Un informe de la consultora Scentia, que analiza los precios de las mercancías que comercializan las grandes cadenas y los pequeños comercios, afirmó que en febrero la venta de productos de consumo masivo (alimentos, bebidas, higiene y artículos de limpieza para el hogar) cayó un 1,1% con respecto al mes anterior. En los comercios de cercanía el derrumbe fue mayor, mientras que en los supermercados las ventas se han incrementado. Esto demuestra que el fracaso del programa Precios Justos en contener la inflación no quita que se estén beneficiando las grandes cadenas.

Es que Precios Justos, una política con la que el gobierno intenta ocultar su responsabilidad en el recrudecimiento de la inflación, solo se aplica en las cadenas de supermercados como Coto, Walmart, Carrefour, La Anónima, entre otras. Incluso, las alimenticias y demás proveedores compensan vendiendo sus mercancías a precios más altos a los autoservicios.

En los comercios de cercanía, la caída mensual de ventas fue de un 8,9%, y en el AMBA, por su parte, fue de un 10,2%. A ellos acuden en mayor medida los trabajadores con menores ingresos, ya que quienes no cuentan con salarios fijos mensuales deben ir abasteciéndose día a día. Las grandes cadenas de supermercados, en cambio, registraron una suba en sus ventas de un 8,3% en el mismo periodo.

Según la consultora Ecolatina, desde la implementación de Precios Justos, “el agua creció 10 puntos porcentuales por encima del canal moderno -súper e hipermercados-; los fideos, 9 puntos; la leche, 7 puntos y los yogures, 6 puntos” (Infobae, 22/3).

En este marco, según un relevamiento de Scanntech, el consumo de alimentos se ha derrumbado un 12,6% en el primer bimestre del año. Asimismo, las ventas en la categoría limpieza cayeron un 7,2% y en la categoría bebidas un 4,4%. A la par, han crecido las compras con tarjeta de crédito y el fiado.

La ofensiva contra los salarios que se encuentra llevando adelante el gobierno nacional está causando estragos en la vida de los trabajadores. Con la complicidad de las burocracias sindicales, el Ejecutivo viene de fijar el salario mínimo en $80.342 para abril, un monto que está por debajo de la canasta de indigencia de febrero y de la canasta de pobreza del mismo mes, ubicada en $177.063.

Para terminar con esto es necesario que toda la cadena de valor de los bienes de consumo masivo esté bajo control de los trabajadores. A su vez, se debe dar marcha atrás con los tarifazos y aumentazos promovidos por el gobierno y las empresas.

Luchemos por ello, por una recomposición de los salarios y en defensa de nuestras condiciones de vida.

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