Políticas
2/5/2025
editorial
Milei afila la motosierra
Más que estabilidad, lo que domina es la precariedad.

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Por la huelga general para derrotar al gobierno.
El gobierno sostiene que vive su mejor momento. Según Milei habría obtenido una victoria contundente contra sus agoreros, sean los “ecochantas”, los “periodistas ensobrados” o cualquier otro que haya señalado inconsistencias en la política económica y fundamentalmente en la cambiaria, a quienes sin eufemismos les señaló que “la tienen adentro”.
El tema no es menor porque Milei juega la suerte de su gobierno a la capacidad de controlar a como sea la inflación para poder ganar las elecciones de medio término y agudizar el derrumbe de los partidos tradicionales, terminar de desguazar al PRO y al radicalismo y acelerar la fragmentación del PJ.
La euforia oficial surge después del acuerdo con el FMI, como si este no hubiera sido el resultado de aceptar las mismas exigencias que durante fatigosos cuatro meses se obstinó en rechazar, y que agarró cuando el agua pareció llegarle al cuello. Solo para tomar el tema cambiario: el tándem Milei-Caputo sostenía a ultranza la devaluación del 1% mensual y terminó aceptando una banda cambiaria que en estos primeros días ya produjo una devaluación de más del 8%.
Sobre esta base el mundo financiero celebra los negocios con las tasas de retorno siderales que ofrece la desesperación del gobierno por juntar los dólares para cumplir con las metas de recomposición de las reservas del Central que le impone el acuerdo con el FMI, hacer frente a los vencimientos próximos -de unos U$S6.000 millones- y poder intervenir en el mercado de cambios para impedir una disparada del dólar. Timba financiera, carry trade, descomunal endeudamiento, en esto consiste la política de Milei-Caputo con el objetivo de pasar octubre; es decir, las elecciones que debieran consagrar a La Libertad Avanza como el emergente en un agudo cuadro de disgregación política.
En estos días el centro de las “celebraciones” se produjo en la Expo EFI, un evento que reúne fundamentalmente al mundo financiero. Por allí desfilaron además de Milei y Caputo, representantes de bancos, bolsa de valores, brokers, etc., y también empresarios. A la euforia de los agentes de bolsa y especuladores se sumaron algunas voces de preocupación. Una fue la de Facundo Gómez Minujin, presidente del JP Morgan en Argentina –el mismo banco que impulsa a full el carry trade como un gran negocio- quien exhortó a que "no estemos convencidos de que esto va a tener éxito… queremos ver si el presidente después de octubre va a poder hacer las reformas; las verdaderas no están hechas" (LPO, 29-4). En un sentido parecido Fernando Sedano –del Morgan Stanley- reconoció que entre los posibles inversores persisten interrogantes: "Hay dudas sobre la fortaleza del tipo de cambio, pero cuando intenta rebalancear la economía no es raro que haya efectos secundarios". No son los únicos que tienen dudas, el gobierno no logró renovar la totalidad de los vencimientos en la última licitación de deuda del Tesoro (quedó un 30% fuera) y tuvo que emitir emisión $2,42 billones para pagar los vencimientos que no fueron renovados, lo cual señala que la confianza en el peso no es tal.
Las “dudas” tienen fundamento: el déficit de cuenta corriente –la balanza de pagos- se mantiene desde junio 2024 sin interrupciones alcanzando los U$S 12.000 millones. Es decir que salen más dólares que los que entran, como el resultado del turismo, el pago de deuda, la intervención para frenar la devaluación, etc. A esto se agrega que las importaciones en marzo superaron a las exportaciones en casi 500 millones de dólares. Además el gobierno no ha logrado, a pesar de las amenazas, que el campo liquide la cosecha y se meta en el carry trade para compensar lo que pierden con el dólar barato, la caída de los precios, el aumento de los insumos importados y las retenciones.
Es que las cuentas no dan. Milei no pudo disimular que al gobierno no le alcanzan los dólares para decretar la estabilidad macro. “Cuando empiecen a ingresar dólares de afuera... ¡ay, cómo les va a doler!”, amenazó desde la tribuna de la Expo. El tema es, ¿cuándo? Antes tendrían que despejar las “dudas” que señalaron los del JP Morgan y Morgan-Stanley, y luego la crisis mundial será la que oriente el flujo de inversiones. El panorama “macro” pinta mal.
¿Crecimiento? ¡Las pelotas!
Oculto en la chabacanería, insultos, ataques a los críticos y loas a Caputo, Milei reconoció que la inflación es “aún alta” y que “se va a terminar”... ¡a mitad del 2026! La inflación del año fue superior a la devaluación oficial desde enero a marzo, e inclusive en este último la triplicó; la de abril se vaticina arriba de 3% y más cerca del 4%. El gobierno apela a los métodos de Guillermo Moreno para controlar los aumentos de precios, con amenazas de sanciones a quienes se vayan de mambo. Lo hizo con las alimentarias, ahora con las automotrices, les rogó a las prepagas. Todo esto, en un cuadro en el cual la caída sostenida del consumo –arriba del 8% en el primer trimestre-, debiera empujar a una deflación.
Aun así Milei utilizó la tribuna para declarar el comienzo del crecimiento como resultado de haber obtenido la “estabilización” de la economía. Mientras, la industria y la construcción volvieron a caer en marzo respecto a febrero, revirtiendo un tímido crecimiento en los dos primeros meses del año –y eso comparado con el derrumbe de 2024.
Las importaciones son en casi 80% productos manufacturados, que vienen a competir en gran medida con la producción nacional. Junto a la caída del consumo, eso está profundizando la recesión; que el gobierno quiere disimular en las estadísticas con el crecimiento de la actividad financiera por la especulación. Esto repercute fuertemente en las industrias automotriz, autopartista y de maquinaria agrícola –Milei autorizó la compra de maquinaria usada a Estados Unidos. Muchas multinacionales viran sus negocios a ser meras importadoras, otras empresas lisa y llanamente reprograman su producción, todos buscan reducir personal, promover cambios en los convenios y obviamente utilizar el salario como variante de ajuste. Eso, a su turno, acelera la caída del consumo.
Ajuste + ajuste
Milei hace frente a las dudas y contradicciones que genera su política agitando que la diferencia respecto a los intentos anteriores es que él fue capaz de ir a fondo en el recorte de los gastos corrientes del Estado, para obtener un superávit fiscal (trucho) que dé consistencia a sus promesas de cumplir con el repago del descomunal endeudamiento que impulsa. Por eso la “motosierra” se coloca en el centro de la escena, con más despidos de trabajadores ligados al Estado, cierre de organismos, incumplimiento de servicios esenciales en salud, educación, discapacidad o asistencia social.
El gobierno mete mano fuertemente en las variantes que afectan directamente a los trabajadores, como es el salario y las condiciones de trabajo. Con la complicidad de la burocracia sindical ha logrado paritarias por debajo de la inflación, se negó a homologar acuerdos salariales que acompañaran el índice distorsionado del Indec, y la burocracia aceptó. La situación se va agravando porque ya no alcanza con una deflación del salario: la presión de las patronales pasa incluso por una caída en términos constantes por la vía de eliminar ítems fuera del básico, modificación de la jornada laboral, etc. con el argumento de defender los puestos de trabajo.
Junto a esto vienen las “reformas verdaderas” que Milei se comprometió a hacer y que los eventuales inversores están esperando a octubre para ver si le dan las condiciones para hacerla: no son otras que la reforma previsional, que sostenga el saqueo a los actuales jubilados y avance sobre los futuros con un aumento de la edad para jubilarse, la vuelta de las AFJP, etc.; la reforma laboral para terminar con las indemnizaciones, entre otras cosas; la tributaria para presionar más sobre los consumidores y trabajadores-.
El 1° de mayo fuimos a la Plaza: ¡Fuera Milei, fuera el FMI!
La mentada estabilidad que Milei proclama no existe ni en lo económico ni en lo político. Los procesos electorales en curso –Salta, Jujuy, Misiones, CABA- parecen seguir el derrotero de las elecciones santafesinas: fragmentación política, poca concurrencia a las urnas y hastío profundo en los electores. Después del triunfo en el balotaje, La Libertad Avanza hasta ahora no aparece como el canal para que emerja un liderazgo político capaz de superar la crisis general del régimen político y mucho menos la entronización de un bonapartismo de derecha con una cierta perspectiva. El rechazo a Milei sigue creciendo, y está muy atado al tema inflacionario. De conjunto, lo que prima es la precariedad en todos los terrenos.
Este es el marco para desenvolver la tarea de organizar la intervención de los trabajadores, porque son los que necesitan derrotar al gobierno para quebrar el ajuste, poner en marcha las fuerzas productivas, defender el ingreso, mejorar las condiciones de vida. La complicidad de la oposición patronal responde a los intereses capitalistas, y los enfrentamientos con el gobierno buscan mejor posicionarse frente a los trabajadores para asociarlos a sus reclamos. El que más plenamente está metido en esa tarea es el peronismo, que a través de la burocracia sindical, de los gobernadores –todos- colabora para que el ataque pase mientras defiende los intereses capitalistas afectados por el gobierno.
Por eso el 30 fuimos a la marcha convocada por la CGT movilizados en una columna independiente organizada por los sindicatos combativos, las organizaciones piqueteras y de jubilados donde se agruparon expresiones de lucha; con un documento propio y con una bandera de arrastre que reclamaba “paro activo de 36 horas y plan de lucha” y otro enorme cartel que planteaba “Abajo el ajuste de Milei, el FMI y los gobernadores”. Una denuncia a la complicidad de la burocracia con el gobierno de Milei y con los gobernadores de la motosierra.
El 1° de mayo, día de lucha, día internacional de los trabajadores, mancomunados con los pueblos del mundo que enfrentar la opresión y la barbarie capitalista, fuimos a la Plaza de Mayo haciéndonos cargo del desafío de realizar un gran acto sosteniendo la mejor tradición del Frente de Izquierda en sus casi 14 años de existencia. Lo hicimos a pesar de la decisión del PTS de refugiarse en un lugar cerrado a hacer una suerte de “asamblea” de sus propias agrupaciones, y la del MST de privilegiar una actividad propia posterior. No es concebible para los socialistas revolucionarios renunciar a la importancia que tiene el acto de la izquierda el 1° de mayo en nuestro país y en las condiciones de tener en la Casa de Gobierno a un enemigo jurado de los trabajadores y de la izquierda.
En la plaza del poder político levantamos una tribuna del Partido Obrero, política y de lucha, para reforzar la intervención en la lucha en las calles y en la electoral sosteniendo la independencia política de las organizaciones obreras y populares de las fuerzas del capitalismo, condición indispensable para luchar por nuestros reclamos más sentidos –salario, jubilaciones, trabajo, salud, educación-, por la ruptura con el FMI, el desconocimiento de la deuda usuraria, la nacionalización de la banca, el monopolio estatal del comercio exterior y por una salida obrera y socialista.
En nombre de ello llamamos a preparar la huelga general para derrotar al gobierno. En esa perspectiva vamos a todos los turnos electorales, ya mismo en CABA, Salta, Chaco, Santa Fe, Misiones y Jujuy, para reunir fuerzas para derrotar el régimen de Milei, abrir paso a la izquierda y los trabajadores, y que no vuelvan los políticos capitalistas responsables del surgimiento de esta ultraderecha.


