Políticas
25/7/2024
editorial
Un programa para la “unificación” del peronismo que es también la base para el colaboracionismo con Milei
Con el aval de Cristina le abrieron las puertas a Pichetto.
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Collage Prensa Obrera
Bajo el auspicio de Guillermo Moreno tuvo lugar a fines del mes pasado una llamativa reunión con representantes de Axel Kicillof, Sergio Massa, Máximo Kirchner, Juan Grabois y Miguel Pichetto. A la convocatoria de Moreno acudieron los exfuncionarios massistas José Ignacio de Mendiguren y Eduardo Setti, Santiago Fraschina -director de Economía de la Universidad Nacional de Avellaneda- por La Cámpora, Pablo Wahren por Patria Grande y Roberto Feletti -exsecretario de Comercio y diputado-, cercano a Kicillof y a Verónica Magario.
De ese modo decidieron encarar desde distintos sectores del peronismo un acercamiento para coincidir en los cuestionamientos a la gestión de Javier Milei y retomar los vínculos, con la economía como “aglutinador”, pero con la perspectiva -como destacaron los medios- de generar para más adelante el escenario de un eventual acuerdo electoral.
Sus participantes aclaran que por el momento no implica una confluencia política. Pero el evento que tendrá una continuidad nos da una medida de la dirección a lo que apunta la reorganización del peronismo, en la que está involucrada una parte sustancial del abanico de esa fuerza con vista a las elecciones del 2025 y 2027. En primer lugar, Cristina Kirchner avala la convocatoria. Más aún, habría sido una de los artífices del cónclave, acordado en un almuerzo previo entre Máximo y Moreno.
La presencia de Pichetto habla con claridad hasta qué punto la búsqueda de una reunificación del peronismo se extiende hacia la derecha. Pichetto delegó la representación en su hijo Juan Manuel. Pese a su enrolamiento por el disuelto Juntos por el Cambio y su candidatura a vice de Mauricio Macri, al titular del bloque Hacemos Coalición Federal le abrieron las puertas en el peronismo. No olvidemos, sin ir más lejos, que fue uno de los operadores claves en sintonía con el gobierno de MIlei para la aprobación de la ley Bases y el paquete fiscal. Su participación fue acompañada de palabras laudatorias por parte de Moreno que hizo de anfitrión: “es un gran compañero”, y buscó quitarle peso a su rol determinante para la sanción de la Ley Bases y el paquete fiscal impulsado por Milei: “no tiene mayor importancia”, declaró. Como contó Clarín, Máximo Kirchner también se mostró conciliador con el exjefe del bloque de senadores del Frente para la Victoria. “No hay barreras ni cancerberos para nadie. Más allá de su aventura macrista de 2019, nadie puede negar que es un hombre del justicialismo”, transmitieron desde La Cámpora (Clarín, 19-7). También participó el exministro de Seguridad bonaerense y actual senador provincial Sergio Berni.
La invitación a Pichetto tampoco fue un impedimento para que los díscolos de “izquierda” como Grabois o Itai Hagman asistieran al convite, lo que delata que, por más que hagan vocación de fe nacional y popular, están dispuestos a tragarse un nuevo sapo como lo vienen haciendo desde siempre. Su función es contener por izquierda dentro del peronismo el legítimo rechazo que provoca entre sectores de trabajadores y de la juventud esta política y estos contubernios.
Esta “reunificación peronista” no solo se prepara para el 2025 sino que incluso hasta podría ser un actor en un recambio en caso de que la situación del país se desmadre. En la actualidad, la clase capitalista, aunque con choques que están siendo crecientes, sigue cerrando filas con Milei. Pero no se nos puede escapar que la gestión libertaria viene haciendo aguas y estamos asistiendo a un derrumbe económico y financiero que se está escapando de las manos del tándem Milei-Caputo y no hay que descartar que luego de sucesivos relevos en el gabinete culminen con una renuncia anticipada del líder libertario. Guillermo Moreno no se cansa de insistir -y volvió a reiterarlo en el cónclave- que “este Gobierno está terminado” e, incluso, fue más lejos y señaló como un candidato de consenso para relevarlo a… Miguel Pichetto.
Tampoco pasa desapercibida su posición hacia Villarruel, una vicepresidenta que parece cada vez más lejana de la administración libertaria. “La señora Villarruel está en campaña, viendo que esto se termina y ofreciendo los ministerios de su próximo gobierno”, dijo en diversas entrevistas (El Cronista, 22-7).
Con tendencias a la fragmentación
Este intento de unificación convive con las tendencias a una fragmentación e incluso rupturas formales dentro del peronismo. La confluencia de gobernadores del PJ con Milei se expresó por un lado en la votación a la ley Bases y el paquete fiscal y por el otro en deserciones del bloque de Unión por la Patria. El gobernador de Tucumán, Jaldo, retiró tres diputados que armaron bloque propio. Y el de Catamarca, Jalil, acaba de amenazar con seguir el mismo camino si los demás no aceptan su apoyo al gobierno.
El Pacto de Mayo firmado el 9 de julio, en Tucumán, contó con cinco gobernadores que provienen del peronismo. No solo Jaldo y Jalil, también el cordobés Llaryora -cuyos diputados no pertenecen al bloque de UxP-, el “kirchnerista” Zamora de Santiago del Estero, el “massista” Sáenz de Salta. Por otro lado lo que une a estos gobernadores con Milei atraviesa a otras “tribus” peronistas formalmente en la oposición pero entusiasmadas con el Rigi y la aceleración de los negocios mineros.
La viabilidad del intento de “unificación” de un sector depende del desarrollo de la crisis general y de la división de la propia burguesía.
¿”Reindustrialización” con el FMI?
Aunque no se conocen los lineamientos del plan económico que se está elaborando por parte del encuentro armado por Moreno, el hecho de que se lo conciba en términos de un compromiso con el FMI ya es toda una definición política por adelantado. Cristina Kirchner se refirió en su cuenta de X a la decisión del gobierno de salir a vender dólares del Banco Central para achicar la brecha cambiaria. Señaló que Milei debería admitir que el problema central de la Argentina no es el déficit fiscal sino la “escasez de dólares”. Ninguno, sin embargo, señala que la causa de esa sangría, es el pago de la deuda. Importa destacar que -en la mejor de las hipótesis- si la Casa Rosada lograra cumplir la meta de superávit fiscal, el mismo alcanzaría para cubrir apenas el 20 por ciento de los vencimientos del 2025, que por todo concepto ascienden a la friolera de 50.000 millones de dólares.
La deuda es impagable y se ha transformado en una bola de nieve que se ha vuelto una hipoteca insostenible para la economía nacional. En apenas seis meses, Milei ha hecho la proeza de aumentarla en 70.000 millones de dólares, y hoy asciende a 442 mil millones, esto sin contar las deudas del Central, provincias y municipios. En segundo término, los dólares han ido a financiar la fuga de capitales. El dólar blend, precisamente, consiste en destinar el 20 % de las divisas que entran a alimentar el mercado financiero. Este mecanismo es reforzado a partir de los anuncios económicos que se acaban de conocer aplicando el total de las divisas que se liquiden de ahora en más a ese destino. El kirchnerismo ha hecho lo mismo cuando le tocó gobernar. Cristina se ha jactado más de una vez de ser una pagadora serial de la deuda, a lo que habría que agregar que bajo sus dos mandatos la fuga de capitales superó los 100 mil millones de billetes verdes.
La función del FMI, como es sabido, es garantizar el cobro de esa deuda usuraria, velando por los intereses de bonistas y acreedores. El sometimiento a los organismos financieros internacionales, por lo tanto, es incompatible con una salida de la postración histórica de Argentina. Hablar de un “plan de reindustrialización” del país al margen de una ruptura con el FMI es una impostura. El repudio y el cese del pago de la deuda usuraria es el punto de arranque de una reorganización integral del país que debe partir de la nacionalización de la banca y el comercio exterior de modo tal de permitir un planificación y un uso racional del ahorro nacional en función de un desarrollo autónomo de las fuerzas productivas y una satisfacción la necesidades populares, o sea, privilegiar la economía de los trabajadores que viene siendo sistemáticamente avasallada por todos los gobiernos de turno, incluido el peronismo.
Una película que ya fracasó
Aunque todavía no ha tomado estado público, el “plan económico peronista”-que se lo exhibe pomposamente como un modelo “productivo e industrialista”- de ningún modo representará una superación del saqueo actual. Basta tener presente la respuesta frente al Rigi. En primer lugar, senadores de tres provincias asociados a sus gobernadores de Unión por la Patria votaron el nuevo régimen contenido en la ley Bases, dando un aval al proyecto oficial. Pero quienes no lo votaron no son una señal de un “modelo alternativo”.
Por lo pronto, Kicillof no descartó adherirse al Rigi nacional y anunció un proyecto propio para crear un Régimen Provincial de Fomento de Inversiones Estratégicas, que, según sus propias palabras, ofrecerá una “estabilidad tributaria por un período similar al que ofrece el régimen nacional”. En definitiva un complemento del régimen nacional que hasta podría significar una ampliación de su versión nacional al incluir la exención de impuestos provinciales como Ingresos Brutos y Sellos.
Esto no debería sorprender a nadie desde el momento que fue el gobernador bonaerense quien motorizó, como ministro de Economía, el acuerdo secreto con Chevron para Vaca Muerta, y más recientemente avaló la exploración offshore frente a las costas de Mar del Plata.
No hay nada nuevo bajo el sol. El plan de “reindustrialización” peronista no es más que una réplica devaluada de una película que ya vimos y que fracasó. Una auténtica transformación del país está reservada a los trabajadores.
En oposición al saqueo que promueven los partidos patronales, es necesario impulsar la nacionalización de los recursos petroleros y gasíferos y la creación de una gran empresa pública de energía que promueva un desarrollo armónico de los recursos disponibles teniendo presente el cuidado de medio ambiente, aliente una industrialización de la actividad a partir el desarrollo de nuevas industrias derivadas con mayor valor agregado y ponga fin a los tarifazos, colocando las tarifas en sintonía con los costos de explotación.
La resolución de la crisis no viene de la mano del peronismo “unificado”, que se prepara como variante ante el derrumbe del gobierno de Milei –incluso en componenda con Villarruel según se desprende de los dichos de Moreno- para hacer pasar la esencia de la política antiobrera del liberfacho. De lo que se trata es de organizar las fuerzas de los trabajadores para intervenir con sus reclamos, reivindicaciones y un programa propio de salida. Una organización que quiebre la complicidad de la burocracia sindical e impulse la lucha con los métodos de la clase trabajadora: la asamblea, el piquete, la movilización, la huelga. Ese es el propósito de las asambleas de trabajadores, jóvenes, luchadores, que reúnan al activismo político y sindical, en la perspectiva de la huelga general para derrotar a Milei y a los gobernadores de la motosierra.