Políticas

19/8/2021

Los precios de los alimentos siguen subiendo en agosto

Distintas consultoras vaticinan que las comidas y bebidas se ubicarían, al terminar el mes, nuevamente por encima del 3%.

Imagen: El Economista

Culminada la primera quincena de agosto, la misma revela un incremento todavía mayor de los precios en los alimentos. Tras publicarse recientemente las cifras del Indec respectivas a julio, que constataron que los comestibles fueron el segundo componente que más aumentó sus precios dentro de la canasta, ahora las consultoras señalan que el encarecimiento generalizado de comidas y bebidas no detiene su marcha, y podría acumular por encima de otro 3% al concluir el mes.

Según las diversas mediciones de las consultoras, agosto cerraría con una adición de entre un 3,2% a un 3,4%, como cerró en julio. Según la consultora LCG, en la última semana la carne se incrementó otro 1,8% y los panificados, pastas y cereales un 1,7%. Esto echa, sin duda alguna, un cóctel de nafta directo al fuego incontrolable de la pobreza y la miseria, a pocos días de que el propio Consejo de Coordinación de Políticas Sociales reconociera que ya supera en el país el 50% (Infobae, 19/8).

Las estadísticas, no hay que dejar de advertir de ningún modo, varían de consultora en consultora. Pero todas encuentran un común denominador: los alimentos aceleran el impacto de la inflación, en particular en la última semana. Lo que también ha registrado un fuerte aumento, según la agrupación Consumidores Libres, son los “productos de almacén”, con particularidad los envasados. Hablamos de una suba de un 1,6% en promedio. Si se calcula desde el inicio del año, los productos que componen la canasta alimentaria acumulan ya casi un 35%. (Ámbito, 18/8)

Estos números demuestran por todas las vías el fracaso del gobierno en su intento de contener los precios, a pesar de las mediciones de consultoras ligadas al oficialismo que buscan postular todo lo contrario. Aunque es en la Rosada, según definen varios analistas, “una de las mayores preocupaciones” el aumento de los productos alimenticios, el esquema se mantiene intacto. Pasando de políticas concretas en el sentido contrario, como el desarme de Precios Máximos, los aumentos no detienen su marcha, y el gobierno no trastoca la vía libre a los formadores de precios. Tal es la situación que el propio director del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), Hernán Letcher, reconoció sin más en diálogo con Ámbito que hay una disociación clara entre los precios al consumo y su coste real.

Sucede que los pulpos que intervienen en la cadena de producción y distribución, desde el campo hasta las góndolas, miran con resquemor la contención precaria al tipo de cambio oficial como a todas las tendencias económicas refrenadas con miramientos al proceso electoral. Frente a ello, los precios son remarcados de manera especulativa. Lo que evidencia, en primer lugar, que los “platos rotos” de la crisis la pagan los trabajadores y el bolsillo popular; pero también que la “pasividad” del gobierno se trata de una contundente decisión política de que esto sea así.

Solo el Frente de Izquierda – Unidad presenta un programa claro contra la carestía generalizada que hunde, cada vez más, a millones bajo la pobreza. Por eso planteamos la apertura al control popular de los libros de toda la cadena productiva, de las cosechas a la mesa de las familias trabajadoras. A su vez, levantamos un planteo integral de romper con el pago de la deuda externa, nacionalizar la banca y el comercio exterior, frente a un cuadro en el que todos los caminos conducen a una creciente fuga de capitales y un proceso devaluatorio todavía mayor. Solo así se podrá alivianar el peso que significa hoy día poder parar la olla.