Políticas

7/5/2025

Lo que el cuaderno de Rodríguez Larreta no dice

Un perfil sobre el gestor del marketing y las patronales porteñas.

Larreta.

La escena es una construcción, como cualquier escena. Pero el escriba hace un intento de cercanía: se sienta en el estudio de televisión, abre su libreta y le dice al periodista que estuvo hablando con los vecinos del barrio de Chacarita. Luego, manifiesta, pasó por Villa del Parque. La dinámica sería más o menos la misma: el exégeta de la porteñidad eficiente indica que con humildad y escucha va anotando los problemas “de la gente”. Jamás pueblo. Jamás clase trabajadora. Gente.

Tiene una curiosa y conveniente atracción por el olvido el escriba. Habla como si no hubiera sido la persona con más poder en los últimos 18 años de la ciudad. Como si no hubiera ostentado el rótulo de jefe de Gobierno durante ocho abriles y de segundo o tercero del Ejecutivo en los dos mandatos anteriores, encabezados por su examigo Mauricio Macri. Como si fuera un vecino más: no como si viviera en un lugar de lujo de Palermo en el que, según él mismo mostró, pagaba más de un millón y medio de alquiler en 2023. Como si no hubiera contado con la caja con más recursos del país para su fracasada campaña presidencial.

Lo que dice el cuaderno lo muestra. Lo que no dice es lo que importa.

Marketing de clase

El gran gestor y capitán del hacer no construyó un solo kilómetro de subte en sus ocho años de gestión. Sus excorreligionarios hoy militan la gestión del PRO (incluyendo la de Larreta) y promocionan una línea de subte que no existe.

El dato podría ser uno más pero cumple una función social: maquillaje para la tribuna mientras los negociados son para los dueños de la ciudad. “Yo no me meto con los pequeños propietarios, yo me meto con tus amigos, Macri” le dijo Vanina Biasi al actual jefe de Gobierno cuando todavía era el candidato de Larreta.

Los casos de fomento de la especulación inmobiliaria se multiplican. El universo IRSA, Puerto Madero y la Dubai, Costa Salguero, Costanera, el Código Urbanístico que prioriza la construcción de megatorres y prioriza el norte por sobre el sur de la Ciudad, el Parque de la Innovación (con pedido de traslado del Cenard y en algún momento el intento fallido de compra a la cancha de River). El desquicio urbano de Larreta para armarle la ciudad a sus dueños llevó a las inundaciones de Saavedra y a la entrega de espacios verdes en Caballito y Palermo. También a una mantención de los cortes de luz que solamente tuvo un apaciguamiento por la propia crisis del país que llevó a bajar la actividad económica.

Esta política tiene una contraparte clara: la expulsión de los trabajadores de la ciudad. Es que el promedio del alquiler de la ciudad es de $530.000 por mes contando todos sus barrios, más del 50% del salario municipal que paga el gobierno, lo que obliga a muchos laburantes a alejarse de su lugar de empleo para vivir.

Mientras la población de CABA no aumentó, sí lo hicieron los habitantes de las villas: un 50% en los últimos 10 años. En cifras de fines de 2023, más de 400.000 trabajadores vivían (y viven) sin cloacas, sin agua potable, soportando inundaciones, cortes de luz e incendios, como producto de la gestión macrista de Larreta.

A su vez, durante su mandato cayó un 16% el presupuesto educativo y finalizó sus tertulia con el presupuesto en salud más bajo de todo el país. Culminó sus estadía en la casa de gobierno ajustando a los comedores populares mientras aumentaba el hambre.

Todo esto no fue escrito por Larreta en su libreta.

Alianzas

“Horacio” no llegó en subte a la sede de Parque Patricios, antes Bolivar 1. Su trayectoria A. M. (antes de Macri) incluyó ser interventor del Pami de De La Rúa, con una política ajustadora, y un cargo en el Instituto de Previsión Social de PBA con el gobernador pejotista de Carlos Ruckauf. En el “fin de la historia” al susodicho le gustaba el menemismo pero también La Alianza.

Una vez en el gobierno (en el gabinete y como Jefe de Gobierno) se jactó de nunca estar solo. “Nunca tuve mayoría en la Legislatura” dijo, y era cierto: siempre contó, cuando lo necesitó, con el peronismo y el kirchnerismo para sacar sus leyes. Uno de los más recordados es el paquete pro IRSA que arreglaron Cabandié y Ritondo en 2013. Pero también de la burocracia sindical de UTE, Sutecba y compañía, que firmaron sistemáticamente salarios a la baja.

La ruptura con el macrismo jamás mostró una diferencia programática. Las diferencias de gestión con el otrora intendente de Vicente López Jorge Macri son para la tribuna: dos años contra dieciséis. Lo que le pasa a Horacio es que le sacaron la caja y los cargos: perdió la interna del PRO y ahora se llevó la pelota.

Su visión de la crisis social muestra una diatriba reaccionaria y discriminatoria: habla de “conurbanización” de forma despectiva. Nunca explicó lo que tenía que explicar. Quizás es el propio Larreta el que tiene olor a pis.

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