Sergio Massa continúa su gira por Estados Unidos con el objetivo de destrabar inversiones y obtener nuevos créditos en dólares para cumplimentar las metas de reservas que impone el FMI, en un contexto de acuciante crisis de reservas. Para eso, el ministro de Economía busca reunirse con los organismos de crédito y las multinacionales antes de reunirse el lunes con el Fondo, para llegar a ese día con una agenda económica dispuesta para tal fin, y que garantice el próximo desembolso. Esto traerá aparejado mayores condicionamientos por parte del imperialismo yanqui sobre el rumbo económico del país, lo que se traducirá en un mayor coloniaje y saqueo de los recursos nacionales.

Ayer en su primer día de viaje, Massa negoció con el BID un desembolso de U$S 1.200 millones que ingresarían antes de fin de año y, de esa cifra, al menos U$S 500 millones llegarán el 30 de septiembre. También “destrabó”, en palabras de Mauricio Claver-Carone, presidente del organismo, la tensión que había entre el organismo y Argentina.  Hoy se reunirá también con el director del Banco Mundial, Axel van Trotsenburg, con el mismo objetivo. Recordemos también que estos préstamos está atado al cumplimiento del programa del Fondo Monetario y al ajuste en general.

Esto quiere decir que se abultará aún más la deuda externa argentina y que se impondrán nuevos requerimientos de ajuste a los que el gobierno ha accedido y seguirá accediendo, reforzando la subordinación al organismo. Esta política de endeudamiento tiene el apoyo cerrado por parte del kirchnerismo, el cual plasmó Cristina Kirchner durante la designación de Massa como ministro y del cual el Cuervo Larroque se hizo eco en sus declaraciones.

Las fechas de ingreso de divisas no son un dato menor. Septiembre es un mes clave para el gobierno puesto que tiene un programa económico sumamente cortoplacista que busca patear vencimientos hacia adelante acrecentando los niveles de endeudamiento, y que posee como único objetivo cumplir con las metas de reservas impuestas por el Fondo. En esa línea también es que se impulsó el dólar soja para promover la liquidación de divisas que las patronales del agro tienen retenidas y que vence el 30 de septiembre. Esto desnuda el carácter improvisado que tiene la hoja de ruta postulada por el gobierno que solo apunta a cumplir al precio que sea con las metas del Fondo.

También se reunirá con Mike Pyle, asesor económico internacional adjunto del Consejo Nacional de Seguridad y Sherpa de Biden para G-20 y G-7 y funcionario de Blackrock. Este es el fondo de inversión más grande del mundo, uno de los principales acreedores de la deuda externa y tiene una presencia fuerte en las grandes empresas mineras que están protagonizando un poderoso lobby para saquear los recursos del país. En la reunión, Massa rendirá cuentas de la política económica nacional sobre el cumplimiento de las metas con el Fondo y confían en que el sector político termine influyendo y hasta ablandando a los sectores financieros y económicos.

Una agenda de reuniones con las multinacionales

Al mediodía recibirá a Joao Carlos Costa Braga, presidente para América Latina de Whirlpool y a varias multinacionales entre las que se encuentran muchas empresas petroleras y mineras como Livent, un gigante del litio, Cargill, Chevron y Excelerate Energy, entre otras. Estas áreas productivas son de gran interés para el imperialismo, sobre todo el litio, donde existe una gran disputa entre EE.UU. y China, que ya está bastante metida en el negocio.

La reunión apuntará a atraer el flujo flujo de inversiones por parte de estas empresas, las cuales están al frente de la evasión fiscal y la fuga de divisas en el país, y a las que se les ofrecerá como contrapartida mayores ventajas cambiarias y exenciones impositivas. Esto ya se ha estipulado para las petroleras con un acceso preferencial a los dólares para poder girarlos al exterior, algo que hasta ahora no ha reportado los resultados esperados y contrariamente acrecentó la fuga de divisas, y ahora también se le ofrece un dólar regalado a las patronales del agro que retuvieron la cosecha para presionar por una mayor devaluación.

Queda claro que el plan Massa es de corto vuelo e implica un agravamiento de la dependencia nacional y la opresión imperialista sobre el pueblo argentino, un grado de sumisión compartido por todas las variantes del peronismo que se traducirá en mayores penurias para el pueblo trabajador. Solo una alternativa comandada por la clase trabajadora puede poner fin a semejante oprobio.

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