Políticas
12/11/2024
El éxodo de científicos argentinos, otra cara del derrumbe salarial y del ajuste
En lo que va de 2024, casi 3.000 trabajadores abandonaron sus puestos de trabajo en Conicet y emigraron del país.
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Conicet.
En lo que va de 2024, casi 3.000 trabajadores abandonaron sus puestos de trabajo en Conicet y emigraron del país. La fuga de cerebros está íntimamente relacionada al plan de ajuste que el gobierno nacional está aplicando en el sistema científico argentino, que produjo una disminución de la cantidad de becas tanto para doctorados como para posdoctorados, la suspensión y cancelación de investigaciones, la profundización de la precarización laboral y una mayor pérdida de poder adquisitivo de los salarios.
Que Javier Milei quiere ir hacia la liquidación del sistema científico público no es una novedad; antes de llegar a la Casa Rosada, declaró en una entrevista a La Nación+ que uno de sus objetivos era cerrar el Conicet. Si bien todavía no reunió las condiciones políticas necesarias para privatizarlo completamente, sí ha venido avanzando en su vaciamiento. Según el Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (Ciicti), la inversión estatal en ciencia y tecnología cayó en octubre un 50,9% interanual.
La política libertaria está causando estragos en el sector. La falta de becas y de ingresos de nuevos investigadores se encuentra provocando una disminución de la cantidad de trabajadores que hay en planta; los científicos más experimentados están jubilándose y no hay suficientes jóvenes para sustituirlos. Los aspirantes a investigadores que se presentaron a concurso este año no han ingresado a trabajar y no saben cuándo podrán hacerlo; aquellos que ganaron concursos, por su parte, postergaron la toma de los cargos para formarse en el extranjero.
Mónica Balzarini, directora de Conicet Córdoba, señaló que “en todo el país son 11.000 personas en planta de Conicet y de Córdoba son 1.500. Un 4% de ese total se jubila cada año y también hay gente de edad intermedia que renuncia para irse a otro lugar” (La Voz, 9/11). Asimismo, los bajos salarios y la precarización laboral imperantes son otros factores de desquicio del sistema científico. De acuerdo al Ciicti, el sueldo de los investigadores y del personal de apoyo del Conicet perdió un 1,4% real en septiembre y acumuló en los primeros diez meses del año una caída del 28,2%.
Los investigadores están ganando un 27,3% menos que en diciembre de 2015. El sueldo de los becarios también se desplomó y en relación a diciembre 2015 cayó un 23,9% en términos reales. Estos trabajadores carecen de aguinaldo, no poseen estabilidad laboral y llevan adelante sus tareas sin realizar aportes jubilatorios. Milei se vale de la precarización del trabajo, que fue defendida a capa y espada por los gobiernos capitalistas del PJ y de Juntos por el Cambio, para avanzar en despidos de un modo más sencillo. A principio de año, los científicos salieron a luchar contra las cesantías en Conicet y en el sistema científico.
A su vez, los salarios de los docentes e investigadores universitarios acumularon una pérdida del 25,1% desde noviembre de 2023. El ataque libertario contra las universidades públicas, que es enfrentado por el movimiento estudiantil, también repercute en el sector ciencia. El gobierno interrumpe la formación de profesionales altamente calificados; un daño estructural cuya superación lleva mucho tiempo. Es por todo esto que los científicos se ven empujados a buscar oportunidades en otras latitudes.
La carencia presupuestaria ha sido una constante de los sucesivos gobiernos y condiciona el funcionamiento de la producción científica a la capacidad de conseguir financiación por la vía de convenios con grandes empresas. De esa forma, han colocado el sistema científico público al servicio del desarrollo de negocios capitalistas; los empresarios se ahorran buena parte de sus inversiones en innovación y formación de cuadros técnicos, e imponen su orientación sobre qué se investiga y para qué.
Por ejemplo, Conicet ha destinado investigadores para que trabajen en la producción de trigo transgénico HB4, un tipo de trigo tolerante al glufosinato de amonio –agroquímico quince veces más dañino que el glifosato–, que contaminaría nuestra alimentación pero ayudaría a engordar las ganancias de los pooles de siembra, los laboratorios y los terratenientes de la Sociedad Rural.
Conicet también ha firmado convenios con Pan American Energy –para el desarrollo de “proyectos sustentables”–, la empresa petrolera y contaminadora de Marcos Bulgheroni, un promotor de los tarifazos contra el pueblo. Esta vinculación entre el sistema científico nacional y el capital privado, que persiste hace décadas, significó en los hechos una privatización particular de la ciencia; de este modo, el presupuesto estatal destinado a la ciencia y a la educación se ha convertido en un subsidio a la actividad lucrativa de ciertos monopolios capitalistas. Asimismo, los gobiernos han venido impulsando el vaciamiento del sistema científico con el objetivo de recaudar fondos para el pago de la deuda externa.
El sistema científico es una conquista de los trabajadores. Hay que defenderlo con los métodos de la lucha de clases.