Políticas

25/8/2022|1652

Por un debate serio y honesto en el Frente de Izquierda-Unidad

El juicio a Cristina Fernández de Kirchner abrió un debate.

Es evidente que el juicio a Cristina Fernández de Kirchner por las denuncias de corrupción en su contra abrió un debate dentro del Frente de Izquierda-Unidad. Las divergencias expuestas son serias y corresponde analizarlas con cuidado. Para nosotros lo que está en juego tiene un alcance estratégico: que el Frente siga siendo una expresión política independiente de los trabajadores ante todos los bloques capitalistas por igual.

El análisis de las posiciones requiere enmarcarlas en una caracterización. A nuestro entender lo esencial es lo siguiente: el gobierno del Frente de Todos intenta superar su propia dispersión y sobre todo la posibilidad de un estallido financiero, que puede derivar en uno político y social, cerrando filas con el FMI para aplicar un fuerte ajuste contra el pueblo. Las designaciones de Massa primero y Rubinstein después son pasos notorios en esa dirección. El imperialismo apoya ese giro, como lo acaba de afirmar el embajador de los EE.UU., Marc Stanley, que no tuvo tapujos en reclamarle a la oposición macrista que el gobierno de “concertación” debe ser ahora y no después, en un llamado directo a que se asuma su responsabilidad en el ajuste. Se lo dijo corrigiendo a Larreta, delante de Massa y Wado de Pedro. Si alguna duda cabe que el imperialismo apoya este giro, sumemos que Biden recibirá a Alberto Fernández e intercedería ante el FMI para que ejecute los desembolsos aunque no se hayan cumplido las metas pactadas.

De este cuadro se deriva que el pedido de condena por un fiscal a la actual vicepresidenta está lejos de representar un golpe de Estado o algo parecido. No solo por el hecho de que aún no hay condena, y que cuando la hubiera -partiendo de la base de que sea en su contra- hay dos instancias más de apelación que pueden insumir varios años, por lo que tampoco está afectado su derecho a participar de las próximas elecciones. No hay golpe además porque en la administración del Estado sigue estando el Frente de Todos, con Cristina Fernández de Kirchner en un lugar relevante, aplicando el ajuste que reclama el capital financiero internacional.

El kirchnerismo, como es lógico, pretende ocultar ese ajuste que lleva adelante y trata de armar una polarización política para desviar la atención de los trabajadores sobre la situación que atraviesan. Una mayoría de la burocracia sindical se suma a este operativo, y amenaza con paros y movilizaciones en defensa de la vicepresidenta. Son los mismos paros y movilizaciones que no hace en defensa de los trabajadores. Cristina Fernández de Kirchner alimenta ese operativo con discursos contra el macrismo, aunque cuando lo hace expone la corruptela de su gobierno y la relación estrecha entre sus amigos capitalistas y los amigos capitalistas de Macri. Así queda nítido ante la población que todas las fuerzas que nos han gobernado son una banda de ladrones contra el pueblo.

¿Qué debe hacer la izquierda en esta situación? En primer lugar valerse de este descrédito y de las denuncias de corrupción contra unos y otros para denunciar a las fuerzas del sistema, desacreditarlas ante los trabajadores y llamar a luchar para derrotar el ajuste que el gobierno lleva adelante. El golpe hoy no es contra Cristina, el golpe es contra el pueblo. La denuncia de que la corruptela es estructural e inmanente al capitalismo es correcta, si y solo si se dice que los políticos y políticas de carne y hueso que nos han gobernado son responsables de esa corruptela. De otro modo sería facilitarles que tiren la pelota afuera. Fue lo que trató de hacer la vicepresidenta, cuando dijo “en Argentina las cosas funcionan así”. ¿Qué le respondemos? Funcionan así porque gobernaste vos, Macri, Duhalde, Néstor Kirchner, Alberto… En oposición a todos ellos debemos llamar a los trabajadores a no distraerse con la pelea de camarillas de los políticos y jueces capitalistas, bandidos que lucran con el hambre del pueblo, y llamar a luchar por las propias reivindicaciones.

Ahora tenemos a las direcciones de las CGT y la CTA que amenazan convocar movilizaciones y paros en defensa de la vicepresidenta. ¿Qué debemos decir los del Frente de Izquierda-Unidad? Que la burocracia sindical llama a los trabajadores a apoyar a sus verdugos. No hay peor traición que esa. En contraposición, debemos reclamar una ruptura con el gobierno y la convocatoria a un paro nacional y un plan de lucha por los reclamos obreros y populares.

Esta es la tarea clave de la izquierda. En relación a los pedidos de condena del fiscal debemos ser claros: no tenemos dudas de la corruptela de los gobiernos kirchneristas, que tuvieron a los Jaime, Schiavi, Pedraza, De Vido, López, Lázaro, Báez, Boudou. Pero tampoco tenemos dudas de los desfalcos del macrismo, que hicieron negociados endeudando al país por miles de millones, con las concesiones de autopistas, parques eólicos, obra pública, etc. Por lo tanto, como la Justicia investiga a unos y no a otros, denunciamos que es una manipulación política que no avalamos y llamamos a luchar contra todos ellos con los métodos de la lucha de clases, o sea, movilizaciones, piquetes y huelgas. Y nos valemos del descrédito que significan las denuncias de corrupción para que los trabajadores superen a las formaciones burguesas, especialmente al ala nacionalista que dice hablar en su nombre, y formar una fuerza obrera y socialista de masas.

Esta ha sido y es la posición del Partido Obrero. Pero queda claro a la vez que no ha sido la del PTS. De entrada, su eje fue señalar que en el juicio “no se pudo probar un vínculo directo de Cristina Kirchner con los hechos” (La Izquierda Diario). ¿Pero por qué la izquierda debe asumir la función de abogada defensora de Cristina Kirchner? ¿No está probada la corrupción con los Jaime, los Schiavi, los Báez, los López? ¿No es una concesión escandalosa por parte de la izquierda que, en vez de denunciar ante los trabajadores al nacionalismo burgués, sale en su defensa negando lo evidente? Entre nuestro rechazo a las medidas proscriptivas por su carácter parcial y negar la corruptela del kirchnerismo hay una distancia fenomenal, que ha sido recorrida en su totalidad por el PTS.

En varios de los reportajes que le realizaron a Myriam Bregman limitó sus críticas al kirchnerismo a cuestiones que no podemos acompañar en absoluto. Una de ellas es que el kirchnerismo no hizo una democratización del Poder Judicial y no eliminó figuras como las de “asociación ilícita” y ahora es víctima de ello. ¿Pero qué supone esta crítica? Que Cristina Fernández de Kirchner es inocente y ahora es juzgada por un Poder Judicial que ella apañó o al menos no combatió. Con seguridad muchísimos kirchneristas de izquierda compartirán esta crítica, pero de ninguna manera puede ser la posición del Frente de Izquierda-Unidad. La otra cuestión refiere a imputarle que no modificó la Justicia. ¿Pero acaso nosotros queríamos que lo haga? ¿Qué Justicia podría democratizar el kircherismo? Los socialistas debemos hablar claro: el kirchnerismo y el peronismo, en tanto formaciones capitalistas, son incapaces de democratizar la Justicia porque defienden los privilegios e intereses de la burguesía. Levantar las banderas que el kirchnerismo guarda en su mochila no es una política socialista, ya que nos convierte en kirchneristas consecuentes. Esta lección debiera ya haber sido aprendida por varios.

Tampoco compartimos las declaraciones que Bregman realizó a Página 12: “CFK mostró el entramado de la corrupción, que es estructural al sistema capitalista”. Pero si no se dice que ella ocupa un lugar central en esa trama “estructural”, más que una crítica estamos ante un elogio. Las y los dirigentes del PTS se las han arreglado para jamás decir que Cristina Kirchner encabezó un gobierno de camarillas capitalistas corrompidas que saquearon el presupuesto en su propio beneficio. Esa omisión, en esta crisis, cuando el gobierno encabeza los planes de ajuste contra el pueblo equivale a una concesión enorme.

Cuando pusimos en el título que queremos una polémica seria y honesta dentro del FIT-U es para evitar que el PTS ahora nos responda con frases sueltas dichas aquí o allá, o usando La Izquierda Diario para afirmar cosas que luego no se dicen en los reportajes a los grandes medios. Esos métodos son más propios de coartadas políticas que de debates principistas en la izquierda. Porque todos, sin excepción, hemos visto el espectáculo penoso de dirigentes del FIT-U que salieron a defender a la vicepresidenta como eje central de su propaganda.

El FIT-U tiene una oportunidad extraordinaria. Las fuerzas políticas que nos han gobernado en las últimas décadas exponen su pudrición ante los ojos de un pueblo que no soporta más ajustes y saqueos. Nuestra tarea es impulsar la lucha y la organización política independiente de la clase obrera y de los explotados.