambiaria. La línea de ampliación que podría utilizar Milei quedó pendiente tras un acuerdo del otrora ministro de Economía con el gobierno chino.

Los 5.000 millones de dólares en yuanes serían utilizados también para garantizar un volumen mínimo de importaciones. El próximo vencimiento de deuda con el Fondo llega a fines de diciembre e implica el desembolso de unos 900 millones de dólares, cifra de la que carece el BCRA. En 2024, Argentina tendrá que pagarle al organismo cerca de 7.500 millones de dólares.

Para diferenciarse del gobierno de Unión por la Patria, la canciller Diana Mondino señaló que en la reunión se habló sobre la necesidad de establecer un “vínculo con transparencia”. Lo de Mondino tiene un vicio de origen, porque la reunión con los chinos se distinguió por su carácter confidencial.

El acuerdo swap, por su parte, continúa siendo secreto; se desconoce qué tan usurarias son sus tasas de interés y qué condiciones pone China. Desde su lugar como presidente Milei podría dar a conocer su naturaleza; pero mantiene oculto el carácter confiscatorio del mismo para preservar las negociaciones con el gigante asiático, que impone los términos desde su lugar como país opresor.

Atrás parecerían haber quedado las diatribas de Milei contra el “comunismo” chino. Ante todo prevalecen los intereses de clase, más allá de la ideología. Lo mismo pasó durante el mandato de Macri, quien tras tanto criticar al kirchnerismo por su política exterior terminó renovando el swap y los créditos para las represas hidroeléctricas de Santa Cruz. Además, China es el principal socio comercial del país y el destino de la mayor parte de las exportaciones argentinas de carnes y granos. De allí también se importa gran parte de los insumos de los que depende la industria nacional. El grupo Mirgor, propiedad del primo del ministro de Economía, lo sabe muy bien.

Mondino también deslizó que se habló sobre ir hacia una “relación de largo aliento” y sobre “inversiones”. China se vale de estos acuerdos para presionar por una penetración mayor de sus empresas en Argentina (litio, 5G en telecomunicaciones, Hidrovía). Es una orientación resistida por Estados Unidos, país con el que Milei busca alinearse incondicionalmente, en medio de la guerra comercial que domina la arena política internacional. América Latina es un campo de batalla en el que las potencias capitalistas pelean por copar los mercados. En su intento por ir hacia una subordinación plena al imperialismo norteamericano, Milei se topa contradictoriamente con los rasgos semicoloniales de la economía argentina, que lo dejan preso de cuidar las relaciones con el gigante asiático.

Las negociaciones secretas con países o empresas son un aspecto característico de los gobiernos burgueses. Ejemplos de ello son el pacto celebrado entre Cristina Kirchner y Chevron así como el de Macri con el FMI. Se trata de confabulaciones de los capitalistas y sus representantes contra el pueblo. Lo mismo aplica para el secreto comercial, del cual las patronales se valen para fijar los precios de las mercancías a su antojo y de espaldas a la clase obrera.

Los trabajadores debemos intervenir para derrotar el plan antiobrero de Milei y las patronales.