La Legislatura riojana aprobó un proyecto de ley impulsado por el gobernador Ricardo Quintela para que la provincia emita cuasimonedas por $22.500 millones y con ellas afronte el pago del 30% de los salarios estatales –así como también otros compromisos. La medida da cuenta del carácter explosivo del quebranto provincial, y, asimismo, es una expresión de la bancarrota más general de la economía argentina. Desde el punto de vista de los trabajadores, la política del gobierno peronista implica una confiscación del salario.

Las cuasimonedas se llamarán Bocade (Bonos de cancelación de Deuda). La ley fija que “el Poder Ejecutivo deberá llegar a un acuerdo con el Banco Rioja (el 100% de las acciones las tiene el Estado) u otras entidades bancarias de plaza, la forma y modalidad de acreditación en cuenta corriente o caja de ahorro u otra forma de depósito bancario, de los importes depositados en bonos”. Asimismo, establece que las municipalidades, las empresas estatales, las entidades autárquicas y las descentralizadas deben aceptar las cuasimonedas “en cancelación total o parcial de sus créditos en dinero”.

Todavía no se sabe si las cuasimonedas tendrán formato físico o digital. Eso lo terminará decidiendo Quintela. El gobernador justificó su medida en el ajuste que está implementando el presidente Javier Milei, que redujo los fondos que Nación gira a las provincias. Sergio Massa también había recortado esos fondos, como parte de sus compromisos con el FMI. Nación le estaría debiendo a La Rioja aproximadamente 13 millones de pesos.

Según Quintela, los fondos corresponden a una compensación que se le da a la provincia desde 1999, a raíz de una quita de fondos coparticipables realizada en 1988 por el expresidente Raúl Alfonsín. La Rioja ya había emitido sus propias monedas. La primera emisión tuvo lugar en 1985, durante el gobierno provincial de Carlos Menem. Y la última en 2001, año en el que se produjo el colapso de la economía. De todas formas, a Quintela solo le interesan esos fondos en la medida en que con ellos aceita sus propios negociados o los de capitalistas amigos.

Milei chicaneó a Quintela por Twitter, festejando que como producto de todo esto tendría lugar una “competencia” de monedas. Lo que no dice es que es una competencia reaccionaria porque las Bocade valdrían menos que el devaluado peso argentino, lo que afectaría de lleno a los trabajadores estatales. Además, el presidente dijo que, a diferencia del pos 2001, las monedas que se emitan no van a ser rescatadas por el gobierno nacional –en 2003 se rescataron a valor nominal, cuando varios sectores las habían comprado a un precio irrisorio.

La medida agudizará las contradicciones de la economía provincial y también la crisis social. De movida, implica un ataque en regla contra los empleados estatales, toda vez que percibirán una parte de su salario en moneda basura. El gobierno de Quintela se valdrá de la pataconización de los salarios estatales para licuar el gasto. En la provincia, el empleo público tiene un peso mayor que el privado.

La Rioja tiene los salarios más bajos del país. Por ejemplo, un docente con antigüedad máxima cobra $258.000 y el salario básico de un médico es de $86.000. La canasta de pobreza, por su parte, es de $541.000. Asimismo, la gobernación paga sumas en negro (¿también se abonarán en “patacones”?). Cabe destacar que la CGT, Asociación de Trabajadores de la Salud (Atsa) y el Sindicato de Empleados Textiles de la Industira (Setia) acompañaron la medida antiobrera del gobernador.

Algunas empresas capitalistas, por su parte, serían afectadas ya que “verán encarecerse los impuestos nacionales en términos de la cuasimoneda porque para pagar (los impuestos nacionales) deberán cambiar bonos locales por debajo de la par”. No obstante, el gobierno Quintela podrá valerse de esta reducción del déficit fiscal para hacer frente a la deuda provincial. Los acreedores dolarizados pueden ponerse contentos. Por otro lado, las empresas del litio seguirán haciendo negociones, saqueando el país con la venia de Quintela y de Milei. A su vez, el gobernador continuará otorgando subsidios en pesos a las empresas. Y hay que ver si los comercios y las grandes cadenas de supermercados aceptan la cuasimoneda y a qué precio.

La política de Quintela, de conjunto, implica el otorgamiento de una moneda basura para los trabajadores y salvataje y negociados para los explotadores. Y muestra la adaptación del peronismo al plan motosierra de Milei. El gobernador bonaerense Axel Kicillof lanzaría también su propia cuasimoneda para afrontar el pago de salarios y jubilaciones, manteniendo intactos los negocios capitalistas. Los trabajadores tienen que saber que todos los partidos políticos del sistema están de acuerdo con descargar la bancarrota capitalista sobre sus espaldas; las diatribas que Quintela y Milei se han lanzado entre sí no pueden ocultar esa realidad.

El desafío para la clase trabajadora es derrotar en las calles el plan de ajuste de Quintela y del gobierno de Milei. Hay que organizar la lucha por un salario equivalente a la canasta básica familiar y por recuperar los sindicatos de las burocracias sindicales adictas a los capitalistas y sus gobiernos.

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