Políticas

30/6/2022

Radiografía de la desigualdad en el país “sin ajuste” de Alberto Fernández

Según el último informe del Indec, un 60,4% de la población total percibió ingresos promedio por debajo de la línea de pobreza.

Continúa la desigualdad social.

En una entrevista televisiva, el presidente Alberto Fernández manifestó que en Argentina se está “achicando la brecha entre ricos y pobres” y que “los datos dicen que no hubo ningún ajuste”. Para decir esto se basa en el último informe sobre la evolución de distribución del ingreso elaborado por el Indec. El mandatario presenta el escenario social de una manera interesada, distorsionando su dinámica real, para ocultar que su gobierno está desenvolviendo una ofensiva en regla contra la clase obrera.

Las estadísticas relevadas por el organismo estatal muestran los ingresos de los hogares, y una media de la distribución de la riqueza en el país, con datos del primer trimestre de este año. Fernández apoya sus aseveraciones en el resultado que diera el coeficiente de Gini, una medida para calcular la desigualdad de ingresos, que bajó levemente, pero los números son lapidarios.

Desde el punto de vista salarial, la masa de trabajadores del país sigue percibiendo sueldos que se encuentran por debajo de los índices de pobreza e indigencia. Un 60,4% de la población total, estimada en 17.546.900 personas, percibió ingresos promedio de $64.737.

 

Entre los asalariados, el promedio de la remuneración fue de $64.775, y en aquellas personas sin descuento jubilatorio (en negro, precarizados, que son uno de cada tres asalariados) equivalió a $36.631.

En marzo, la Canasta Básica Total y la Canasta Básica Alimentaria, que miden la línea de pobreza y de indigencia, fueron de $89.690 y de $39.862 respectivamente. Como se ve, es evidente que ha existido un ajuste.

Por otro lado, imperó una mantención de la brecha salarial de género; “los perceptores varones tuvieron un ingreso promedio de $75.552, mientras que el de las mujeres fue de $54.205”.

Si se tienen en cuenta los hogares según la escala de ingreso per cápita familiar, la cual se encuentra dividida en diversos deciles relacionados a la estratificación social, puede observarse una gran concentración de la riqueza en manos de un grupo reducido de individuos.

El estrato bajo (deciles 1 a 4, un 40% de la población) posee un 21,7% de los ingresos del país; por otro lado, el estrato alto (deciles 9 y 10, un 20% de la población) un 37,8%. El decil más bajo (1) percibió un 3% del ingreso, mientras que el más alto (10) concentró un 23% de aquel.

Contemplando su distribución individual, el ingreso promedio del 40% más pobre de la población equivalía a $23.628, y el del 40% que se encuentra en el estrato medio a $60.689. Es decir, que tomados individualmente, 4 de cada 5 personas con ingresos no lograba ni acercarse a la línea de pobreza.

El pacto que realizara el Ejecutivo nacional con el FMI, por su carácter inflacionario y devaluacionista, y el recrudecimiento de la crisis mundial (fuga de capitales, incremento de las tensiones bélicas, etcétera), intensificarán las contradicciones sociales existentes. El aumento de la inflación, que no bajaría del 5% (y que podría ascender a aproximadamente un 34% considerando el periodo correspondiente a mitad de año) para junio, es ilustrativo en ese sentido. Mientras tanto, los salarios y las jubilaciones continúan corriendo por detrás de ella; el gobierno y las burocracias sindicales han venido cerrando paritarias que oscilan el 60%, cuando la inflación proyectada para este año podría superar el 70%.

La idea de una Argentina que va hacia la igualdad solo puede existir en la cabeza de Alberto Fernández, quien además aprovechó los números del Indec para reforzar su apoyo al ministro de Economía Martín Guzmán. Bajo el capitalismo lo que impera (en la realidad) es una tendencia a lo contrario, a saber, a la concentración y acumulación de la riqueza en manos de un polo de la sociedad, la clase capitalista, lo que convive con una enorme masa de desposeídos que solo pueden sobrevivir vendiendo su fuerza de trabajo. En este régimen social, sin embargo, no podrá existir nunca un mercado laboral que absorba a todas las personas con capacidad para trabajar.

El paro nacional y el plan de lucha que plantea el Partido Obrero apunta a organizar la derrota del ajuste fondomonetarista en curso, para conquistar un salario equivalente a la canasta familiar y en defensa de nuestras condiciones de vida.