Salud

26/12/2023|1683

La aplicación del DNU de Milei sería un salto en la privatización de la salud

La desregulación completa del “mercado” de los seguros de salud privados.

Claudio Belocopitt, dueño de Swiss Medical, celebró el decreto..

El representante patronal más recalcitrante de la industria de la medicina privada, Claudio Belocopitt, saludó con entusiasmo el DNU presidencial. Es más, existen versiones que le atribuyen haber sido colaborador en su capítulo de salud e incluso de haber influido en el nombramiento de determinados funcionarios. Todo esto es verosímil si se analiza el contenido de dicho capítulo: la desregulación completa del “mercado” de los seguros de salud privados –conocidos como empresas de medicina prepaga–, cuyo negocio consiste en intermediar entre los consumidores de prestaciones de salud y prestadores como sanatorios, entidades de estudios médicos, proveedores de insumos e inclusive la industria farmacéutica.

Esta actividad ya fue desregulada a partir de la legislación aplicada por el menemismo, que eliminó para los trabajadores la obligatoriedad de pertenecer y aportar a la obra social del gremio correspondiente a su empleo y la sustituyó por la libre elección de una obra social. Un quiebre del carácter solidario de las obras sociales que apuntó a que empresas privadas de medicina se asociaran a las obras sindicales para ofrecer prestaciones a los que puedan pagarlas: los empleados con sueldos más altos y los más jóvenes. Lo que se llamó el “descreme” de la actividad. Política sanitaria que varios gobiernos trataron de complementar, sin mayor éxito, con distintas variantes de privatización del sector público –arancelamiento, hospital de autogestión, voucher– a los fines de incorporarlo como un competidor más al mercado capitalista de la medicina. Un tema que ahora puede resurgir con la concepción mileísta de “financiar la demanda y no la oferta” (voucher).

El DNU viene a extremar la desregulación. Por un lado, eliminando la intervención del Ministerio de Salud y la Superintendencia de Servicios de Salud, que establecen algunas regulaciones como topes en cuotas de afiliados, la vigilancia del cumplimiento de las prestaciones o períodos de latencia para cambiar de prepaga. Por otro, se incorporarán las prepagas al régimen de las obras sociales –Ley 23.660. El valor de las cuotas no tendrá límites, responderá a la oferta y la demanda. La elección de la prestadora de salud, al ingresar a un empleo, no requerirá, como ahora, que se realice a través de la obra social de la actividad (triangulación) ni la obra social de origen se quedará con un porcentaje de la cuota. Tampoco se establecerán tiempos de espera para cambiar de entidad; un ingresante a un trabajo puede solicitar que su aporte de obra social vaya directamente a una prepaga.

Si esta reforma se pone en marcha subirá fuertemente el valor de las cuotas de las prepagas; Belocopitt anunció aumentos de 50%. Y se facilitará el “descreme” de los mejores sueldos de una actividad por parte de las Osde, Swiss Medical, Galeno, Omint etc. Con lo cual, según algunos analistas, se concentrará el negocio incrementando el beneficio de esas empresas, y, simultáneamente, aumentará la masa de trabajadores de sueldos más bajos que, sin poder pagar un plus sobre su cuota, no tenga más salida que quedarse en la obra social más económica y de prestaciones de peor calidad.

Desde la era menemista, el sistema solidario de las obras sociales, donde los mejores sueldos ayudaban a financiar los costos de una medicina igualitaria, fue destruido para promover un sistema donde la calidad de la prestación depende del nivel de ingreso y a favor del negocio privado de empresas cuya función intermediadora es totalmente parasitaria y cuya eliminación sería un paso fundamental para tener una medicina mejor y más barata. La teoría que atribuye a la competencia un abaratamiento de las prestaciones no se verifica en la práctica; las 10 prepagas más importantes controlan más del 80% del negocio, han cartelizado así precios y costos.

Con el DNU “posmenemista” de Milei, esta medicina de mercado cobraría su máxima expresión. Como edulcorante para disimular este objetivo central, se agregan al capítulo de salud la vigencia de la receta electrónica, la prescripción de medicamentos por su nombre genérico y la autorización para que cualquier comercio pueda vender medicamentos. Todas herramientas que en su momento aplicó Ginés González García, que no mueven sustancialmente el amperímetro y serán negociables al momento del tratamiento en la bicameral, pero además vienen con guiños a la expansión de Farmacity y otras cadenas como la posibilidad de formar sociedades anónimas.

En cambio, el DNU no se refiere a Pami, siendo esta la obra social más grande del país y una poderosa caja con poder de fuego para regular valores de prestaciones y medicamentos. Tampoco es tratada la industria farmacéutica, responsable de precios inalcanzables de los medicamentos, a la vez que descincentiva la producción nacional y pública de medicamentos y vacunas. Temas todos que, presumiblemente, según la filosofía “motosierra” del DNU, tributarán a la enorme transferencia de recursos de la clase trabajadora a los capitalistas.

La burocracia sindical no ha fijado una posición sobre la reforma “libertaria” del sistema de salud. Solo hizo una denuncia genérica del DNU. Históricamente, se ha limitado a la puja por el manejo de los fondos de las obras sociales, particularmente en el reparto del Fondo Solidario de Redistribución (para financiar prestaciones caras o muy complejas). Si bien las prepagas deberán aportar al mismo, se trata de un paquete millonario que todos los gobiernos han manejado discrecionalmente y será colocado en la mesa de negociación general del DNU.

Si bien no se menciona en esta embestida el presupuesto del Estado para la salud pública, el pronóstico es que se agravará su caída histórica en nombre del déficit fiscal cero y empeorará como receptor de pacientes pobres y desocupados sin acceso a la medicina mercantilizada.

Es fundamental que las organizaciones de trabajadores de la salud y la centrales obreras encaren una campaña por el rechazo del decreto, la eliminación de la medicina privada y por un sistema de salud estatal bajo el control de los trabajadores.

https://prensaobrera.com/politicas/quienes-ganan-con-el-dnu-que-le-roba-al-pueblo

https://prensaobrera.com/sindicales/vamos-a-la-marcha-de-la-cgt-a-reclamar-paro-activo-y-plan-de-lucha