Salud

16/12/2025

El alerta sanitaria por listeria en quesos La Serenísima y el "siga siga" libertario

La Anmat confirmó la presencia de esta riesgosa bacteria en una partida de queso Cremón.

Mastellone.

La empresa Mastellone Hermanos, dueña de La Serenísima, quedó envuelta en una alerta sanitaria luego de que la Anmat confirmara la presencia de Listeria monocytogenes en una partida de queso Cremón Doble Crema producida en la planta de Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires. Se trata del lote 2703, elaborado el 3 de julio de 2025 y con vencimiento el 11 de septiembre, cuyo consumo representa un riesgo grave para la salud.

La listeriosis es una enfermedad transmitida por alimentos contaminados y puede provocar cuadros severos, como meningitis, septicemia e incluso abortos espontáneos. Su período de incubación puede extenderse hasta 70 días, lo que explica la vigencia de la alerta aun cuando el producto ya no se encuentra en circulación comercial. La advertencia de la Anmat fue categórica: no consumir bajo ninguna circunstancia el lote afectado, incluso si fue conservado o congelado.

El caso expone una cadena de responsabilidades que va más allá de un “desvío microbiológico”, como intentó minimizar la empresa en su comunicado oficial. Mastellone evitó mencionar la marca La Serenísima —la más vendida de su línea de quesos— y no aclaró si la contaminación se limitó a un solo lote, sembrando incertidumbre en miles de hogares. Mientras afirma que sus contramuestras dieron resultado negativo, la propia autoridad sanitaria nacional confirmó la presencia de la bacteria a partir de análisis realizados por el Laboratorio Nacional de Referencia del Malbrán, con muestras tomadas por el Senasa.

Este episodio se inscribe en un contexto político marcado por el desmantelamiento de los controles estatales. El gobierno de Javier Milei avanza en la flexibilización y el vaciamiento de organismos clave como la Anmat y el Senasa, presentándolos como “trabas” para la actividad económica. El resultado es previsible: menos inspecciones, menos capacidad de control y más poder para las empresas que producen y distribuyen alimentos sin una fiscalización efectiva.

Mientras los monopolios alimentarios concentran cada vez más la producción y distribución, el Estado flexibiliza los controles, dejando librada la salud de millones a un régimen de control privado subordinado a los intereses del capital. La suspensión “preventiva” de una línea de producción durante dos semanas no compensa un sistema organizado para producir al menor costo posible, aun a costa de poner en circulación alimentos potencialmente peligrosos.

El caso vuelve a poner en evidencia una política deliberada de vaciamiento de los organismos que deberían ejercer controles efectivos sobre la producción y comercialización de bienes de consumo masivo. La Anmat no escapa a este proceso, que se inscribe en una orientación general de desregulación impulsada por el gobierno, como lo demuestra también el desmantelamiento del INTI y de otras áreas técnicas del Estado. En ese marco deben leerse las declaraciones de Federico Sturzenegger en el caso del fentanilo adulterado, donde se buscó correr la responsabilidad de los laboratorios y actores privados involucrados.

Los únicos que quedan expuestos son los trabajadores y consumidores. El caso de La Serenísima vuelve a demostrar que la seguridad alimentaria no puede quedar en manos de los capitalistas. La producción de alimentos es una cuestión social estratégica y debe estar sometida a controles estrictos, públicos y transparentes, con participación directa de los trabajadores del sector.

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Editorial de Gabriel Solano en 14 Toneladas T2E46. -
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