Políticas
27/8/2024
Rappi y Capital Humano: mano de obra barata para las apps y más trabajadores sin derechos
Quieren que los beneficiarios de planes sociales trabajen como "colaboradores" para la app.
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Rappi y Capital Humano.
Este lunes, la ministra Sandra Pettovello firmó un acuerdo con el gerente general de Rappi, Franco Lena para que quienes reciben un plan social trabajen como colaboradores para la app. Lejos de ser una salida laboral real y un plan para terminar con la pobreza y con los planes sociales, es otra maniobra más de la ministra y el gobierno para ofrendarle mano de obra prácticamente gratuita a las patronales de las aplicaciones y para avanzar en una reforma laboral de hecho.
El vinculo entre el gobierno y Rappi no es una novedad dado que el año pasado la empresa le pagó $10.000 a cada repartidor que se reuniera con diputados bonaerenses de La Libertad Avanza. Desde que aterrizaron en el país y en todo el mundo, las aplicaciones de delivery incorporaron el concepto de ‘colaborador’ para ocultar la relación laboral entre los trabajadores y la empresa. Con ese carácter de ‘autónomo’ desconocen las cargas sociales y el conjunto de los derechos laborales: salarios, paritarias, cobertura médica, vacaciones, aguinaldo, ni hablar de licencias por enfermedad o embarazo. Mucho menos materiales de trabajo, lugares de aseo, higiene, hidratación o hasta baños, todo queda plenamente a cargo del trabajador.
Si bien Rappi se jacta de tener paradores, estos son insuficientes (solamente 5 en todo el país) para los cientos de miles de trabajadores de reparto que, según Lena contó a O’Donnell en el programa De Acá en Más, solo en el último año fueron 150.000. Los trabajadores de reparto por apps trabajan a destajo 10 horas hasta 6 días a la semana, muchos de ellos pedaleando para poder tener un ingreso que alcance para vivir. Esto lo hacen incluso corriendo atrás de un sistema de rankings impuesto por la empresa en la que juegan con la vida del trabajador, cuyas consecuencias ya hemos visto en incontables muertes durante el reparto, dado que se premia a quienes entregan más rápido y se castiga duramente a quienes demoran o no llegan a cumplir por cualquier inconveniente.
Aunque el gerente de la app quiera vender que un ‘colaborador’ de Rappi por 8hs diarias percibiría $500.000 a la semana no tiene en cuenta que todos los gastos corren por cuenta del trabajador desde el teléfono, el vehículo y todos los elementos de trabajo incluso la caja, o el costo de roturas o robos, mientras que la empresa no tiene ningún gasto.
El crecimiento tan masivo de personas que se vuelcan a trabajar en la app responde directamente a la falta de puestos de trabajo reales, el enorme número de despidos que acecha tanto a privados como estatales y, por último y en muchos casos, es un complemento a los salarios miserables que hoy en día no alcanzan para superar la pobreza. Este acuerdo no hace más que blanquear los intereses del gobierno nacional de profundizar una precarización laboral extrema.
Por otro lado, la ministra se aprovecha de la necesidad de trabajo de los más pobres, que viven de changas y complementan sus ingresos con la miserable asistencia social, para ofrecérselos a las patronales como mano de obra barata y superexplotada. En paralelo, el gobierno persigue política y judicialmente a las organizaciones piqueteras que organizan justamente a los más pobres por trabajo genuino y contra el hambre y la miseria a la que el oficialismo los somete. Todo un engranaje armado en favor de los intereses de un puñado de capitalistas.
Los trabajadores de reparto tuvieron un rol destacado en la lucha por sus derechos durante la pandemia, realizaron incontables movilizaciones y protestas en el país y en el mundo en defensa de sus derechos, reclamando lo que les corresponde: el reconocimiento laboral. Hay que volver a retomar ese camino de organización y enfrentar así al gobierno de Milei que quiere perpetuar y promover el modelo de aplicaciones para todos los gremios.