Políticas

21/7/2023

Debates en campaña

Que el Estado deje de mantener a los bancos, y el ahorro nacional se invierta en desarrollar al país

¿Por qué el Frente de Izquierda plantea la nacionalización de la banca bajo control de los trabajadores?

Para salir de la crisis hay que cortar el parasitismo capitalista.

En plena campaña electoral, la mayoría de los candidatos dice que el ajuste fiscal es inevitable para cualquier salida a la crisis argentina, pero no cuestionan que hoy (mientras caen las partidas presupuestarias para salud, educación, asistencia social, jubilaciones) siguen creciendo los intereses que el Estado le paga a los bancos y a los fondos de inversión. Estos negocios, que parasitan el dinero público y se sostienen en detrimento del ahorro nacional, tienen como autores y promotores tanto a Massa como a Milei pasando por Bullrich y Larreta. Eso explica que tras confirmarse las candidaturas se hayan disparado las acciones de los bancos, que se frotan las manos pensando en los beneficios que van a seguir facturando. La nacionalización de la banca bajo control obrero, que planteamos desde el Frente de Izquierda, es una medida elemental para que el pueblo deje de sostener las ganancias de los especuladores y concentre los recursos en un desarrollo social y nacional.

Según un informe del Banco Central, hasta junio los bancos locales tenían colocados en Leliq y pases pasivos del BCRA el 57,2% de los depósitos en pesos que tienen en su poder, y otro 19,6% invertido en títulos del Tesoro Nacional, que usan para la integración de los encajes -la plata que debería estar inmovilizada para servir de garantía para los ahorristas. En resumen, por cada $100 que reciben de los depositantes, $77 lo destinan a hacer negocios a costa de los fondos públicos (una proporción 20 puntos mayor que hace dos años y medio, según Facimex Valores).

“No había tantos papeles del Estado en cartera de los bancos desde el final implosivo de la convertibilidad, a fin de 2001”, sostiene un columnista de La Nación (10/7). Es una advertencia, porque en estas condiciones una crisis de deuda pública promete hacer estallar una corrida bancaria. Esto, porque precisamente lo que debería oficiar de reserva para atender los retiros de ahorros está colocado en bonos del Tesoro; tanto que los encajes representaron el 62% del financiamiento bruto obtenido en las licitaciones de junio. El gobierno, siguiendo el acuerdo con el FMI -que exige que se financie mediante deuda-, renueva los vencimientos a fuerza de garantizar mayores tasas de interés e indexándolas al dólar y la inflación, lo que acrecienta la hipoteca.

Por el lado de las Leliq, lo que el Estado lleva pagado a los bancos en concepto de intereses durante 2023 ya supera los tres billones pesos, y crecen al ritmo del constante aumento de tasas. Para gatillarlos el Banco Central emite moneda, que luego vuelve a reabsorber mediante la colocación de nuevas Leliq, generando una bola de nieve. Esta aumento de las tasas de referencia encarece los créditos para la industria y el comercio -un factor recesivo en un cuadro de caída de la actividad económica-, y también los créditos personales y el financiamiento con tarjeta. Tanto es así que según la mencionada consultora la relación crédito/tamaño de la economía está actualmente en el menor nivel en más de 30 años.

Así, todos los que hablan del valor de la “iniciativa privada” para justificar el recorte del empleo estatal y postulan la necesidad de “pasar la motosierra” para atraer inversiones a base de reducciones impositivas a los capitalistas, encubren este fenomenal gasto público que sostiene las ganancias de la banca cuya única función es intermediar entre el dinero de los ahorristas y el financiamiento del Estado, cobrando jugosas comisiones por eso. Tenemos que dejar de enriquecer a los especuladores a costa del pueblo, como ocurre hoy, ya que mientras la renta financiera no paga impuestos los laburantes pagamos el IVA hasta en los alimentos.

El caso es una refutación a dos bandas: tanto al kirchnerismo que asigna la pulseada política actual a una confrontación entre partidarios de un Estado presente contra los neoliberales, como a los supuestos libertarios que explican los males del país por la intromisión estatal que distorsiona el mercado; porque como vemos aquella intervención es en beneficio del capital financiero. La cuestión es que el aparato estatal responde a intereses de clase, y quienes lo gestionan y gestionaron los hacen al servicio de los capitalistas (aunque por supuesto los distintos sectores empresarios chocan entre sí en varios asuntos, y eso tiene también su correlato político).

La banca es además el principal canal de la fuga de capitales, mediante la formación de activos en el exterior. Esto gracias a que ofrece a los capitalistas completa confidencialidad acerca del origen y la titularidad de los fondos, valiéndose del secreto bancario y la utilización de guaridas fiscales. Es lo que hace que tengamos 428.635 millones de dólares fuera del país, o que las reservas del BCRA no tengan divisas a pesar de haber registrado 33 mil millones de dólares de superávit comercial en los primeros tres años de gobierno del Frente de Todos. Mal que le pese a Cristina Kirchner y su relato, es responsabilidad de los que gobernaron todas estas décadas.

En las antípodas a esta especulación financiera a base del presupuesto público, el Frente de Izquierda plantea la nacionalización de la banca y el sistema financiero, para conformar una banca única nacional bajo control obrero. Como sostiene el programa de gobierno de la lista Unidad de Luchadores y la Izquierda, que encabeza Gabriel Solano, esta medida permitiría “concentrar el ahorro nacional para destinarlo a la industrialización del país y a un plan de obras públicas, es la clave de una planificación económica, la que solo se puede concertar bajo la dirección de los trabajadores”.

En ese programa de gobierno también se señala que el repudio de la deuda externa, la nacionalización de la banca y el comercio exterior son el punto de partida para poner fin a uno de los causantes fundamentales del proceso inflacionario que sufre la Argentina, cortando la fuga de divisas y la emisión parasitaria. Es la única salida al laberinto en el que nos metieron los sucesivos gobiernos, responsables de la destrucción de la moneda nacional.

Los políticos capitalistas, en cambio, son guardianes de los intereses de la clase social parasitaria a la que sirven. Massa fue aplicando un desdoblamiento cambiario a medida de los grandes exportadores e importadores, Larreta reclama una devaluación abierta sin perjuicio de que pueda desatar una hiperinflación, Bullrich da un paso más prometiendo levantar del cepo desde el primer día (igualando el dólar oficial con el blue, hoy arriba de los $500) y Milei llega a plantear una inviable dolarización que implicaría declarar en quiebra al Banco Central y por lo tanto una confiscación a los ahorristas, cuyos depósitos como vimos fueron invertidos por los bancos en las leliq.

Solamente el Frente de Izquierda tiene un programa para sacar a Argentina de la crisis, porque sostiene que la factura la paguen los que se enriquecieron hundiendo al país durante las últimas décadas. Es algo que solo puede defender una fuerza política de los trabajadores, de la organización popular en los barrios y los sindicatos, con la perspectiva de una reorganización económica y social. Por eso, votar a Gabriel Solano es castigar a los responsables de la pobreza y apostar por la boleta que le duele a los dueños del poder.

https://prensaobrera.com/politicas/por-que-votar-a-gabriel-solano

https://prensaobrera.com/sociedad/los-politicos-capitalistas-destruyen-los-anhelos-de-las-familias-trabajadoras