Políticas

13/6/2022

Milei en El Porvenir: un programa antiobrero

Reivindicó al gobierno de la India, que aplica la reforma laboral y reprime al campesinado pobre.

Foto: Facebook

Toda la épica que los organizadores del acto de Javier Milei intentaron montar en el evento no pudo ocultar la concurrencia de apenas unas 1.500 personas, que lo ha terminado convirtiendo en un rotundo fracaso. El estadio de El Porvenir encontró a un Javier Milei en plena campaña, con duras acusaciones contra la “casta” y en medio de una crisis interna que está pegando en su estructura política y que promete agudizarse. Ni la utilización de micros, que despierta la bronca de todos los libertarios cuando son usados por los piqueteros para protestar contra el Estado (el gobierno, la casta), ni la movilización de cierto aparato político ni el show realizado por “El Dipy”, pudieron contrarrestar una bajísima cantidad de concurrentes que en otras ocasiones el libertario ha logrado superar.

Derechismo antiobrero

Milei comenzó su discurso envuelto en una contradicción que nunca va a poder resolver. Que un acto que se concibió, en parte, como tribuna para lanzar ataques contra la llamada casta política comenzara con su anfitrión agradeciendo al Partido Demócrata, el cual forma parte de la casta y cuyos personeros son adictos a los fondos públicos, por su presencia y por colaborar con el armado electoral de Milei a nivel nacional, demuestra el carácter farsesco de la propaganda libertaria.

El diputado libertario desplegó algunas recetas que según él sacarían a Argentina del atraso y la pondrían nuevamente en el pedestal al que supuestamente se subió cuando era “potencia” en el siglo de XIX (sic). El “Make Argentina Great Again” del trumpista local no es más que un velo nacionalista para encubrir un programa de entrega del país al imperialismo mundial y de durísimos ataques contra los trabajadores. La propuesta de dolarizar la economía, que transformaría a Argentina en un típico enclave colonial y que solo podría ser llevada adelante a través de una megadevaluación, es ilustrativa en ese sentido.

El hecho de que Milei, a tono con lo que dijo recientemente el magistrado Carlos Rosenkrantz, haya afirmado que “cuando hay un derecho alguien lo tiene que pagar”, dio cuenta de que el libertario no pretende terminar con el 40% de pobreza que tanta decepción le produjera en el marco de su intervención. A lo que se refieren los libertarios cuando divulgan esa idea es a su negativa a sostener la educación pública, los regímenes especiales docentes que con tanta lucha se lograron conquistar, o a profundizar el ataque contra las jubilaciones, entre otros. Un avance contra estos derechos sería profundamente negativo para la clase obrera, toda vez que profundizaría una diferenciación social que viene escalando a todo vapor.

Una prueba rotunda de que Milei quiere atacar fuertemente a los trabajadores fue su reivindicación de la India como país que se halla “prosperando” gracias a las reformas económicas de corte liberal que vendrían aplicando sus gobiernos. La India es un país profundamente atrasado, donde el 50% de sus habitantes labora en el sector de la agricultura. El 85% de los agricultores son pequeños productores cuyo producto del trabajo es apenas suficiente para satisfacer sus necesidades más inmediatas.

Las reformas económicas del gobierno de Narendra Modi han profundizado la pobreza de los campesinos, y también de los trabajadores; aplicó una reforma laboral que da lugar a una mayor precarización del trabajo y cercena el derecho a huelga, y privatizaciones que redundaron en una entrega al capital internacional y en miles de despidos.

Las diatribas contra los “empresarios prebendarios”, los “periodistas ensobrados” y los “sindicalistas mafiosos” que Milei practicó en el acto son, como mínimo, una burla contra quienes ven en él una esperanza de cambio. Milei es, por un lado, un empleado y fuerte defensor de Eduardo Eurnekian, quien casi ha monopolizado el negocio de los aeropuertos (¿y la libre competencia?) gracias a sus relaciones con el Estado y a los subsidios que este le otorgara. Detrás de los ataques a los “periodistas ensobrados” y a los “sindicalistas mafiosos”, asimismo, se esconde un ataque contra la libertad de expresión y contra la organización sindical de los trabajadores.

Milei es la expresión de una tendencia de la burguesía que pretende terminar con algunos vestigios de intervencionismo estatal (derechos obreros, eliminar regulaciones o trabas a los capitalistas), o sea, con el papel que el Estado comenzó a jugar luego de la bancarrota del 2001, un año marcado por el desarrollo del movimiento piquetero y por la rebelión popular que terminó con el gobierno ajustador de De la Rúa y Cavallo. Es por eso que encuentra coincidencias con Macri y Bullrich, ya que estos dos buscan, entre otras cosas, avanzar en un proceso de privatizaciones de las mismas características. Milei explota el agobio que sufren los trabajadores como consecuencia de la política ajustadora que se impulsa desde el Estado (impuestos, inflación, etcétera), pero oculta que él defiende esa política. Detrás de su aproximación a elementos relacionados a la casta militar como Villarruel o Bussi asoma la tentativa de tener un Estado fuerte para reprimir las luchas contra ese mismo Estado. El desarrollo de políticas de ajuste (que Milei en el acto criticó) y de privatizaciones se encuentra profundamente relacionado al pago de la deuda externa, la cual Milei denominó en su alocución como “inmoral”, pero cuyo pago quiere cumplir. Esto último no puede realizarse más que con un ajuste mucho más acentuado contra la clase trabajadora.

Interna

El fracaso del acto y las contradicciones entre lo que dice Milei y lo que efectivamente hace en el proceso político real han acentuado la crisis interna del frente libertario. Su último episodio estuvo protagonizado por Carlos Maslatón, que criticó duramente a la hermana de Milei y a Carlos Kikuchi (exasesor de Cavallo y ahora parte del staff de Milei), a quienes responsabilizó de estar llevando a Milei a la humillación política, por “sellar alianzas con corruptos y fascistas”. Se refiere al acercamiento de Milei con Ricardo Bussi (hijo del genocida Antonio) y Macri, con quien viene de realizar una charla en la que estudiaron la posibilidad de una inclusión de Milei a unas Paso con el PRO, sin el radicalismo y la Coalición Cívica.

Pero es el diputado libertario mismo quien defiende la perspectiva de tranzar con las tendencias políticas tradicionales del país y con los fascistas. El coqueteo de Milei con la casta empezó con un desenfrenado culto a Menem y Cavallo, pasó por reuniones con Patricia Bullrich, y terminó con el cierre de un acuerdo electoral con el Partido Demócrata. La alianza con el partido de Bussi produjo una crisis en el Partido Libertario tucumano que incluyó portazos y generó un fuerte descontento entre sus filas. La integración de la defensora de genocidas Victoria Villarruel, incluida en la fórmula presidencial que mostraban las pancartas instaladas en las calles de Gerli (Milei-Villarruel 2023), al armado de Milei, confirma estas aseveraciones, así como también el arribo a un acuerdo con Jorge Coassini, un exhombre ligado a Pichetto, para armar la “pata peronista” de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires (Letra P, 13/05).

La asociación con Bussi demuestra una vez más que el Partido Libertario no tiene absolutamente nada de libertario. El intento de ir hacia un frente con él es la antítesis a un planteo liberal, toda vez que los genocidas representaron un acrecentamiento del poderío estatal (concentrado en el Ejército) que fue utilizado para avanzar, con los métodos del fascismo, en el exterminio físico de los luchadores populares y en la violación de los derechos democráticos más elementales.

No hay nada progresivo para los trabajadores en este rejunte de reaccionarios. La concurrencia de agrupaciones clericales y ultraderechistas al acto de Milei (“La Julio Argentino” y “Vida y Familia”, por ejemplo), o de personas con antorchas como los supremacistas blancos estadounidenses, es una demostración de aquello.

Trabajadores y jóvenes: Milei les quiere meter la mano en el bolsillo y barrer con sus derechos laborales y democráticos. Los llamamos a organizarse de manera independiente y en defensa de esos derechos, contra el ajuste del gobierno y la oposición derechista.

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