Cuarentena, presión patronal y aumento de contagios
¿Fracasó la política del gobierno nacional?
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El aumento de casos de coronavirus en la Argentina, registrados el 29 de septiembre, la ubican en el top ten de países con mayor cantidad de infectados, superando a México y llegando a los 736.609 casos totales. A su vez, el incremento de muertes continúa un camino ascendente que preocupa. Con estos números, es indudable que la cuarentena dispuesta por el gobierno nacional ha fracasado, producto de las presiones efectuadas por los grupos económicos y la negligencia oficial. Ha primado el lobby y la presión económica por sobre la salud de la población; a su vez, los paliativos efectuados por el gobierno nacional no pasaron de un magro subsidio que empujó a la pobreza a millones de nuevas personas, la presión de los capitalistas también trajo aparejado el despido y suspensión de centenares de miles de personas.
En paralelo, en el interior del país se ha desmadrado la situación. Los contagios representan un porcentaje muy importante con un sistema de salud muchísimo más frágil y desfinanciado. Las presiones patronales por la apertura de las actividades económicas son más fuertes y cuentan con el visto bueno de los gobiernos provinciales y la complicidad del gobierno nacional. Esto ha generado una crisis en diversas provincias. Por ejemplo, ante el colapso sanitario y social en Orán, provincia de Salta, ha renunciado la mayoría del gabinete. En Córdoba, los indicadores son preocupantes, con el 60,7% de camas de terapia intensiva ocupadas y un crecimiento muy grande de contagios que no para. En Neuquén, la ministra de Salud plantea a los intendentes que preparen los cementerios ante el eventual aumento de la mortalidad.
En el Area Metropolitana, todos los indicadores muestran que hay una “meseta alta” extendida en el tiempo que no ve un pronto descenso. A su vez, los operativos DeTectAr, impulsados por los gobiernos, dan cuenta de una alta positividad y se muestran totalmente insuficientes para enfrentar la pandemia en esta región. El gobierno, incluso, ha desoído el pedido de los infectólogos que lo asesoran, que en una carta han planteado “aislamientos intermitentes posibilitando la apertura o cierres de zonas de acuerdo a la situación epidemiológica”. La voracidad empresarial domina el escenario político.
El nuevo anuncio del gobierno sobre la implementación del Plan Detectar Federal parece ser una respuesta a la situación planteada en el interior. Pero no se precisan los recursos destinados, aparte de haber llegado bastante tarde y desbordados por la situación actual.
La situación de los trabajadores de la salud
A todo esto, el equipo de salud está cada vez más extenuado y golpeado por las jornadas de trabajo y la cantidad de contagios. En contraposición, el “reforzamiento” del sistema sanitario planteado por el gobierno nacional no mejoró las condiciones laborales de miles de profesionales de salud, que todavía no han tenido paritarias, el bono de 5.000 pesos se mostró totalmente insuficiente. El gobierno evitó avanzar en una centralización del sistema sanitario para poder procesar la crisis con todos los recursos del sistema. Por otro lado, el Presupuesto 2021 marca un descenso de la partida para salud, ya que no estarían los “gastos excepcionales” de la pandemia. Terminaría la “guerra” sanitaria de la misma manera que la empezamos, con un sistema desfinanciado y con una merma de recursos en pos de pagar los compromisos de deuda futuros, pero con miles de trabajadores contagiados y decenas de muertos en todo el país.
El planteo del Partido Obrero
Para concluir, el papel de las comisiones internas (ATE Inti) y sindicatos independientes (Sutna) en los lugares de trabajo es fundamental en la lucha por protocolos que respeten las condiciones laborales y la vida de los trabajadores sin exponerlos a las presiones patronales. Es un camino a seguir. Actualmente, un 20% de contagiados son trabajadores esenciales. El Ministerio de Trabajo ha evitado los controles e inspecciones necesarias para cerrar los lugares donde hay contagios y se somete a la presión patronal.
La centralización del sistema de salud es más necesaria que nunca para enfrentar esta fase de la pandemia. El sistema sanitario argentino es muy frágil, por un lado, pesa la precarización laboral y el lucro detrás del sector privado y, por el otro, la desfinanciación y el vaciamiento del sector público. La situación requiere de una centralización del conjunto del sistema sanitario (público, privado, obras sociales y universidades), por parte del Estado y bajo el control de especialistas y trabajadores, para poner todos los recursos sanitarios y la información detrás del combate contra la pandemia.
Necesitamos una triplicación del presupuesto de salud, pase a planta de todos los trabajadores precarios o contratados (residentes y concurrentes de últimos años de todo el sistema, pero también otros profesionales que revisten en una situación similar), aumento salarial que cubra el costo de la canasta familiar en los lugares que no llegan, paritarias con actualización salarial que no baje del 30% en un solo pago, contra el aumento del gobierno nacional del 7% a los empleados de hospitales estatales.