Mientras las cotizaciones paralelas del dólar siguen rompiendo techos, Sergio Massa anunció la ampliación del programa “incentivo exportador” con nuevos beneficios cambiarios para pymes, automotrices, minería y pesca, que se suman a las sojeras y petroleras. Con esta medida del ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria los grandes capitalistas van a poder liquidar un 25% de los dólares de sus exportaciones al precio del dólar contado con liquidación (hoy en $881, y subiendo).

Con reservas en rojo y en plena corrida cambiaria, el oficialismo insiste en el esquema de desdoblamiento cambiario para rasguñar al ingreso de divisas y cumplir con el FMI. Sin embargo, las divisas que ingresan por estas vías, como pasó con las ediciones del dólar soja, se van del país vía el pago de la deuda, la fuga de capitales y el financiamiento de la corrida en el intento por contener los dólares paralelos. De hecho, en el arranque de la semana el Banco Central ya vendió 70 millones de dólares. Los consumidores pagamos estos incentivos en el precio de los alimentos y productos básicos.

Mientras tanto, el gobierno dispuso además una suba en los tipos de cambios a que puede acceder la población, unificando al alza los impuestos que gravan la compra de divisas o gastos en el exterior (los llamados dólar ahorro, tarjeta y Qatar) y llevándolos por encima de $900.

Además, la medida implicará nuevamente una emisión monetaria de gran envergadura que le echará leña al fuego inflacionario. Solo con los 500 millones de dólares que se espera que liquide el sector minero, el central deberá emitir 440.500.000.000 extra. Sin embargo, los candidatos del régimen le echan la culpa de la emisión de los jubilados o a los pobres que cobran un miserable plan social cuando, como se ve, los que se benefician con “la maquinita” son los capitalistas y, justo en este caso, aquellos que protagonizan el saqueo de los recursos naturales del país, atentando contra el desarrollo nacional y el ambiente.

Ahora se sumarán tensiones como el desabastecimiento en el mercado interno de combustibles, consecuencia de que las patronales destinen la mayor parte de su producción a la venta en el exterior. Luego de la implementación del “dólar Vaca Muerta” para las petroleras comenzaron a registrarse faltantes en algunas estaciones de servicio. A priori, el gasto sería asumido por YPF para dejar piedra libre a las exportaciones de multinacionales como Chevron o pulpos locales como Tecpetrol. Todo esto refuerza además el lobby de las petroleras, que presionan por empalmar los precios del mercado interno con los internacionales.

En el caso de las automotrices, las empresas vienen de ser beneficiadas con exenciones impositivas y acceso preferencial al dólar oficial para importar, y ahora percibirán por cada dólar liquidado el precio más alto del mercado de cambios, un negocio enorme con la brecha cambiaria a costa del desfinanciamiento del Central. No conformes con engordar sus bolsillos a costa del Estado, alegan un “alto costo laboral” y son las principales impulsoras de la reforma laboral flexibilizadora, como fue el caso de Toyota.

Estamos frente a una nueva improvisación de Massa, en favor de los capitalistas y en desmedro de los trabajadores, inocua a los fines de subsanar las raídas reservas. Sin embargo, la pagarán los laburantes con más inflación. En lugar de beneficios cambiarios a las grandes empresas mientras la devaluación la paga la población, hay que cortar con la sangría de divisas, empezando por romper con el FMI.

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