Volodímir Zelensky, el jefe de Estado ucraniano, estuvo presente este domingo en la ceremonia de investidura presidencial de Javier Milei. Fue un hecho que concentró una dosis considerable de atención política, ya que Kiev se encuentra guerreando hace más de un año contra la Rusia de Vladímir Putin, en una carnicería que hasta el momento no parece encontrar salida. Detrás de la visita de Zelensky asoma el intento del gobierno de Milei de alinearse incondicionalmente con Estados Unidos.

Tras haber jurado en la Asamblea Legislativa, el mandatario electo mantuvo una primera reunión bilateral con su par ucranio. En este escenario, “Zelensky se mostró confiado en que el gobierno de Milei apoyará a su país ante las Naciones Unidas tras la invasión de Rusia” (Página 12, 11/12). Milei irá por este camino, que ya fue recorrido por los Fernández y Massa en febrero pasado cuando su gobierno votó junto a Estados Unidos y la Unión Europea una resolución en la asamblea general de las Naciones Unidas que significó un espaldarazo a Ucrania y la Otan en la guerra.

Zelensky aprovechó su aterrizaje en el continente para aceitar lazos con los gobiernos de la región y conseguir respaldos para su política guerrerista. Tuvo reuniones con Luis Lacalle Pou, el presidente de Uruguay; con Daniel Noboa, el de Ecuador; y con Santiago Peña, el presidente de Paraguay. Todos ellos, que también concurrieron a la asunción de Milei, han brindado su apoyo a Ucrania. El “izquierdista” Gabriel Boric, presidente de Chile, no aprovechó su estadía en Argentina para mantener un encuentro con Zelensky pero es conocido que se ha posicionado del lado de Kiev.

Lo de Zelensky se inscribe en el marco de un empantanamiento de Ucrania en la guerra. El financiamiento de su aparato militar está en crisis por un toma y daca entre republicanos y demócratas. El Senado estadounidense viene de bloquear un paquete de ayuda de 61.000 millones de dólares para Kiev. Joe Biden, el mandatario yanqui, se reunirá este martes con Zelensky en la Casa Blanca. Según el diario madrileño El País, esto tendría como objetivo ejercer una presión para que el Congreso apruebe la ayuda económica. En este contexto debe entenderse, por otro lado, que Ucrania haya reclamado nuevamente a la UE su ingreso al bloque.

A la investidura de Milei también concurrió Viktor Orbán, el premier ultraderechista de Hungría. El húngaro es aliado de Putin y desde su lugar en la UE viene poniéndole palos en la rueda al desembolso de 50.000 millones de euros en apoyo presupuestario a Kiev. Algunos medios han señalado el “mal trago” que significó para Zelensky la presencia de Orbán.

Milei le regaló a su par ucraniano una menorá, un candelabro propio de la cultura hebrea. Zelensky es un sionista hecho y derecho y el novel presidente argentino respalda la ofensiva del Estado de Israel contra la población palestina de Gaza, que ya dejó más de 18.000 muertos, miles de desaparecidos bajo los escombros y casi 2 millones de desplazados (prácticamente la totalidad de los habitantes de la Franja).

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, no asistió al acto libertario pero sí lo hizo Eli Cohen, el canciller. El líder de La Libertad Avanza le prometió que incluirá a Hamas en el listado nacional de organizaciones terroristas –el mismo planteo que hiciera Massa en su carrera hacia el balotaje– y que trasladará la embajada argentina desde Tel Aviv a Jerusalén a lo Donald Trump. Cohen y Zelensky, que se autodenominan defensores del pueblo judío, se codean con los nazis del Batallón Azov. Y LLA es una coalición integrada por fascistas y defensores de la dictadura de Videla –que ha sido ferozmente antisemita.

La visita de Zelensky es la de un agente del imperialismo yanqui y europeo, que quieren ir hacia una colonización económica de Ucrania y del este del Viejo Continente. Del otro lado, Putin lanzó la invasión para apuntalar los intereses de la oligarquía capitalista rusa, por lo que su operación no tiene un carácter progresivo. Abajo la guerra imperialista y los gobiernos que la promueven.

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