La semana pasada, en el marco de la inauguración de la Semana de la Inteligencia Artificial, que tuvo lugar en el Polo Científico Tecnológico en Buenos Aires, Milei dijo que Argentina “tiene la oportunidad histórica para ser punta de lanza del desarrollo de la IA”. Días atrás, un informe de la Fundación País Abierto y Digital (PAD) mostró cómo se disparó la brecha digital en el país; o sea, los jóvenes y los trabajadores en general carecen cada vez más de posibilidades para acceder tanto a internet como a un dispositivo digital. Mal puede, entonces, el gobierno libertario convertir a la Argentina en un polo de IA en el contexto de una crisis económica y social lacerante.

El texto emitido por PAD muestra que el 46,7% de la población total del país no dispone de internet fijo y móvil ni de equipamiento informático en su hogar. Hay provincias en las cuales el 60% de sus habitantes carece de computadora o tablet. Por otro lado, el 7,1% de la población total del país no tiene acceso a internet de ningún tipo; en algunas provincias, ese porcentaje asciende al 17%. El 14,7% de la población total, por otra parte, solo tiene acceso a internet móvil en su casa (3G o 4G); en algunas provincias, ese número se eleva al 30%. Este menor acceso del pueblo trabajador a dispositivos electrónicos y conectividad se ha reflejado en una caída de las ventas en el rubro; las de notebooks y computadoras de escritorio bajaron entre un 52% y un 62% en el tercer trimestre de 2024 (La Nación, 25/11).

¿Cómo podrá el país convertirse en un gran polo tecnológico si buena parte de su pueblo se ve imposibilitado de comprar una computadora o contratar servicio de internet? Además, según el Indec, los servicios de telefonía e internet subieron, en lo que va del año, un 182,2% solo en el Gran Buenos Aires. Como consecuencia de los aumentos, muchas familias deciden contratar planes de conexión de menor calidad o directamente cancelar su suscripción al servicio. La baja posibilidad de acceder a la tecnología está relacionada al derrumbe de las condiciones de vida de la clase obrera provocado por el gobierno, que está implementando un plan de ajuste al servicio de los capitalistas. Los salarios han caído de manera estrepitosa; muchísimas familias se endeudan para comprar comida (lejos están de poder comprarse una computadora); uno de cada cuatro jóvenes es indigente, etcétera. Argentina es, más bien, punta de lanza en el desarrollo de la miseria social.

Milei habló en el Polo Científico en momentos en los que su gobierno está llevando adelante un duro ajuste contra la ciencia: despidió al 10% de la planta del Conicet, suspendió el otorgamiento de becas para investigación y ejecutó una minúscula parte del presupuesto destinado al desarrollo de ciencia y tecnología. Por eso recibió, en ese marco, el repudio de investigadores. Milei quiere convencer a la población de que la aplicación de sus reformas estructurales antiobreras traerá consigo una ola de inversiones, algo que no está pasando; por el contrario, como producto de su política de pago de la deuda externa usuraria y de prebendas económicas a las patronales, persistirá la fuga de capitales.

Para que el desarrollo tecnológico esté asociado a una mejora de la calidad de vida y las condiciones de trabajo, la clase obrera debe tomar las riendas de la sociedad.

A un año de Milei, lo peor está por venir

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Un año de luchas contra Milei

La clase obrera y los explotados no se doblegan ante el ajuste. –

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