Políticas

31/10/2022

Siguen creciendo las ganancias de las alimenticias mientras cae el consumo de la población

Esto es posible gracias al derrumbe de los salarios.

Nestlé.

La escalada inflacionaria viene golpeando fuertemente el poder adquisitivo de los trabajadores, esto lo demuestran los datos de septiembre donde el consumo masivo presentó una caída del 3,8% y de 9,9% puntualmente en el rubro de alimentos, según la Consultora Focus Market. Sin embargo, las ganancias de las empresas se han incrementado, sobre todo de las alimenticias como Nestlé, Unilever o Danone, entre otras, producto justamente de que los salarios se mantienen aplastados por debajo de la inflación.

Nestlé, el mayor fabricante europeo de alimentos, reconoció una mejora de 8,5% en sus rendimientos, de ese porcentaje 7,5 puntos están directamente ligados a la subida de precios. Danone ha incrementado sus ganancias en un 19% en el tercer trimestre del año y prevé lograr un crecimiento, solo por el efecto precio, de entre el 7% y 8%, cuando hasta ahora se queda en un 5% o 6%. En el caso de Unilever, sus precios han escalado un 12,5% al acabar el tercer trimestre y sus ventas han caído más de 1,5% en el trimestre estival, pero sus rendimientos se incrementaron en un 17%.

Esto es posible gracias al derrumbe de los salarios, porque abarata significativamente la fuerza de trabajo y le permite a estas grandes corporaciones poder apropiarse de una mayor porción de valor creado por los trabajadores. Sin ir más lejos, en los primeros siete meses del año el índice salarial perdió 2,2% contra la inflación y 12,3% en el caso de los trabajadores no registrados.

El gobierno, por su parte, ataca los reclamos salariales en defensa de las ganancias de los capitalistas, como lo demostró Moroni intentando desgastar la lucha del Sutna y Kelly Olmos tildando de “excesivo” el aumento que exigía Camioneros, entre otros. Mientras tanto, promueve la inflación sosteniendo el acuerdo inflacionario con el FMI, otorgándole un beneficio cambiario a los sojeros que encarece el precio de los alimentos y promoviendo aumentos en todos los servicios regulados por el Estado.

Mucho se lo ha escuchado criticar también a “los remarcadores de precios”, pero allana el camino para el curso de este tipo de operaciones. Ahora, en lugar de ir por la apertura de los libros de estas empresas para evaluar los costos, impulsa un programa de “Precios Justos” para “congelar” precios por 90 días, lo que augura un otro nuevo fracaso y conforma una mera artimaña del gobierno para continuar cerrando paritarias a la baja y manteniendo a raya los salarios bajo el argumento de que la suba de estos últimos atizaría la inflación, algo que la realidad desmiente totalmente.

Además, las empresas de consumo masivo que adhieran a la iniciativa tendrán ventajas a la hora de importar, por lo que ahora contarán además con la posibilidad de ampliar sus negociados con la brecha cambiaria. Estamos hablando de empresas que compran insumos importados a un dólar oficial, que sube por debajo de la inflación, y venden sus productos en las góndolas locales a precios que aumentan muy por encima del índice general. Queda claro que las políticas del oficialismo nada tienen de “anti inflacionarias”, ni mucho menos buscan preservar el poder adquisitivo de los salarios.

Urge desarrollar un plan de lucha en defensa del salario, exigiendo un inicial de $200 mil, aumentos salariales indexados a la inflación mensual y trabajo bajo convenio para todos. A su vez, para apaciguar la escalada inflacionaria es preciso reorganizar la economía sobre nuevas bases sociales, en pos de terminar con el secreto comercial que habilita sobreprecios.