Políticas

22/6/2022

Se duplica el déficit fiscal, pero el gobierno redobla el ajuste con el Presupuesto 2022

Tras la revisión del FMI profundizan recortes al gasto público para cumplir las metas.

En tanto, crecen los subsidios a las energéticas.

El gobierno nacional “actualizó” las erogaciones presupuestarias del año en curso, para arrimarse a las metas acordadas en el pacto con el FMI. El decreto llega después de semanas en que los directivos del organismo financiero inspeccionaron las cuentas nacionales en el marco de la primera revisión trimestral del programa. Como no podía ser de otra manera, se vislumbra que vamos a una profundización del ajuste.

Desde la cartera de Economía que conduce, Guzmán ratificó la meta de un 2,5% de déficit fiscal hacia fin de año, en consonancia con el compromiso asumido ante el Fondo. Esto augura una profunda aceleración en la ofensiva ajustadora, cuando por contrapartida vemos que para mayo el déficit se duplicó.

Así lo podemos ver ya en el espíritu general del informe, que constata recortes en distintas áreas. Basta con decir que el gobierno estima una inflación máxima del 62%, cuando el consenso general de las distintas consultoras no baja del 70%. Y que bajo este horizonte es que se “estiró” el gasto público en un promedio de 51,3%, lo que, como se ve, será devorado por la escalada de precios aún bajo la pauta oficial.

Uno de los puntos más sensibles es el ajuste sobre la asistencia social y alimentaria. El programa Políticas Alimentarias tendrá un “aumento” del 19%, 43 puntos por debajo incluso de la proyección inflacionaria del gobierno, que puede cristalizar una pérdida de la mitad de si valor si en 2022 concluye con más del 70% de incremento de precios como estiman casi todas las mediciones. Otro tanto ocurre con el Potenciar Trabajo, que tendrá una actualización de solo 34%.

En tanto, amén de un aumento del Fondo de Fortalecimiento Fiscal para la provincia de Buenos Aires, los subsidios a las privatizadas energéticas continúan en ascenso, aunque vamos ya por el segundo aumento de tarifas para los usuarios en lo que va del año. De este modo, mientras la población laboriosa paga tarifas cada vez más altas por un servicio defectuoso, las partidas destinadas a financiar a las prestadoras se siguen incrementando, y refuerzan un régimen parasitario por el cual gozaron (y gozan) de subsidios millonarios por años sin tener que abrir los libros o que dar cuenta del destino de estos fondos.

Y claro que nada es gratis. Pese a que las metas del Fondo demandaban una reducción progresiva de los subsidios, el gobierno responde al desabastecimiento de gasoil con este reforzamiento subsidiario. Entonces, la balanza del déficit se inclina con beneficios fiscales a un puñado de pulpos parasitarios, mientras nos condena a los trabajadores y las mayorías populares a un ajuste todavía mayor.

Así, iremos hacia mayores ataques a los trabajadores estatales, cuando las burocracias de UPCN y ATE firmaron un aumento en tramos del 60% que finalizará en marzo de 2023. Lo propio con la docencia, donde la paritaria nacional viene de cerrarse en un 45%. Lo mismo vale para la profundización del ajuste sobre los jubilados, cuando las miserables actualizaciones desindexadas a la inflación siguen enterrando los haberes bajo la línea de indigencia, y para el compromiso ya asumido del gobierno de presentar un esquema para liquidar los regímenes especiales.

Por todos lados se corrobora el fracaso del programa rubricado con el Fondo Monetario Internacional, que contrario a lo que postulaba el gobierno, no encarriló al país hacia un ciclo de crecimiento económico. Todo lo contrario. Nos condena a un dislocamiento cada vez mayor de la economía y nos inserta en una clara tendencia recesiva, que para prueba tiene a un Banco Central que subió seis veces la tasa de interés en solamente medio año.

Las contradicciones económicas que estallan por este pacto están a la vista. Mientras el país se sumerge en la miseria, y el propio gobierno reconoce una pobreza que alcanza al 55% de la población, eso no los limita para acelerar todavía más el ataque sobre nuestras condiciones de vida, mientras el déficit sigue creciendo, encabezado por los subsidios a las privatizadas. Cumplir con la meta del 2,5% va a implicar que quienes vivimos de nuestro trabajo seamos los responsables de pagar muchos “platos” más que nosotros no rompimos. Por ello es que estamos impulsando una gran campaña por un paro nacional para derrotar esta ofensiva ajustadora, que solamente sucumbirá en la medida en que impongamos una ruptura del pacto con el FMI.