Políticas

4/4/2025

Milei pone a la Argentina como rehén de la ofensiva comercial de Trump

Viajó a Estados Unidos a aplaudir al mandatario yanqui tras el anuncio de suba de aranceles.

Crecen las exigencias del Washington para aprobar el acuerdo del FMI.

La ofensiva comercial lanzada por Trump mediante la suba de aranceles sigue sumando efectos negativos para Argentina, entre ellos, más daños a la balanza comercial del país y a la industria, junto a nuevos condicionamientos por parte de Estados Unidos para conceder el préstamo del FMI que con tanta urgencia necesita Milei.

Ya hemos mencionado que el incremento arancelario anunciado en la Casa Blanca se traducirá en una merma de las exportaciones locales hacia el país norteamericano, disminuyendo el ingreso de divisas. A su vez, el giro proteccionista de Trump también impactó en las commodities: cayó el precio internacional de los granos, como la soja, y el del petróleo. Una muy mala noticia para Argentina, donde los productos provenientes del agro representaron el 60% de las ventas al exterior durante el primer bimestre del año, y, las hidrocarburíferas, un 14,6%. Además, el saldo comercial favorable obtenido en ese período se debió exclusivamente al superávit energético, apalancado por las exportaciones de Vaca Muerta.

Por otro lado, las barreras arancelarias de Trump, combinado con la política aperturista de Milei, podría provocar una avalancha importadora en Argentina, ya que otros países, impedidos de ubicar sus productos en Estados Unidos, intentarán buscar nuevos mercados. Esta variante no solo afectaría a la balanza comercial de nuestro país -agravando la crisis de reservas-, sino también a los puestos de trabajo de la industria nacional. La UIA ya advirtió esta situación y volvió a la carga con el reclamo de rebajas impositivas, reforma laboral flexibilizadora y devaluación; un paquete antiobrero que da cuenta de que somos los trabajadores los primeros en pagar los platos rotos de esta escalada en la guerra comercial.

La postración de Milei ante el imperialismo estadounidense lo llevó a festejar la medida de Trump. Suscribe al argumento esgrimido por el presidente yanqui de que se tratarían de "aranceles recíprocos", cuando esa supuesta equiparación en las tarifas profundiza las desventajas estructurales de Argentina en el comercio bilateral, en tanto país subdesarrollado. Además, según la interpretación de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (Cera), los aranceles que pasará a cobrar Estados Unidos podrían incluso ser más altos que los que rigen en nuestro país para la mayoría de los rubros, dado que el gravamen del 10% sería adicional al impuesto ya existente.

Como fuere, si el gobierno de Milei llegase a avanzar las negociaciones emprendidas para reducir aranceles en ambos países, tampoco estaríamos en presencia de un "trato recíproco", ya que se profundizaría la matriz primarizante de la economía argentina. No olvidemos que, entre las importaciones provenientes de Estados Unidos, tienen mayor peso los bienes de capital, como la maquinaria para la industria del petróleo y el gas y aquella utilizada en el sector metalmecánico, mientras que nuestro país le exporta fundamentalmente materias primas (como carne vacuna, limón, miel y petróleo) o bienes con poco valor agregado (vino, aceite de oliva, aluminio, etc.)

El propio Claver Carone, enviado del Departamento de Estado para Latinoamérica, se encargó de recordar el carácter semicolonial de nuestro país exigiendo que, para destrabar el acuerdo con el FMI, Milei debe cortar la línea de financiamiento con China y comprometerse a no utilizar los dólares del Fondo para afrontar el próximo vencimiento del Swap por U$S 4 mil millones a fines de junio. Así las cosas, Argentina aparece como rehén de Trump en la ofensiva económica que está librando el mandatario contra el gigante asiático.

Esto pone en apuros al gobierno libertario, que necesita desesperadamente del desembolso del FMI para intentar "llegar a octubre", pero carece de otras vías de financiamiento que le permitan afrontar los vencimientos de deuda externa que se avecinan. Sobre todo ahora, que el anuncio de Trump hizo saltar el riesgo país a casi 900 puntos. Sin mencionar lo inviable de que Argentina acate el pedido de Trump de romper relaciones con China, siendo uno de sus principales socios comerciales.

De esta encerrona se sale luchando por un gobierno de trabajadores, que saque al país de su dependencia y atienda las necesidades sociales. En ese camino, toca echar al cipayo de Milei con la movilización callejera porque su permanencia en el gobierno significa más entrega nacional y penurias para las mayorías populares.

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