Políticas

11/7/2023

No pero sí, Grabois no quiere ir a la embajada yanqui pero sí reunirse con el embajador

Una demagogia "antiimperialista" de patas cortas.

Stanley y Grabois.

Juan Grabois, el precandidato a presidente por Unión por la Patria, rechazó mantener una reunión con el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley, diciendo que la visita hubiese sido otro “ritual de sumisión”, de esos que “mantienen a Latinoamérica en un estado de miseria, dependencia y mal desarrollo”. Sin embargo, le propuso al representante del gobierno norteamericano llevar adelante otro encuentro, pero desde “cierta cosmovisión y principios”.

Grabois publicó en sus redes sociales la carta donde expone, intentando darles una épica antiimperialista, los argumentos con los que declinó la oferta de Stanley. En ella sostiene que “la situación actual es producto de una corresponsabilidad entre Estados Unidos y los actores locales –políticos, dirigentes sectoriales, funcionarios públicos, jueces, fiscales, periodistas, etc- que se someten indignamente a rendir pleitesía a una potencia extranjera y defender sus intereses más que los de sus conciudadanos”.

El líder de Patria Grande desarrolla esta demagogia “antiimperialista” cuando su candidatura funcionará como una colectora de votos izquierdistas que irán a parar a la candidatura de Sergio Massa, hombre de la Embajada norteamericana y fanático de la política de “Tolerancia Cero” contra los pobres del trumpista exalcalde neoyorquino Rudolph Giuliani. Massa es quien, junto a Cristina Kirchner, aumentó la cantidad de pobres en 3.300.000 en tan solo diez meses.

Marc Stanley es un hombre muy activo en la política argentina. Se reunió con casi todos los políticos capitalistas del país, entre ellos CFK, Massa, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Milei, quienes pretenden alinearse todavía más con Estados Unidos y el imperialismo mundial. Stanley también participó de la Amcham, donde Massa, Scioli y las dos principales figuras de Juntos por el Cambio le fueron a rendir pleitesía a los popes de la burguesía yanqui. El funcionario de Biden, asimismo, se ha reunido con dirigentes de la cúpula de la CGT como Pablo Moyano, y con otros burócratas sindicales como Hugo Yasky y Roberto Baradel. La Embajada está muy metida en la política interna, funge como guardiana de los intereses imperialistas en el país.

La demagogia antiyanquis de Grabois es muy precaria. Primero que nada, porque está dispuesto a dialogar con Stanley. Pero, sobre todo, porque los diputados de Patria Grande acompañaron con sus votos todos los presupuestos nacionales de ajuste (2020-2023) del gobierno del Frente de Todos, que fueron dictados por el capital financiero internacional y el FMI. Estos presupuestos contribuyeron a que se profundice la destrucción de los salarios y las jubilaciones y a que se agudice la bancarrota de la salud y la educación públicas. También apoyaron la renegociación colonial de la deuda externa (prácticamente no hubo quita y se reconocieron tasas de interés usurarias) que llevó adelante Martín Guzmán en 2020.

Por otro lado, la votación del pacto con el FMI encontró a los congresales de Patria Grande divididos. Itaí Hagman, por ejemplo, se abstuvo. Quedó a la derecha de Máximo Kirchner, que se opuso al acuerdo a sabiendas de que iba a pasar igual sin su voto. Las abstenciones de Patria Grande en la Cámara de Diputados fueron parte de una maniobra para ocultar su apoyo a un gobierno ajustador y proimperialista que aplica la agenda del FMI y la burguesía contra la clase obrera argentina, que avanzó en acuerdos entreguistas con las mineras, que impulsa el extractivismo y que paga la deuda externa robándole dinero a los jubilados y a los trabajadores.

El pacto con el FMI y la deuda externa son cuestiones clave de la política nacional, y su cumplimiento determina la vida de millones de masas en el país. Grabois es partidario de suspender el acuerdo con el Fondo y “sentarse a negociar”. Es casi la misma línea que desenvuelve Cristina Kirchner: cumplir con las exigencias del FMI y mantener a la Argentina sometida a la dominación política y económica del capital financiero internacional. Grabois es un político capitalista, y, como tal, defiende a la burguesía nacional explotadora de los trabajadores.

Reservas y Deuda: los límites del peronismo frente al imperialismo

Para Grabois, el único responsable del ajuste es el Fondo. Esto no es así. La clase capitalista argentina también es partidaria de un ajuste, busca eliminar los planes sociales para que no compitan con los salarios de indigencia que se pagan en varias ramas de la economía, convertir las jubilaciones en una mera pensión a la vejez, flexibilizar las condiciones de trabajo y pagar menos aportes patronales. La burguesía nativa defiende acordar con el FMI porque si el pacto llega más o menos a buen puerto podría ingresar nuevamente al mercado internacional de capitales. Además, el Fondo presiona por la implementación de reformas estructurales que destruyan conquistas históricas de los trabajadores.

La burguesía nacional está entrelazada al imperialismo (es acreedora de la deuda externa), lo que profundiza los antagonismos sociales en el país. A través del pago de la hipoteca confiscatoria que es la deuda se beneficia una clase social reaccionaria y parasitaria. Grabois quiere que la clase obrera argentina vaya a remolque de sus opresores. Entretanto, la pobreza envuelve a casi el 50% de la población, existe una desocupación real de casi el 13% y 2 de cada 3 niños son pobres.

Solo una fuerza revolucionaria y socialista puede emancipar al país de la tutela imperialista. La lista “Unidad de Luchadores y la Izquierda”, que lleva a Gabriel Solano y Vilma Ripoll como principales candidatos, plantea romper con el FMI y desconocer la deuda externa para echar al imperialismo del país y destinar todos esos recursos que hoy se van a los bolsillos de un grupo de bandidos al desarrollo de las fuerzas productivas y a la elevación material de los trabajadores.

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