Políticas

5/11/2020

Editorial

Todos al acto del 14 de noviembre en Plaza de Mayo

La situación política y el Partido Obrero.

Andrés Ojo @ojoobrerofotografia.

Este editorial sale a la calle luego de una importante movilización del movimiento de mujeres por el aborto legal. La movilización recoge un reclamo fundamental del movimiento de mujeres, al cual el gobierno de Alberto Fernández prometió dar respuesta con un proyecto que, de acuerdo a su discurso de apertura de sesiones, presentaría “en diez días”. No ocurrió. El gobierno sostuvo que se debió a la pandemia, pero la realidad es que, frente a una crisis social que se profundiza, preserva sus pactos con la Iglesia.

En efecto, la contracara de las pibas que se movilizan es la Iglesia que opera entre bastidores en los despachos gubernamentales y en las oficinas del gran capital. Esto quedó plasmado esta semana en el hecho de que la reunión de Martín Guzmán con la Asociación Empresaria Argentina (AEA), incluyendo a Magnetto y todos los representantes del gran capital, fue gestionada por un sacerdote jesuita, Rodrigo Zarazaga. Mientras los Zarazaga lubrican la relación entre el gobierno y el gran capital, y la Iglesia es elogiada por su “asistencia” social (con fondos públicos), el proyecto del aborto sigue cajoneado, y es, seguramente, un terreno de concesiones a la Iglesia.

Con Ministerio de la Mujer y todo, el proyecto no aparece. Además, las funcionarias con y sin cartera del gobierno nacional dejaron pasar, sin denuncia ni movilización, el protocolo restrictivo aprobado por Larreta en la Ciudad: una muestra de la disposición a conceder para que “salga” un proyecto gubernamental que, de todas formas, no aparece.

El nacionalismo

La cuestión del aborto es significativa, porque el gobierno del Frente “de Todos” se presentó como un intento de llevar, tras la promesa de un proyecto de aborto legal, al movimiento de mujeres tras un proyecto político común con los mas acérrimos enemigos del aborto legal: el Papa y sus voceros, y los gobernadores provinciales. Se trató de intento de amalgamar el agua y el aceite: los reclamos de las mujeres y sus enemigos jurados.

También, cuando sale esta editorial, hay una movilización nacional de jubilados autoconvocados. De la misma forma, el gobierno planteó en su momento renegociar en función del pago de la deuda, pero prometió que entre los jubilados y la banca elegiría a los jubilados. Debutó, sin embargo, anulando la movilidad jubilatoria y ahora avanza en un pacto con el FMI con el aval de la AEA de Magnetto, los “miserables” de Paolo Rocca y el Consejo Agroindustrial Argentino.

El arbitraje entre estos intereses sociales contradictorios es una característica de un gobierno bonapartista, pero no quita que su orientación sea definida. En el caso de Fernández, sus prioridades y su base social es clara: es un arbitraje al servicio de la burguesía nacional que pretende la reforma laboral y previsional, del pago de la deuda y de los pactos con el FMI. Los que hablaron durante años de gobiernos “en disputa”  optaron toda la vida por ignorar sus definiciones fundamentales, o sea, de clase. La crisis, sin embargo, las pone sobre la mesa en forma urgente.

Cristina -en los papeles el ala izquierda del gobierno- es la artífice del arreglo de la deuda. Reclamó un pacto social con el gran capital en su carta abierta y respalda a Berni, su “hombre fuerte” en la administración de Kicillof. El antiguamente llamado “soviético” banca el gatillo fácil de la bonaerense y le pone el hombro a las mentiras de Berni sobre el desalojo en Guernica, mintiendo en el ataque a los vecinos y organizaciones y sosteniendo que fueron ellos los que atacaron a la policía no al revés.

Al tiempo que recurre a esta orientación, el gobierno mantiene cooptadas, calladas y en su redil a todas las variantes de la burocracia sindical, piquetera, estudiantil y de la mujer, que se callan la boca frente a los agravios cotidianos. Esto deja a la izquierda una responsabilidad enorme: la de encarnar la lucha por todos los reclamos populares que el gobierno ataca. Desde el derecho al aborto hasta la defensa del 82% móvil, de los salarios o las fuentes de trabajo, o la lucha contra la represión, son reclamos fundamentales que sólo están siendo defendidos por la izquierda.

Guernica

Este cuadro general ayuda a explicar lo que ocurrió en Guernica. En Guernica fue el gobierno el que pateó la mesa de negociación, frente a agrupaciones que pretendían hacer valer un acta de desalojo a cambio de promesas insuficientes para resolver el problema. Al final del camino no hubo ninguna solución, ni siquiera parcial, y a esta altura se terminaron hasta las promesas. Quienes confiaron en el gobierno terminaron corridos por 4.000 policías que quemaban las casillas.

El Polo Obrero y los vecinos de Guernica defendieron con firmeza un punto elemental, no ceder al desalojo sin una respuesta concreta para las familias. Con esta política, la defensa de la tierra para vivir, integramos un frente único que desarrolló una gran acción en defensa de la recuperación de tierras, pero que crujió bajo el peso de la confianza en el Estado de un sector de las organizaciones. Esto no impidió que protagonizara toda la enorme respuesta popular a la represión. Ahora, impulsamos continuar la lucha por el reclamo de los vecinos.

Nuestra posición básica de defensa del derecho a la tierra para vivir desató una catarata de ataques contra el Partido Obrero, de parte de un gobierno que desaloja un terreno por día pero hace al PO responsable del desalojo de Guernica. Es una maniobra de bajo vuelo para confundir a las víctimas con victimarios. Fue rechazada, incluso, por dirigentes alineados con el propio gobierno nacional. Todo el tiempo el gobierno tuvo la solución en sus manos, la tierra para los vecinos. Pero primó el interés de mostrar la capacidad de hacer valer el plan de ajuste. El desalojo se produjo en la madrugada de la votación en el Congreso del presupuesto nacional que convalida el pacto con el FMI y al cual Cambiemos no se opuso. Cambiemos, a su turno, toma nota de la orientación del gobierno y refuerza su ala “dialoguista” con Carrió y Larreta a la cabeza.

La cuestión de Guernica concentra toda la situación política y social, porque las tomas de terrenos en todo el país son el resultado de una situación de crisis donde el hambre y la miseria avanzan a pasos agigantados. La respuesta represiva del gobierno, desalojando a mansalva día a día, no hace más que echar leña al fuego de la crisis. La gran respuesta del movimiento obrero combativo, encabezado por el Polo Obrero, a la represión en Guernica, muestra una reserva de lucha que se expresa todos los días en las movilizaciones que ganan las calles.

La miseria de la izquierda “nac and pop”

Los nacionales y populares, que desataron un ataque en regla contra el Partido Obrero por defender el derecho a la tierra, se callaron frente a la reunión del gobierno con AEA y Magnetto, pactada con la Iglesia, para garantizar el ajuste fiscal y las reformas antiobreras. Quienes fueron siempre los teóricos del “enemigo principal” y las “contradicciones secundarias” convirtiendo esta teoría política en un pasaporte para apoyar a todos los gobiernos por reaccionarios que fueran (Isabel Perón y hasta el Menem del salariazo y la revolución productiva) en nombre del mal menor. Ahora eligieron como “enemigo principal” a la izquierda.

Este ataque responde a una lógica política. Las consecuencias de la política del gobierno en el marco de la bancarrota capitalista son sencillamente explosivas. El pacto con el FMI y la reunión con AEA imponen un plan que agrava la recesión. En medio del parate industrial, el gobierno sube las tasas de interés. Con un país en default, se endeudan en dólares al 16% anual para darle salida a los fondos buitres que invirtieron con Macri. Para contener el alza del dólar, emiten títulos en pesos atados al dólar que son una bomba de tiempo en caso de devaluación. La posibilidad lejana de contener la devaluación se realiza así a costa de enormes concesiones al capital que agravan la situación y la tornan mas explosiva. Los ataques a las masas populares se agravan. El ajuste fiscal implica eliminar el exiguo Ingreso Familiar de Emergencia.

Estos choques con las masas dejan planteada la emergencia de grandes luchas. El gobierno pretende correr la atención de su política antiobrera recurriendo al viejo expediente de disfrazar los reclamos de las masas bajo una “manipulación política” de “agitadores”, el viejo discurso conservador de la Ley de Defensa Social y de Residencia. Descarga su propia crisis en la izquierda que organiza las luchas obreras y populares y es partidaria de una alternativa contra el conjunto del régimen de los que gobernaron las últimas décadas. El “ala izquierda” de los Verbitsky nos ataca para cubrir su propio fracaso y su apoyo a la unidad nacional con Clarín y el FMI.

Los medios se ensañaron especialmente con la juventud, personificandola en Tatiana y Lula, estudiantes del Nacional Buenos Aires que se solidarizaron con la toma. Es que la juventud que lucha y se organiza juega un rol central en la situación política. En la lucha por el aborto legal, por la tierra, en enfrentar la precarización. Dentro de esta juventud, la UJS – Partido Obrero ha tenido en Guernica un rol especialmente destacado. De nuevo, a 10 años del crimen de Mariano Ferreyra, la juventud que lucha por el socialismo apoya los reclamos populares contra los alcahuetes del gobierno, que en su momento quisieron encubrir a Pedraza y ahora a Berni.

Abajo el régimen

Todo esto muestra el acierto de la convocatoria a un acto del Partido Obrero, y de la propuesta que extendimos al FIT Unidad de un acto común. Es que la izquierda debe hacer oír su voz en la situación política, en defensa de todas las luchas y los reclamos populares. Porque solamente la independencia política puede llevar estas luchas a la victoria. Y porque en el marco de una crisis social que se profundiza, ganar la confianza de millones de trabajadores a una salida obrera y socialista a la situación de impasse a la que nos llevó la alternancia liberal-pejotista es una tarea absolutamente crucial.

En el acto, se expresará el reclamo por la tierra, vivienda y el trabajo. Estarán presentes los compañeros del sindicato del neumático, que no solamente terminaron con la burocracia sindical de su gremio, sino que conquistaron la mejor paritaria salarial del año (37%) mostrando el valor de la lucha y la organización en asambleas y todos los dirigentes clasistas que pusieron en pie el Plenario del Sindicalismo Combativo. Estarán presentes las dirigentes estudiantiles y de la mujer trabajadora que enfrentan a la Iglesia y luchan por el aborto legal y contra la destrucción del ambiente. Cerrará el acto Romina Del Plá, diputada nacional por el Frente de Izquierda.

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