La tercera sección electoral concentra a millones de trabajadores; en esta, el peronismo derrotó a Milei obteniendo casi el 58% de los votos. Sin embargo, varios intendentes de esta sección se están mimetizando con la política de Milei, que pregona un ajuste brutal.

Tasazo

En varios distritos ya se votaron aumentos de tasas de más del 100% (o cercanas a ese porcentaje), cada uno a su modo. En el caso de Lanús será de un 70% en enero y quedó la abierta la posibilidad de que se habiliten nuevos incrementos en los próximos trimestres. En Lomas, la tasa de servicios generales aumentará en enero un 120%, mientras el alumbrado puede subir un 140%. Avellaneda va a un aumento de casi el 100% en todas las áreas, que impactará en todos los sectores sociales sin distinción. En Varela aumentan un 95%, en Echeverría un 116% y en Quilmes un 130%. Efectuar aumentos brutales en un mes indica que la política de shock de Milei-Macri es compartida por todo el arco político patronal.

Billetera mata presupuesto

Un dato no menor es que encontramos municipios que cuentan con presupuestos donde la libre disponibilidad es un porcentaje enorme de los mismos. En Brown es del 70%, en Avellaneda del 75% y en Echeverría del 84%. Esto resulta alarmante porque significa que áreas enteras están sin fondos asignados para sueldos y mucho menos para insumos. Los aumentos de presupuesto apenas compensan la inflación anual, a la que ahora debe sumarse la devaluación del 54% del peso. Los pocos pesos que posean los municipios quedarán en el bolsillo de los intendentes.

Ajuste y gobernabilidad

En los distritos donde ya se aprobó el Presupuesto 2024 dan por sentado que Nación enviará sumas ínfimas. Lo que omiten muchos es que para que todo esto suceda, el peronismo no debería bloquear la aprobación de la política de ajuste en los distintos ámbitos parlamentarios. Es decir, la motosierra sola no puede arrancar.

La derrota de esta política anunciada por Caputo está en manos de los trabajadores. El 20 de diciembre movilicemos junto al Frente de Lucha Piquetero, al Plenario del Sindicalismo Combativo y a todas las organizaciones populares para rechazar este plan motosierra contra los trabajadores. Es una línea opuesta a la orientación de la burocracia sindical, que en todas sus variantes (desde la centroizquierda de la CTA hasta los “gordos” de la CGT) milita el derrotismo y la parálisis.