Desde la presidencia de la Cámara Alta, Gabriela Michetti -lobista del aborto clandestino- instó a los senadores a reducir sus intervenciones en la sesión, arguyendo que “el Ministerio de Seguridad pide que se vote antes de las 22, porque después va a haber menos efectivos en la calle”. 

La vicepresidenta toma nota de una concentración que crece hora a hora, copando las calles que rodean al Congreso en reclamo del aborto legal, y agita el blindaje de una votación antipopular.

A sabiendas de que la votación está prevista al menos para pasada la medianoche, se trata de una amenaza represiva, desde las entrañas del Poder Ejecutivo, contra las centenares de miles de personas movilizadas por la legalización del aborto –haciéndose eco de la cartera detrás de la represión a los mapuches, la doctrina Chocobar y las avanzadas del 14 y 18 diciembre.

No hay exhortación gubernamental que pueda frenar la marea verde que se ha plantado frente al parlamento a reclamar lo que corresponde.



 

 

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